El Día de Galicia desborda Santiago de fiesta

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Miles de visitantes y peregrinos aprovecharon el 25 de julio para ver a la familia real y disfrutar de la ciudad

27 jul 2022 . Actualizado a las 00:50 h.

El 25 de julio es el Día de Galicia y también la celebración más importante del año para Santiago, su capital. Pero esto no implica que la ciudad viva la jornada bajo esta premisa, ya que los incontables miles de personas que cada año la visitan para disfrutarla, incluso para sufrir las consecuencias de tanta multitud, la sienten de mil maneras distintas. Eso sí, todas con alegría, respeto y resignación a partes iguales. En un día tan especial, Santiago parece un inmenso estudio de grabación en el que se ruedan historias muy distintas, incluso contradictorias, pero todas se desarrollan con tranquila armonía.

Poco antes del mediodía de ayer, la avenida de Xoán XXIII está atestada de personas y los únicos vehículos estacionados son furgonetas de la Policía Nacional, preparada para la inminente llegada de la familia real. «Eu prefiro ir á noria», señala el más pequeño de un grupo mientras sus padres, invitados por una pareja compostelana a las fiestas, reconocen curiosidad por ver a los reyes y a las infantas. «Cando lles dixemos que se querían ver aos reis, preguntaron se podían pedir un regalo e se había que poñer árbore de Nadal», explica uno de los adultos.

A escasos metros, un grupo de alumnas de distintas generaciones del Colegio de Fomento Monteagudo-Nelva hacen guardia por el mismo motivo tras peregrinar desde Sarria. Y cuando la comitiva pasa a gran velocidad y Felipe VI y las infantas saludan desde el interior de los vehículos, una de ellas, Lucía, ya da por ganado el día y la peregrinación. «Ver solo un segundo a los reyes ya me levanta la adrenalina», afirma emocionada antes de dirigirse con las demás compañeras a la oficina del peregrino para retirar la compostela. En este lugar, el grupo al que pertenece Javier Maluenda Lavilla ya tiene su documento y ni por asomo se plantearon acercarse a a ver a la familia real. Prefieren organizar los próximos días para conocer todo que les dé tiempo de Santiago, si bien reconocen que les hizo ilusión llegar el día 25 y les gustaría acceder a alguna misa del peregrino para ver el botafumeiro.

A medida que pasan las horas, el censo del día aumenta a pasos agigantados, en parte porque el Obradoiro y todos sus accesos están cerrados hasta que terminen los actos oficiales, y visitantes y peregrinos recorren las mismas calles porque no hay aplicación de móvil que registre los itinerarios alternativos, ni sirven las explicaciones para los foráneos, sobre todo si deambulan con la mochila en la espalda buscando su alojamiento tras caminar desde O Pino.

Tener reserva en uno de los restaurantes de referencia del Franco y no saber cómo llegar a tiempo resultó ayer casi una aventura para Paqui Medina y Francisco Gómez, granadinos enamorados del norte, que consiguieron ayuda improvisada para llegar al destino, para lo que tuvieron que sortear la manifestación del BNG y grupos con la bandera rojigualda al grito de España, aunque el rodeo les permitió disfrutar de la alfombra de la Praza da Inmaculada y de los cabezudos. «Menos mal que nos ayudaron», reconocen tras destacar que Galicia les gusta porque, dicen, «siempre nos encontramos con buena gente».

Tanta multitud, y sobre todo restricciones, también genera rechazo entre los compostelanos. «Isto xa parece un centro comercial», se lamenta Tino Quintela, mientras su compañero de ruta, Nacho Dosil, plantea una solución: «Que os actos de hoxe se fagan na Cidade da Cultura».