Benji Thorpe, el médico residente del Hospital Clínico de Santiago con más de 150.000 seguidores en Instagram

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Benji Thorpe (en la foto, con el CHUS de fondo) es uno de los médicos internos residentes de primer año del hospital de Santiago, donde se formará durante un lustro en su especialidad (cirugía). Cuenta que muchos de sus seguidores ya le han sugerido distintos lugares para visitar en Galicia, donde le ha sorprendido «la cantidad de tapas de tortilla que ponéis. Ya era fan de la tortilla, pero ahora mucho más», dice el «influencer».
Benji Thorpe (en la foto, con el CHUS de fondo) es uno de los médicos internos residentes de primer año del hospital de Santiago, donde se formará durante un lustro en su especialidad (cirugía). Cuenta que muchos de sus seguidores ya le han sugerido distintos lugares para visitar en Galicia, donde le ha sorprendido «la cantidad de tapas de tortilla que ponéis. Ya era fan de la tortilla, pero ahora mucho más», dice el «influencer». PACO RODRÍGUEZ

El «influencer» malagueño eligió la capital gallega y se incorporó al equipo de cirugía general y aparato digestivo del CHUS hace un mes y medio

18 jul 2022 . Actualizado a las 09:32 h.

Es un trotamundos, pero nunca antes había estado en Galicia. Benji Thorpe se ha convertido en una de las estrellas de Instagram más importantes en España compartiendo imágenes de viajes, estilo de vida y moda con sus más de 150.000 seguidores. Y su otra gran pasión, la medicina, ha traído al creador digital malagueño a Santiago. A finales de mayo se incorporó al equipo de cirugía general y aparato digestivo del CHUS como médico interno residente.

«Tenía claro que quería hacer cirugía, desde que empecé la carrera en Málaga. Para mí estar en el quirófano no es trabajar, es hacer algo que me gusta», cuenta el andaluz de 28 años, hijo de un británico y una española. Cuando tuvo que elegir plaza, se debatió entre una en Marbella —donde trabaja su mejor amiga de pediatra y estaría a media hora de su casa y su gente— y la del Clínico de Compostela. Reconoce que el clima gallego y vivir tan lejos de su hogar jugaban en contra de la segunda opción, aunque no llegaba a descartarla porque «al pedir plaza era muy importante para mí formarme en un hospital grande y con un bagaje, que me abriese puertas y no me las cerrase, y me brindase todas las posibilidades. Este, además, está muy ligado a la investigación y a la universidad, y es un plus a la hora de hacer una tesis, por ejemplo. No quería escoger solo por comodidad y quedarme desactualizado en un centro en el que no se hacen operaciones abiertas o laparoscopias», expone.

Y fue una influencer con raíces gallegas, Erea Louro, la que le dio el empujón final que necesitaba. «Ella me quitó el miedo», reconoce Benji. Le habló de la calidad de vida en Galicia, de sus playas, su gente, su gastronomía... Estaban en Nueva York, en uno de sus viajes, y hasta se fue a probar con ella su primer pulpo á feira y godello en un restaurante que dirige un gallego en el barrio neoyorquino de Little Italy. Para terminar de decidirse, habló con un mir del CHUS, quien acabó de despejar sus dudas. Eso sí, «lo primero que hice al llegar fue comprar un paraguas y un chubasquero, porque no tenía». Por ahora, dice estar sorprendido «para bien» con el buen tiempo.

Benji convive entre dos mundos muy distintos, pero «no son incompatibles», afirma. «He escogido una profesión muy respetada socialmente. La gente ha visto todo mi proceso en la carrera, estudiando incluso cuando estaba de viaje, aunque no es el contenido principal en mis publicaciones y no se pisan», destaca. Sobre los prejuicios por su faceta como instagramer en el mundo de la cirugía, asume con naturalidad que puede haberlos, «pero yo no puedo cambiar la percepción de los demás, salvo que tenga el suficiente tiempo para que me conozcan». Y, aunque entre sus compañeros de hospital sí ha comprobado que tiene algún seguidor en redes sociales, todavía no se ha topado con un paciente que lo reconozca: «En Málaga sí me pasaba, pero aquí la mayoría de mis pacientes son mayores. Hasta que no me toque un apendicitis, con alguna persona más joven, es difícil que suceda. Igual alguna vez me pasa», comenta.

¿Y cómo fue su primer aterrizaje en Galicia? La primera semana y media estuvo buscando piso y, a pesar de que ha constatado que «no es nada fácil encontrar un alojamiento de larga estancia», encontró uno en la Praza Roxa, a medio camino entre el centro de la ciudad y el hospital, y asegura que ha tenido la fortuna de toparse con una «casera que es adorable». «En Santiago me ha sorprendido todo para bien y, por ahora, no he tenido ninguna decepción. Es una ciudad que tiene muchísima vida juvenil, como Málaga, y ves siempre gente en la calle. No tengo esa sensación de nostalgia. Ayuda, claro, haber venido en verano», apunta. Además, «a los tres residentes de primer año que somos de fuera nos han acogido muy bien, hay mucha piña entre nosotros», añade agradecido.