Cuando se acabó la financiación, empecé a buscar opciones para continuar la carrera posdoctoral, hice entrevistas en Europa y estaba casi decidida, cuando me surgió la posibilidad de incorporarme en el grupo de investigación Oncomet [de Oncología Traslacional, y a finales del 2013 me vine para Santiago. Me contrataron para participar en un proyecto europeo, en colaboración con el INL, un centro de Braga, hasta mediados del 2015. Entonces se consiguió la unidad mixta de investigación del grupo Oncomet con la multinacional farmacéutica Roche y comencé a liderar una de las líneas de Roche, con estudiantes a mi cargo, y pidiendo y gestionando proyectos, hasta finales del año pasado. Entonces conseguí un contrato de la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc), que financia ahora mi trabajo; es para 4 años, aunque se debe evaluar a los 2 años».
Clotilde admite que «para optar a ciertos contratos hay un período limitado a partir de la lectura de la tesis. Y cuando acaba la posibilidad de optar a esos contratos, el futuro es más incierto, porque tendrías que depender totalmente de que el grupo pueda financiarte. Con la Ley de la Ciencia se supone que los contratos deben tener una continuidad», afirma.
Su investigación se centra «en el cáncer de mama metastásico, enfocada al estudio del material tumoral circulante que se encuentra en sangre, mediante técnicas de biopsia líquida, para la búsqueda de biomarcadores, tanto de respuesta al tratamiento como de resistencia».
Clotilde Costa ha sido madre durante este tiempo de investigadora profesional: «En Europa el apoyo por maternidad es un poco mejor que en España, pero es una barrera todavía». De la carrera científica sostiene que «lo peor son sobre todo la falta de opciones, la burocracia, el ver que no hay mucho por donde puedas ir, independientemente de que tengas una buena trayectoria, de que tu línea de trabajo funcione, de que publiques de forma continuada… creo que son exigencias que no ocurren en ningún otro trabajo. Es muy complejo conseguir financiación tanto para el salario como para poder realizar proyectos con la tecnología necesaria. Y sobre todo hay mucho tiempo que se pierde en burocracia, que no puedes dedicar a la ciencia».
En el programa de Aseica, Clotilde estuvo en Moaña, en el colegio donde estudió, el de Tirán. «Es una iniciativa valiosa para acercar la ciencia y las mujeres investigadoras a los jóvenes. Me hicieron un montón de preguntas sobre el día a día en el laboratorio. Fue una experiencia muy interesante», valora.
Paula Carpintero: «Investigamos para aportar soluciones a pacientes»
Paula Carpintero, bióloga, es una de las profesionales del grupo de María Mayán, y también participó en la iniciativa impulsada por Aseica. «Es importante visibilizar el papel de la mujer en ciencia, más allá de una bata de laboratorio. En mi intervención les conté mi trayectoria profesional y respondí a muchas preguntas interesantes».
Paula Carpintero es de Lugo, donde estudió hasta finalizar el bachillerato. «Después, como era una persona muy curiosa y que me gustaba entender cómo funcionaban las cosas, decidí estudiar Biología en la Universidade da Coruña. Posteriormente me incorporé al Instituto de Investigación Biomédica para iniciar mi tesis doctoral. El doctorado me permitió estudiar en profundidad un tema concreto, te abre muchas puertas, te permite viajar, asistir a congresos en España e internacionales para estar al día; y en mi caso visitar otros laboratorios, uno de ellos en Estados Unidos durante 3 meses».
La tesis doctoral abre también opciones profesionales «no solo la universidad, también en empresas privadas que tienen departamentos de I+D+i o en los hospitales donde hoy día se hace ciencia de gran calidad. El Inibic es el instituto de investigación del CHUAC lo que nos permite estar en contacto con clínicos para conocer los problemas que tienen para tratar a los pacientes; nosotros enfocamos nuestros proyectos de investigación para aportar esas soluciones y utilizamos muestras biológicas de pacientes, con las que trabajamos diariamente».
Paula defendió la tesis en el 2015. Después realizó una estancia posdoctoral de tres años en Londres. Regresó en el 2019 al Inibic, donde ahora es investigadora posdoctoral sénior. «Trabajo fundamentalmente en cáncer de mama, en la búsqueda de biomarcadores para aumentar la eficacia de un los inhibidores CDK4/6, que nos permitan predecir tanto la respuesta del paciente como a mejorar la respuesta al tratamiento. Estos inhibidores actúan a nivel de ciclo celular. Buscamos estrategias y marcadores que nos permitan predecir y mejorar su eficacia».
Paula admite que la carrera investigadora «es muy dura, sobre todo a nivel hospitalario, por la falta de planes de estabilización y porque todo el tiempo estamos en búsqueda de financiación, en España hay menos oportunidades que en otros países de Europa y del mundo. Aunque desde mi experiencia personal puedo decir que te da más satisfacciones que disgustos».
María Mayán: «Buscamos nuevas terapias para tratar mejorar el cáncer»
María Mayán, jefa del Grupo CellCOM del Inibic (el Instituto de Investigación Biomédica) de A Coruña, valora que esta iniciativa resultó muy positiva «para que en los colegios conozcan la investigación que se hace en nuestra área sanitaria. Que sepan en qué investigamos. El alumnado presta atención y se sorprende de que hagamos investigación puntera en A Coruña.
También de que haya mujeres científicas jóvenes. Es bueno que vean que hay gente joven haciendo ciencia de calidad y competitiva internacionalmente en A Coruña. Que se sientan identificados, que vean que son gente que estudió en sus colegios y que ellas también pueden ser científicas. Es interesante sobre todo despertar vocaciones científicas en niñas, para romper esos roles de género».
La carrera científica de las mujeres no es fácil, admite María: «Llegan muchas a ser investigadoras predoctorales, posdoctorales o personal técnico; pero pocas a jefas de grupo y a puestos de dirección. En los órganos de gobierno y en las posiciones de mando donde se toman decisiones no llegamos al 15 %, depende del organismo».
María Mayán nació en Porto do Son. Estudió Farmacia en Santiago y amplió su formación e hizo la tesis doctoral en el Centro de Investigaciones biológicas Margarita Salas del CSIC, en Madrid. Después pasó cuatro años de posdoctorado en Londres, hasta que volvió para A Coruña y se integró en el Inibic en el 2010: «Desde el 2014 lidero mi grupo de investigación, donde ahora mismo estamos enfocados en el área del cáncer, en estudiar mecanismos y desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para aumentar la eficacia de las terapias dirigidas y las inmunoterapias en cáncer metastásico. El principal problema que tenemos en cáncer ahora es que tenemos terapias muy buenas dirigidas contra determinados tipos tumorales, pero normalmente desarrollan resistencias, hay pacientes que no responden a esas terapias; y entre quienes responden, en general más de un 70 % acaban desarrollando resistencias. Hay que buscar nuevas dianas y desarrollar nuevas terapias combinadas para evitar esas resistencias y que se pueda cronificar o curar más pacientes», manifiesta.
Por eso «en el Inibic tratamos de buscar nuevas dianas y nuevos fármacos, que nos permitan combinarlos con las terapias actuales, para evitar las resistencias a esos fármacos tan activos en tumores con metástasis. Son terapias dirigidas, no la quimioterapia», agrega. María Mayán explica que trabajan con diferentes «tipos tumorales». Y es así, dice, porque «antes se hablaba de cáncer de mama, cáncer de pulmón o cáncer de colon. Pero ahora a muchos de ellos podemos distinguirlos por las mutaciones que tienen. Por ejemplo, nosotros trabajamos con tumores con mutaciones en los genes BRAF y BRCA1, que están presentes en tumores como el melanoma, cáncer de pulmón, de colon, de mama y otros. Por eso las terapias en que trabajamos tienen aplicación para diferentes tipos de tumores. En el laboratorio nos adelantamos según los resultados de ensayos clínicos prometedores y enfocamos nuestro trabajo en estas terapias dirigidas contra estos genes mutados para evitar la resistencia a la mismas».
El grupo de María Mayán lo integran unas 20 personas. Además de especialistas que ejercen en el Inibic y en el Chuac (el Complexo Hospitalario Universitario A Coruña), donde la mayoría son doctores en biología, lo forman especialistas de la unidad de mama del Chuac, de radiología, dermatología y colaboran en la medida de lo posible con otros servicios de cirugía, oncología o anatomía patológica del complejo hospitalario.