Ellos cruzaron miles de kilómetros para estudiar en la USC y hoy son de sus mejores embajadores

SANTIAGO CIUDAD

La mexicana Salma y el italiano Nicola pasan sus últimos días en Santiago, ciudad que dejan con pena y de la que hablan maravillas
14 jun 2022 . Actualizado a las 09:14 h.Es la primera vez que Salma Selem pisa Europa. La mexicana, de Veracruz, llegó en enero a Compostela y se ha convertido en una de las mejores embajadoras de esta ciudad y de su universidad. «Yo siempre había oído hablar del Camino de Santiago y me intrigaba mucho conocer un sitio tan multicultural como este. Empecé a buscar oportunidades para venir a estudiar aquí y surgió la opción de hacer un intercambio con la USC», relata la alumna de cuarto curso en Administración y Dirección de Empresas. Tras un intenso semestre, el próximo mes hará las maletas de regreso. «No me quiero ir. Me lo he pasado muy bien y crecí tanto de manera personal como profesional. Yo era muy, muy, tímida y ahora hablo con cualquier persona. Aquí hice muchos amigos, de España y otros países. Quizás, lo que más me sorprendió, es que este es un lugar muy seguro, en el que puedes caminar en la madrugada sin peligro», indica una joven de 22 años que echará especialmente de menos sus paseos por el casco monumental, descubriendo su historia y recovecos. Lo que más llamó la atención a su familia y amigos en México, además de la Catedral, es que aquí pongan tapas gratuitas con un refresco. «No podían creer que te regalasen las croquetas», comenta entre risas. Destaca, por otra parte, el nivel de la enseñanza y dice estar ahora «mucho más preparada», por lo que se sentía en deuda con la USC y con una ciudad que la acogió con los brazos abiertos.
Por eso decidió convertirse en una de sus embajadores digitales. «Era lo mínimo que podía hacer», dice. De tal forma, ha compartido su día a día como estudiante extranjera a través del perfil de Facebook e Instagram de la USC Internacional. Se trata de un programa impulsado por el servicio de captación internacional universitario, en el que cada mes narra su experiencia un alumno de otra nacionalidad desde un punto de vista informal y próximo a los chicos de su edad, contando sus primeras impresiones, lo que más le chocó, sus rincones favoritos... La figura del embajador digital es una tendencia muy en boga en las universidades europeas, sobre todo en países nórdicos, y una forma de darse a conocer entre las nuevas generaciones de una forma distinta. Para la Universidade de Santiago, sus estudiantes internacionales se han convertido en importantes prescriptores de la institución cuando vuelven a sus centros y países de origen, compartiendo sus vivencias. De hecho, se ha podido constatar a través de una encuesta que casi la mitad de los participantes en programas de movilidad conocían la USC gracias a referencias de anteriores alumnos.
Como ella, Nicola Napolitano, de la región de Puglia (con familia paterna de Nápoles, como su apellido) y alumno del grado en Lengua y Literatura Modernas, se convirtió en embajador digital de la USC. En su caso, para trasladar «una imagen bonita de aquí y de lo bueno que está haciendo esta universidad». Él llegó desde la de Ferrara, también en enero, cuando había más restricciones por la pandemia, lo que no le ha impedido disfrutar de la experiencia. Relata, con un envidiable castellano, que este es su tercer intercambio en España. Eligió Santiago porque «no conocía nada de Galicia, ni una sola imagen», y no se arrepiente de haberlo hecho, «aunque el gallego me resultó al principio complicadillo y me costó bastante acostumbrarme al tiempo. Todo el mundo me decía que aquí llovía mucho. Sin embargo, enero fue un mes soleado y resultó un poco decepcionante porque yo venía con otra idea», apunta este joven risueño que empezó a estudiar español con 12 años y a sus 23 realiza un máster para enseñar la lengua. A finales de mes vuelve a Italia y añorará, dice, el café después de clase en el Big Bar Theory de Vista Alegre, las noches en el Blaster, la tortilla de La Tita y las pizzas deL Santoro que lo hicieron sentir como en casa.