La reacción

Ignacio Carballo González
Ignacio Carballo LA SEMANA POR DELANTE

SANTIAGO CIUDAD

12 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Qué más nos puede ocurrir?, se preguntaba la gente en la calle el pasado viernes al mediodía, nada más conocerse en la ciudad el accidente ocurrido durante el montaje del escenario principal del festival O Son do Camiño. En esos momentos se sabía que el hundimiento de la estructura había atrapado a varios trabajadores, pero no la dimensión exacta de la tragedia. Como ese viento de veinte, treinta kilómetros por hora... qué más da, que ayudado por un efecto vela pudo tumbar la torre del escenario, por esas mismas calles corrió horas más tarde una sensación de alivio porque, en primera instancia, no había que lamentar ningún fallecido, y también, al mismo tiempo, un sentimiento de preocupación por el estado de los dos heridos graves que permanecen ingresados en el Hospital Clínico. Y sensación de tranquilidad porque, pese a todo lo que pueda ocurrir, estamos en buenas manos. Por desgracia, ocasiones hemos tenido de comprobarlo en los últimos años, y no voy a entrar en detalles de la memoria para no amargarles el domingo. Pero es de justicia reconocer la reacción de todo el dispositivo de emergencias que el viernes, al primer toque de alerta, se movilizó ipso facto. En el Clínico, por citar un ejemplo, el despliegue fue espectacular en solo unos instantes. Todos a una. Los equipos sanitarios, las policías nacional, local y autonómica, los bomberos, grupos de protección civil y supramunicipales de emergencias... Tiempo habrá para esclarecer las circunstancias del accidente, y en ello están trabajando todas las instancias implicadas, desde la inspección laboral hasta el juzgado de guardia, pero, por desgracia, una vez más, la capacidad de respuesta de la ciudad ha sido puesta a prueba y la ha superado con excelencia. Hoy estamos hablando de un accidente que quedará en la memoria porque pudo tener consecuencias fatales, y finalmente —es de esperar que así concluya su narración—, serán menores. Y es bueno que, con todas las salvedades y reajustes técnicos que haya que adoptar, no se haya suspendido el festival, para no interrumpir la vuelta a la normalidad a la que eventos festivos como este contribuyen decisivamente. Eso sí, con homenaje para todos los trabajadores que lo hicieron posible y tuvieron en grave riesgo sus vidas.