El testigo dejó una nota en el coche dañado con la matrícula del Toyota y su teléfono de contacto. La placa coincidía con el coche propiedad del acusado, que además también respondía perfectamente a la descripción física que la víctima dio de él en el juicio: un hombre alto, delgado, de entre 40 y 50 años y con poco pelo, como afeitado. La mujer, además, también dejó claro que el vehículo del conductor con el que había mantenido la discusión era un Toyota de color oscuro, como es el del procesado.
De este modo, el argumento del acusado con el que pretendió librarse de la condena quedó desbaratado y, al margen de la multa que le han impuesto —que de no pagar se traducirá en cuatro meses y medio de privación de libertad—, tendrá que abonar a la víctima la factura de la reparación de los rayones: 924,79 euros de materiales y 176,30 de mano de obra, más 224,93 de IVA.