O Tangueiro regresa con la recuperación de los valores de la familia fundadora

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Los nuevos gestores, Adeni, Lourdes y dos hijos, emulan el estilo de Carmen Vázquez

19 may 2022 . Actualizado a las 11:16 h.

Corría el año 1923 cuando José Vázquez Otero, un empresario visionario, compró una casa en San Lázaro que sería para siempre identificada como «O Tangueiro», el apodo con el que se conoce a la familia Vázquez, porque «su primer oficio era el de reparar tangueiros». La casa fue primero un ultramarinos, y las cuadras, una hospedería. El abuelo de Carmen Vázquez Marzoa —la última de los Tangueiro que gestionó el local— compaginó las labores en el ultramarinos con la venta de pulpo por las ferias. Un día se le ocurrió que este manjar podía ser un reclamo perfecto para las jornadas dominicales en San Lázaro. Y no se equivocó. María, hija de Carmen, recuerda que la dote que José Vázquez entregaba a sus hijas —tuvo 5 mujeres y 4 hombres— era el equipo para la preparación y venta de pulpo en las ferias. Muchos de ellos acabaron emigrando. El tiempo fue transcurriendo y, en 1945, nacía O Tangueiro, como se conoce en la actualidad. El impulsor fue Honorato Vázquez Carollo, el más pequeño de los hijos de José y padre de Carmen, que asumió el local con 17 años al morir su progenitor. El joven dejó las ferias por una vida más estable, pero abrió nuevas líneas de negocio. En 1960 fundó una panadería e impulsó otras empresas familiares, hasta llegar a tener 100 empleados. En su expansión estuvo acompañado de Felisa Marzoa Rozas, a la que conoció trabajando en el local. Honorato falleció en 1993, sin poder asistir al bum del Camino de Santiago. Fue entonces cuando Carmen y su marido, Salvador López Rouco, asumieron en solitario el local. La muerte prematura de Salvador, en el 2001, dejó a Carmen y a sus dos hijas sin casi fuerzas para llevar todos los negocios, y decidieron alquilar O Tangueiro a uno de los empleados más veteranos. Tras unos años de gestión con claros y oscuros, el local cerró en el 2020 y Carmen recuperó el timón. Fueron necesarias muchas semanas de limpieza y de trabajos de restauración antes de iniciar la «búsqueda de una persona que recuperará el legado de O Tangueiro», apunta María. Lo hicieron en silencio. «Eran pocos los que sabían que buscábamos un nuevo inquilino, porque no era una cuestión de precio, sino de encontrar a alguien que fuera agradable, honrado, responsable y que recuperará el espíritu de trabajo y el esfuerzo de nuestra familia». En el camino de Carmen se cruzó Adeni, natural de Bosnia, de una familia de hosteleros y afincada desde hace 18 años en Santiago. El cabeza de familia es el nuevo Tangueiro junto a su mujer Lourdes y sus hijos Malik y Diego Adeni García, de 25 y 20 años. «Ahora sí. Cuando entró en O Tangueiro, vuelvo a casa. La comida casera, el trato al cliente... Se respiran los valores de mi familia», apunta María.