Nace una nueva asociación para dinamizar la vida de la zona
12 may 2022 . Actualizado a las 14:44 h.
Entre los comerciantes, hosteleros y vendedores ambulantes crece el malestar por la decisión del Cabildo de mantener cerrada, de lunes a viernes, la puerta norte de la Catedral. Se trata de la salida por la Praza da Inmaculada, que solo se abre cuando el flujo de visitantes en el interior del templo es muy alto. Algo que, por ahora, solo ocurre en las jornadas festivas y en los fines de semana.
Los comerciantes que regentan los tres puestos ambulantes situados en el exterior de la Catedral explicaron que «inicialmente dijeron que era por las obras, después por el covid y ahora por seguridad, pero le pagamos a la Iglesia 900 euros mensuales por las tiendas». Aseguran que las ventas cayeron al perder el flujo de personas que «salían por aquí, y que ahora se llevan por la tienda de Catedral», afirma Jorge, uno de los tres comerciantes de la Praza da Inmaculada. Una lectura que comparte Ramón Nóvoa, presidente de la nueva asociación de comerciantes y hosteleros A Porta Norte Compostela. A la pérdida de estos turistas se suman, según los vendedores, «la competencia desleal» de los ambulantes autorizados por el Ayuntamiento, que «genera una imagen mala, y además se ponen gratis». Algún comerciante planteó dejar el puesto de la iglesia, y «pedir permiso de ambulante: gano más», dijo.
Los comerciantes y hosteleros de Acibechería, Inmaculada, Vía Sacra y Tras Quintana reclaman la apertura de la puerta de la Catedral todos los días, y tienen previsto organizar eventos dinamizadores. Nóvoa apuntó que buena parte de los negocios de la zona dependen casi en exclusiva de los turistas y de los peregrinos, pero «cuando bajan por la calle vienen enfocados en el arco, por lo que al perder los que salen [de la Catedral] por la Inmaculada, los negocios se resienten». Ramón Nóvoa solicitó, en marzo y en abril, sendas reuniones con responsables del Cabildo para hablar de este asunto, pero «no se recibió respuesta». Tampoco fueron recibidos por el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, con el que quieren hablar sobre los puestos de medalleras en la plaza. Considera que «no se trata de artesanos, sino que venden lo mismo que los comercios, y además ponen toldos y comen en el puesto», lo que supone una degradación de la calle, además de «una competencia con reglas desiguales».