El acusado de una ola de robos en coches en Santiago cae porque vendía el botín a tiendas de segunda mano

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago, acogerá la sesión.
La sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago, acogerá la sesión. XOÁN A. SOLER

La Audiencia le ha condenado a 16 meses de cárcel, pero no pudo probarse que fuese él quien rompió las ventanillas de 15 vehículos

07 may 2022 . Actualizado a las 01:15 h.

Vender objetos robados no sale gratis. A un compostelano le ha costado una pena de 16 meses de cárcel que la sección sexta de la Audiencia, la que tiene su sede en Santiago, acaba de confirmar en todos sus términos al rechazar el recurso de apelación que había presentado el acusado.

Los hechos ocurrieron en el 2018. La sentencia declara probado que el acusado acudió en cinco ocasiones a dos tiendas de segunda mano situadas en el Ensanche de Santiago para vender objetos de procedencia ilícita, ya que todos ellos habían sido robados del interior de vehículos a los que les habían roto las ventanillas cuando estaban aparcados en la ciudad.

La primera de esas cinco ventas se produjo el 26 de marzo del 2018. Fue una cámara Canon con su cargador y su tarjeta de memoria que formaba parte del botín que se llevó el ladrón de su coche dos días antes cuando estaba aparcado en la calle Santiago Apóstol.

El 2 de abril de ese mismo año el condenado acudió al mismo establecimiento para vender unas gafas de sol marca Jaguar que al dueño le sustrajeron, junto a otros objetos, del interior de su coche el 30 de marzo en Camiño de Ameixaga.

El 12 de abril, volvió a esa misma tienda de segunda mano con un altavoz bluetooth robado entre los días 9 y 11 de su coche, que estaba estacionado en la calle Costiña do Monte. Nuevamente, el procedimiento fue la rotura de una de las ventanillas.

Las dos últimas ventas por las que este acusado ha sido condenado por un delito continuado de receptación se produjeron el mismo día, el 12 de abril, y en una tienda de segunda mano diferente a las anteriores. Fueron unas gafas de sol marca Rayban y unos prismáticos Werlisapocket con funda y una navaja multiusos Vitorinox Wenger. Ambos fueron sustraídos del interior de vehículos aparcados en las calles Proxecto Vagalume y Betanzos, entre uno y dos días antes de la venta.

De la dimensión de la ola de robos en vehículos que se produjo en aquellos días en Santiago habla bien claro el hecho de que en el juicio no se pudiera acreditar que el acusado fuese el autor de nada menos que de quince casos que se produjeron en la ciudad, todos ellos de similares características.

El acusado alegó que compraba los artículos en mercadillos

En su recurso ante la Audiencia, el acusado alegó que los objetos robados que vendió los había obtenido en mercadillos de segunda mano en los que personas particulares bajan de sus casas cosas que ya no usan y citó uno como ejemplo, al que se refirió como el del Caracol, del que los policías que declararon en la vista dijeron que no existía.

En su sentencia, la Audiencia compostelana no ve creíble esta explicación porque «no consta probada la existencia de los referidos mercadillos de segunda mano» pero también por los «escasos importes obtenidos con la venta en los establecimientos». Es decir, que no resulta creíble que los dueños de los artículos, en lugar de venderlos directamente en la tienda de segunda mano, se los entregaran a él a cambio de un precio mucho más bajo.

Esta versión del mercadillo, además, no la dio el acusado hasta el momento del juicio, lo que también ha contribuido a que no resultase creíble a la hora de analizar su recurso.