01 may 2022 . Actualizado a las 05:10 h.

Cerró Feijoo su ronda de despedida de las ciudades gallegas con el Consello que dejó reconfirmadas inversiones en Santiago por 120 millones de euros. No hubo sorpresas, porque estaban anunciadas en mayor (la ampliación del Clínico y la Cidade Administrativa) o menor (el plan de movilidad peatonal y ciclista) medida. Cierra así Feijoo su relación con Santiago como presidente de la Xunta sin alharacas, sin gestos extraordinarios con la ciudad con la que más se relacionó personal y políticamente a lo largo de su vida. Muchos compostelanos habrán echado de menos las querencias fraguianas apasionadas hacia Santiago en tiempos de construcción de la capitalidad, pero ese no era el papel de Feijoo como jefe máximo de la Xunta, y sí el de ser presidente, y alcalde, de todos los gallegos. No se le pueden reprochar agravios hacia Santiago, como tampoco favoritismos, por mucho que algún regidor haya querido engañar a sus convecinos con ese falso mantra por puro interés electoral. Más aun, a Feijoo se le puede achacar desde Santiago el no haber engordado la capitalidad al mantener una aportación sistemáticamente deficitaria para sufragar los costes cotidianos derivados de tal condición, o al no haber abierto un frente con Madrid para reavivar el Consorcio da Cidade. Por supuesto, quedan otras asignaturas pendientes, en servicios sanitarios de proximidad como el demandado nuevo centro de salud de Conxo, o educativos como la sede de la escuela oficial de idiomas, y otras en infraestructuras que perjudican la conectividad de Santiago, en especial el peaje de la AP-53 y completar la AG-59. Pero ahora se abre un capítulo nuevo que Feijoo protagonizará desde Madrid. También a favor de Santiago.