Susto para sesenta pasajeros en un vuelo de Nueva York al volar sobre Galicia

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Lucy Nicholson | REUTERS

Las autoridades aéreas abren una investigación para dilucidar un incidente que hizo descender al avión desde 35.000 pies a 12.000

26 abr 2022 . Actualizado a las 18:38 h.

Todo transcurría con relativa normalidad seis horas y media después de haber despegado del aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York y la tripulación se disponía a prepararse para encarar el último tramo antes de llegar a Madrid-Barajas. Pero las luces y señales de alarma se activaron de repente en la cabina del Boeing 767 con el que la aerolínea norteamericana Delta Air Lines suele cruzar el Atlántico en su ruta con la capital de España. El avión sobrevolaba Sigüeiro, en las inmediaciones de Santiago de Compostela, y era seguido desde el puesto de control aéreo del noroeste cuando los 59 pasajeros se despertaron con un sobresalto tras advertirles el comandante por la megafonía de cabina que se pusieran las mascarillas de oxígeno que se habían desplegado sobre sus cabezas. Aquella madrugada del pasado 8 de febrero el avión había alcanzado el continente europeo unos minutos antes en Camariñas, a las 6.34 horas a un altura de 37.000 pies (11,2 kilómetros) y a 445 nudos de velocidad (824 kilómetros por hora). Pasó junto a la capital de Galicia a poco más de 34.000 pies y dos minutos después, cuando se situaba sobre Vila de Cruces, llegó el descenso repentino. 

web

Las autoridades aéreas españolas han abierto una investigación sobre esa maniobra y qué fue lo que obligó a la tripulación a pasar de más de 30.000 pies de altura a solo 12.000 cuando el avión de Delta Air Lines pasaba sobre Monforte de Lemos. No retomaría una altura normal, de 28.000 pies, hasta que se situó sobre la capital de la provincia de Zamora, para volver a descender a la altura de Ávila en la operación ya programada de aterrizaje en Barajas. 

Las investigaciones preliminares dadas a conocer por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil indican que el avión recibió en aquella jornada «una indicación de fallo del sistema de presurización automático de cabina» cuando llevaba aproximadamente solo dos horas de vuelo y cuando ya estaba situado sobre el océano. Desde ese momento, la tripulación empezó a controlar manualmente la presión de cabina. Pero cuando había pasado Compostela se acabó de despresurizar el interior, un incidente considerado en aviación como grave, pero que precisamente por ello es de los más entrenados en los ejercicios de simulación para combatir sus posibles consecuencias. 

La despresurización se produce cuando falla el bombeo de aire comprimido en la cabina del avión y se pierde la presión constante debido a una avería en el sistema de presurización o en la estructura del avión, que es cuando la ausencia de oxígeno se produce de manera más rápida e intensa. La presión del aire disminuye cuando aumenta la altitud, lo que no es un problema en los aviones si funciona el sistema de presurización y no hay fisuras en el fuselaje. Si no es así, el peligro puede llegar a ser mortal para todos los ocupantes de la aeronave. 

En el caso del vuelo entre el JFK y Barajas de Delta Air Lines, la investigación del caso constata que «la tripulación tuvo que hacer uso de las máscaras de oxígeno y las mascarillas de oxígeno se desplegaron para los pasajeros», con lo que evitó el peligro de manera correcta, aunque parte de los viajeros y tripulación notasen los efectos de falta momentánea de oxígeno y el descenso vertiginoso obligado en estos casos. Los síntomas habituales en situaciones así entre los ocupantes son mareos, dolor de oídos y en la parte frontal de la cara o en los senos nasales, por la diferencia de presión.

«La tripulación declaró emergencia, descendieron y posteriormente pudieron continuar el vuelo aterrizando en el aeropuerto de destino con normalidad», concluye la investigación, que señala también que «los ocupantes de la aeronave resultaron ilesos y la aeronave no sufrió daños».

El aparato, que realizó su primer vuelo en enero de 1999 y siempre perteneció a la compañía Delta, cuenta con 42 filas de asientos repartidos entre dos pasillos. En total suman 226 plazas, por lo que ese día solo tenía una ocupación del 26 %.