«Se observó que quienes recibieron la hipotermia tuvieron niveles más altos de la proteína. La hipotermia tiene mucho potencial en enfermedades neurológicas, pero con efectos adversos asociados, cardiorrespiratorios, y mayor riesgo de infección. Muchos pacientes de ictus son mayores, tienen otros problemas de salud, o son obesos, su estado de salud es muy frágil. La idea es seleccionar esta proteína y utilizarla como una estrategia terapéutica asociada a la hipotermia, y sin los efectos negativos de la hipotermia», agrega Paulo Ávila. Este investigador es fisioterapeuta y trabajó también con modelos animales, igualmente con resultados beneficiosos para el tratamiento del ictus.
El grupo del profesor José Castillo lidera desde hace años el estudio de la hipotermia y el control de la temperatura corporal en relación con pronóstico en pacientes con ictus. Sin embargo, esta terapia todavía no se aplica de forma rutinaria en la práctica clínica en estos pacientes, debido a sus complicaciones.