La talla de la virgen hallada en el Sar se exhibe en el Museo das Peregrinacións

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Fue sometida a una laboriosa restauración tras su aparición hace 20 meses

12 feb 2022 . Actualizado a las 22:30 h.

El Museo das Peregrinacións acaba de incorporar a su exposición permanente en la segunda planta del centro, dedicada a la historia de Santiago, a una de sus piezas más ilustres: la Virxe do Leite de Santa María de Conxo, talla que un pescador de A Estradaa encontró semisumergida en el Sar, en la zona de Conxo, el 15 de junio del 2020. Desde entonces se han despejado algunas incógnitas que rodearon el hallazgo, como la estimación de que la pieza estuvo entre 30 y 50 años en el río, desde que colapsó una presa a la que se supone que estuvo incorporada; que data de principios del siglo XIV y está atribuida a un taller ourensano de influencia burgalesa autor también de la Virxe de Santa María Salomé y del tímpano de San Fiz de Solovio; y, sobre todo, en estos veinte meses se ha realizado un laborioso proceso de análisis y restauración.

La exposición de la pieza fue visitada este sábado por el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, acompañado por el secretario xeral de Cultura, Anxo M. Lorenzo, y la directora xeral de Patrimonio Cultural, María del Carmen Martínez Insua. Los recibió la directora del Museo das Peregrinacións e de Santiago, Esperanza Gigirey, quien explicó el proceso de restauración de la estatua desde que llegó a este centro en un estado de conservación «complicado» que requirió un trabajo prolongado porque «queríamos —dijo— que la pieza no se deteriorase y llegase al público de la mejor manera posible». Así, fue sumergida en un tanque de agua desionizada para evitar su desecación y controlar los niveles fisicoquímicos que tenía en el medio en el que fue encontrada. Ya con los resultados de la investigación y con el proyecto de restauración presentado, se llevó a cabo la limpieza de la totalidad de la superficie, que estaba cubierta de verdín y agentes biológicos. «Fue un trabajo muy concreto en un espacio de tiempo muy corto, porque la pieza seguía sumergida en ese tanque» y solo se dedicaban dos horas a limpiar, detalló Esperanza Gigirey. Posteriormente se consolidaron las brechas de la piedra, hasta que se programó un secado progresivo, en una cápsula transparente, para evitar su deterioro.

La pieza, de casi un metro de alto, está tajada en cuatro de sus cinco caras y representa a la Virgen entronizada amamantando a Jesús. Sobre sus hombros dos ángeles sujetan un incensario. Román Rodríguez recordó que la talla fue rescatada de un tramo del Sar con poco caudal gracias a la colaboración de Apatrigal, entidad que medió entre la Xunta y el particular que la encontró.