¿Quién es Kaydy Cain, el cantante al que le declararon la guerra en Santiago y Mos?
SANTIAGO CIUDAD
La polémica persigue al trapero que actúa esta noche en la Sala Capitol y cuyas letras, «vexatorias» según el gobierno local compostelano, le han costado ya varias cancelaciones de sus conciertos
10 feb 2022 . Actualizado a las 12:53 h.La polémica persigue a Kaydy Cain, el trapero que actúa esta noche en Compostela. Sus temas son coreados por muchos jóvenes, a la vez que repudiados por numerosas asociaciones y colectivos feministas. El propio Concello de Santiago y tres de los grupos municipales que lo conforman se posicionaban públicamente esta semana en contra de las letras del músico, que consideran «vexatorias e denigrantes para as mulleres», al igual que ocurrió en Mos (donde canta mañana). No es la primera vez que se enfrenta a reprobaciones como esta, que le han costado en los últimos años varias cancelaciones de conciertos previstos en distintas localidades —como O Grove y Alcalá de Henares, en el 2018—. A las acusaciones que desde hace años tachan al artista de «machista» y «misógino», se unía el mes pasado una más grave que se viralizó en las redes sociales.
Todo comenzó con un hilo de una tuitera, dispuesta a revelar lo que «lo que realmente es Kaydy Cain», en el que recopilaba testimonios sobre presuntos abusos sexuales que habría cometido, e incluso violaciones, con menores de por medio. Él salió del paso «negando por completo todas estas acusaciones». «Quiero que la gente tenga muy claro que no hay ninguna denuncia», añadía a través de Instagram el trapero.
Detrás de su nombre artístico está un madrileño que cumple en un par de días 32 años, Daniel Gómez Castro. Saltó al panorama musical hace una década como miembro del grupo Pxxr Gvng, querido y denostado a partes iguales. Ya se alzaban por aquel entonces voces que criticaban el «machismo» del cuarteto, una etiqueta que ha enturbiado también la carrera en solitario de Kaydy Cain. Lejos de recular, en uno de los adelantos de su próximo disco —lanzado este año— hace gala del mismo lenguaje que le ha valido esta fama: Tengo una zorra que llamo perra / porque cuando me ve se alegra (dice en Whistle, que incluye versos en los que habla de que una felación debe incluir arcadas porque de lo contrario no se está esforzando nada). Abundan los ejemplos en su historial, tan o más subidos de tono que los anteriores, así como la incitación al consumo de drogas y los videoclips que incurren en la sexualización de las mujeres.
Mientras, el cantante se defiende en las entrevistas que concede diciendo que el machismo para él «es un problema que tienes que solucionar, pero yo no lo tengo. Una cosa son las palabras y otra los actos». Guste más o menos, cuenta con un público que lo respalda y así está quedando demostrado en Compostela, en donde ayer por la mañana quedaban a la venta las «últimas entradas anticipadas» para asistir a su concierto en la Capitol. La sala quiso, por su parte, desmarcarse a través de un comunicado de esta actuación, aclarando que no fue decisión suya contratar al artista ni se verá beneficiada con las entradas de este espectáculo. Su papel en este caso, explican, es «prestar los servicios técnicos y logísticos» contratados por la promotora del concierto (organizado por Avalon Events), con la que tienen el «deber legal» de cumplir con los compromisos adquiridos.
Añaden, además, desde la dirección de la Sala Capitol que «en los 19 años de nuestra pequeña historia nunca hemos considerado involucrarnos en el tipo de música o en el contenido de las letras de las canciones de los artistas que vienen a actuar, la verdad, no es algo en lo que nos vemos con la potestad de juzgar. Sí tenemos nuestra opinión “personal” sobre el contenido de algunas creaciones, y lo cierto es que hay algunas que no nos gustan, no las consideramos adecuadas o simplemente no las entendemos. Creemos que hemos demostrado a lo largo de todos estos años que ante todo somos un lugar de encuentro, abierto a todo tipo de iniciativas que intenta promocionar la música popular, con mayúsculas, como acción cultural de primer nivel y que busca su reconocimiento y puesta en valor a la altura de las demás expresiones artísticas. Estamos convencidos de que junto a esta idea, de la que hoy dejamos reflejo en estas líneas, no existe lugar para la violencia, la discriminación, la vejación ni el maltrato a ninguna persona, como colectivo condenamos todo este tipo de prácticas. Sin embargo creemos que la solución a estos problemas está en quien realmente tiene la potestad y el poder de protegernos, los Poderes Públicos. Estos organismos existen en nuestro país y sabemos que corresponde a ellos, a través del apoyo que les da la ciudadanía, actuar en contra de todo aquello que se pueda considerar nocivo para la sociedad».