El Clínico de Santiago tiene en lista de espera 42 trasplantes de riñón, 13 de hígado y uno de páncreas

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

ANA VARELA

El año pasado logró 25 donantes de órganos, tras valorar a 71 personas candidatas, y tuvo cinco negativas familiares

26 ene 2022 . Actualizado a las 23:10 h.

El  Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) tiene pendientes de realizar 56 trasplantes de órganos: 42 de riñón, 13 de hígado y uno de páncreas. Esta lista de espera depende de las donaciones que se consigan en Santiago y las que reciba de hospitales gallegos y de otras comunidades. El año 2021 fue complejo para esta actividad, debido a la incidencia del covid, sobre todo en los primeros meses del año. Disminuyeron los injertos y se realizaron 74: 40 de riñón y 34 de hígado, uno doble de ambos órganos. En total fueron 26 menos (13 de cada órgano) que en el 2020. Y se alcanzó esa cifra de 74 en parte gracias a siete hígados y cuatro riñones que se recibieron de fuera de Galicia. En contrapartida, en el CHUS se extrajeron dos corazones y dos pulmones que se enviaron para trasplantar en A Coruña; y dos pulmones más, nueve riñones y tres hígados que se destinaron para fuera de Galicia.

Así lo indica la coordinadora de trasplantes, Carmen Rivero. Explica que en Santiago se valoraron 71 personas como posibles donantes de órganos, y se consiguieron finalmente 25. En 32 casos se prescindió de la donación por contraindicaciones médicas, y en 9 más por otras circunstancias que la impedían, entre ellas la falta de un receptor apropiado. De las 30 que eran aptas para la intervención, en 5 ocasiones no hubo consentimiento de sus familias para donar los órganos, por lo que se desistió, lo que supone el 16,6 % de negativas familiares.

Las 25 donaciones que fructificaron en el CHUS fueron también 12 menos que en el año anterior. «El 2020 fue especialmente bueno. Y en el 2021 se notó más la incidencia del covid en esta actividad, sobre todo a principios del año, cuando durante unas semanas estuvo prácticamente cerrado el programa de donación y trasplante por la elevada ocupación de camas y de las uci del CHUS», destaca Carmen Rivero. En ese período de inicios del 2021 solo se atendieron casos graves.

 Urgencia extrema con código cero

De Santiago se enviaron para fuera de Galicia 3 hígados para atender llamadas de código cero, que significa riesgo de fallecer en poco tiempo en caso de no recibir el órgano. El CHUS también emitió una urgencia extrema de las mismas características, agrega.

Además, se trasplantaron 34 córneas, y tejidos para operaciones de traumatología, procedentes de las donaciones de Santiago.

Cuatro trasplantes de riñón fueron con un órgano de donante vivo. En una ocasión, el donante y el receptor se valoraron en diciembre del 2020. Entonces no pudo realizarse el trasplante, por la excesiva ocupación de camas del CHUS con pacientes de covid, por lo que se demoró varios meses. Otra consecuencia de la pandemia fue la reducción del número de integrantes del equipo de coordinación de trasplantes: ahora lo forman solo tres especialistas en medicina intensiva y uno de enfermería. Aún así «el año 2021 fue bueno, y hay que agradecer a los donantes y a las familias su ayuda para salvar vidas y devolver la esperanza a tantos pacientes», resalta Carmen Rivero.

Carmen Rivero, coordinadora de trasplantes del CHUS
Carmen Rivero, coordinadora de trasplantes del CHUS Xoán A. Soler

Carmen Rivero, coordinadora de trasplantes en Santiago: «El 2021, sobre todo a inicios de año, se notó más la incidencia del covid en esta actividad de trasplantes que en el 2020»

Dieciocho donaciones de Santiago procedieron de fallecimientos por muerte encefálica y 7 en asistolia. La asistolia es tras parada cardíaca, un programa que comenzó en Santiago en el 2017 «y ya aporta más de la cuarta parte del total de donantes, pensamos que esta es la vía de expansión más clara del número de donantes, porque en los últimos años se observa un descenso progresivo de las muertes encefálicas. La asistolia permite mantener las donaciones y dar respuesta a pacientes que necesitan trasplante», sostiene Rivero. Las causas de muerte más frecuentes de las personas donantes fueron hemorragia cerebral y anoxia. Hubo algún fallecimiento por traumatismo craneoencefálico, pero ninguno por accidente de tráfico —hace años la principal fuente de órganos para injertar— sino por caídas y otras causas.