Carlos Gil habla de su última conquista, la primera pista cubierta de la ciudad
04 ene 2022 . Actualizado a las 20:20 h.
De niño, Carlos Gil se tumbaba sobre un monopatín para bajar a toda velocidad por las cuestas de Montouto (Teo). Ya de adolescente, descubrió en Compostela a un grupo de gente patinando en la Praza da Constitución, detrás del Parlamento. «Siempre fue un punto de encuentro habitual de skaters y se apostó por esta vertiente para convertirla en una skateplaza, considerada la mejor instalación de este tipo en Galicia. En los últimos 20 años se ha evolucionado mucho. Pasamos de no tener dónde practicar el deporte, que era un poco perseguido y nos echaban de todos lados a diario, a que se multipliquen las alternativas», relata el teense de 34 años. Al frente de Skate Escola, ahora él contribuye a impulsar la última de las conquistas. Se trata de la primera pista de skate cubierta de la capital gallega, inaugurada en Área Central el mes pasado.
Explica que su empresa se encarga de la gestión de estas instalaciones por las mañanas, en las que imparte clases de iniciación un equipo de monitores profesionales coordinado por otro skater veterano y compañero de batallas de Carlos en la Praza da Constitución, el murciano Pedro Morales, quien se ha convertido en cara más visible de Skate Escola mientras que el teense se dedica principalmente a la parte administrativa. Señalan que la escuela fue creada oficialmente en Santiago hace cinco años por un grupo de aficionados ya rodados en las pistas, con la aspiración de «acercar el mundo del monopatín a todos los públicos» y enseñar desde lo más básico hasta los trucos que exigen más destreza de una manera segura y divertida. Aunque, matiza Carlos, «nos iniciamos con las actividades de skate hace unos 10 o 15 años. Estábamos ya entonces interesados en promover esto y, en colaboración con el IES de Cacheiras (Teo), un grupo de amigos empezamos a dar clases de forma puntual y a cubierto». Luego llevarían también los cursos de patinaje al Centro Xuvenil Don Bosco de Santiago, hasta que «en el 2017 empezamos a hacerlo de manera más formal, con un programa de formación durante todo el curso escolar. Skate Escola se convirtió en una línea de servicios más de la empresa que dirijo, Maremasma, en la que nos dedicamos a actividades náuticas, de tiempo libre y medioambientales».
Considera Carlos que la acogida de las tres rampas de Área Central, que se complementan con una zona de suelo liso donde se puede patinar y practicar trucos con elementos móviles, ha sido «muy buena». Repara en que el clima lluvioso es un hándicap para los skaters gallegos y «antes había que ir hasta A Coruña para encontrar instalaciones cubiertas como esta de Santiago, la cual está abierta por las tardes para quien quiera hacer uso de ella por libre». Hasta ahora, añade, con el trabajo de distintas asociaciones de skaters y la implicación otros colectivos involucrados, se consiguió la pista de O Paxonal, la de la Praza da Constitución, así como otra en Conxo, a las que hay que sumar un bowl en la Cidade da Cultura.