Invirtió un mes y medio de trabajo en el mosaico que embellece la construcción anexa al templo, utilizada para el almacenaje
21 dic 2021 . Actualizado a las 09:39 h.
Julio Ferreiro lleva algo más de dos años construyendo mosaicos en el barrio de Santiago en el que vive desde hace más de 20 años para embellecerlo. El vecino de Santa Marta sigue avanzando en su singular obra, hecha de forma totalmente altruista, y sus composiciones han llegado hasta la iglesia parroquial. El cámara de televisión jubilado reconvertido en artista callejero se encargó de llenar de color la construcción anexa al templo utilizada para almacenaje, pasando de ser un ejemplo de feísmo a uno de bonitismo.
Dice Julio que le supuso un mes y medio de trabajo y se embarcó en esta tarea porque «estaba la iglesia de Santa Marta un poco abandonada». Recalca, además, que «no pido nada para mí, pero tampoco tuve colaboración para comprar el material para este trabajo, ni por parte de los vecinos ni de la Iglesia, al menos hasta el momento». El diseño de la fachada lateral se inspira en el tema de las peregrinaciones, porque no solo para por allí el Camino sino que muchos viajeros paran en la iglesia a sellar el pasaporte con el que obtienen la compostelana. La idea de esta intervención, señala, partió del propio párroco, tras ver la decoración con trozos de azulejo de una fuente llevada a cabo por Julio. «Me comentó que le gustaba y le planteé la posibilidad de hacer algo en la iglesia, con la que él se mostró encantado».
El vecino se ocupó también de encalar las juntas del murete de piedra que linda con la propiedad parroquial. Dice que, siempre que siga contando con colaboración para comprar los materiales que utiliza, seguirá embelleciendo el barrio. Apunta a este respecto en la rúa da Espiñeira gastó 5.000 euros de su propio bolsillo y lamente que «la gente que más contribuye, ya sea con material o con dinero para adquirirlo, suelen ser de otros barrios de Santiago y no los vecinos que viven aquí».