Santiago pierde a Emilio Lavandeira, emblema del fotoperiodismo gallego

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

SANDRA ALONSO

Hombre polifacético, era muy querido en Compostela, ciudad que lo hizo hijo predilecto

29 nov 2021 . Actualizado a las 21:55 h.

La noticia del fallecimiento de Emilio Lavandeira Prieto, nombrado este mismo año hijo adoptivo de Santiago, dejó un profundo pesar en la ciudad que lo acogió desde sus 8 años. El premiado y querido fotoperiodista, nacido en Ortigueira hace 87 años, será recordado por ser el fundador de la asociación Fotográfica Compostelana, además de como un hombre polifacético y de carácter risueño. Su extenso currículo se podía comparar al tamaño de sus carcajadas, un símbolo característico de quien trataba de vivir en clave positiva y alejarse del pozo de las preocupaciones.

Él mismo afirmaba en una entrevista concedida a La Voz en el 2015 que «el humor es una caja de resistencia, como tener una cuenta corriente».

Tras finalizar el bachillerato en el colegio Scientia, ocupó un pupitre en Derecho. Contaba Lavandeira que un día le dijo a su madre que o ejercía como fotógrafo o se iba a Venezuela, y acabó abriendo con mucho esfuerzo su propia tienda de fotografía en la calle Doutor Teixeiro, en un local que compartía espacio con una peluquería. Y recordado es aún el sorprendente eslogan que exhibía en su estudio: «Lavandeira, el peor fotógrafo y el más caro». Así fueron los comienzos de un profesional que acabó recibiendo el Premio Galicia de Comunicación, concedido en 1998.

Trabajó como fotógrafo para distintas cabeceras y, sin soltar la cámara, finalizó Periodismo. Pasó 15 años en la capital de España y regresó con la agencia Efe en 1978 a Compostela donde, afirmaba, siempre había querido estar. «Santiago es mi ciudad de referencia, la más importante en mi vida. Pasé aquí los mejores años con la orquesta Kasbah», decía Lavandeira, quien alternó su carrera con otras muchas actividades, como pintar, escribir o tocar en un grupo musical. 

Miembro de Honra e Insignia do Casino de Santiago, distinción recibida hace dos años por su compromiso con la ciudad, siempre aseguró que no quería calles con su nombre, en su lugar habría preferido «un museo de la fotografía en Galicia con el nombre de Ksado», que para él «fue el mejor fotógrafo de Galicia». Lo que sí ha podido ver en vida Lavandeira es cómo su hijo Emilio seguía sus pasos en la misma agencia que lo encumbró a él.

Su hija María se despedía con unas bonitas palabras que compartió a través de las redes sociales: «Me quedo con tu alegría, con tu ingenioso sentido del humor y tu nobleza. Me quedo serena, sabiendo que fuiste muy querido y cuidado hasta el último aliento, cuando ya hasta ese aliento te resultaba difícil. Me siento triste porque ya no estarás con nosotros, y ni siquiera me hago una idea de cómo es el mundo sin ti; pero también me siento en paz porque creo que ya estarás por fin descansando, y allá donde estés sé que serás igual de querido. Te vas con la música a otra parte, y yo nunca más podré volver a escuchar música sin sentirte a mi lado tocando... Descansa en paz, Papá... Y no te preocupes por mamá, que nosotros la cuidamos siempre».

Su familia y seres queridos le dan este lunes el último adiós a Lavandeira en Santiago, en el tanatorio 1 de Boisaca. El funeral se celebrará en el cementerio compostelano, esta tarde, a las 19 horas.