La subida del precio de la luz dispara la venta de estufas de gas en Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

Algunos modelos están agotados y los comercios ya abren listas de espera

28 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La combinación del desplome de las temperaturas y la subida del precio de la luz ha sido determinante para que muchos compostelanos se lancen a la búsqueda de una alternativa para reducir su factura eléctrica y, de paso, gozar de un hogar confortable. Con la pandemia, las familias pasan más horas en casa y precisan, por tanto, de más tiempo de calefacción. Aquellos que habían optado por acumuladores eléctricos están buscando ahora alternativas, que en el caso de los pisos pasa por apostar por aparatos movibles y alimentados con bombonas de gas, frente a la opción más cara de cambiar toda la instalación. En las casas unifamiliares, los expertos reconocen que se plantean otras vías, como las de las estufas de pellets o, en determinados casos, echar mano de las tradicionales de leña.

Las estufas de gas son la alternativa que elige la mayoría de los que tienen que calentar habitáculos más reducidos, aunque el comercio minorista no tiene suficiente estocaje para atender la demanda creciente, hasta el punto de que se abren lista de espera. En las grandes superficies del polígono de Costa Vella también notan un incremento en la venta de este tipo de estufas de gas.

Fuentes del sector apuntan a que el perfil del comprador de este tipo de calefactores suele corresponder a estudiantes que no tienen calefacción en sus pisos o que, aunque la tienen, optan por no encenderla al ser eléctrica. También familias, sobre todo jóvenes, buscan esas estufas para no encender la calefacción eléctrica por su elevado coste y por la dificultad para controlar previamente ese gasto de energía.

Uno de los colectivos que más emplea las tradicionales estufas de gas es el de las personas mayores. Ese grupo cambia las viejas estufas por otras más modernas, provistas de dispositivos especiales que desconectan el aparato en el caso de que se superen los límites fijados de dióxido de carbono en el ambiente, una medida de seguridad que no tienen los viejos calefactores, por lo que los expertos recomiendan no emplearlos por seguridad.

Otros aparatos para aportar calor al ambiente que ahora carecen prácticamente de salida en el mercado son aquellos viejos braseros, fundamentalmente eléctricos, que se colocaban en el hueco circular inferior de las mesas camillas. En este caso, se desechan no solo por su alto consumo, sino por la sensación de peligro que supone su uso.

Sandra Alonso

Marta y Felipe Mateo compostela de gas

«Se piden más cocinas y estufas»

Marta y Felipe Mateo son el relevo generacional del tradicional Comercial Mateo (Compostela de gas), donde llevan un par de años sorprendidos con la demanda de estufas y cocinas de gas. «Ya fue una locura el año pasado, y este sigue igual», apuntan. El problema es que «no quedan artículos. Están agotados, y no hay ni en fábrica», explican. En lo que va de año, incluyendo los meses del anterior invierno, vendieron más de cincuenta estufas. «Todo por la subida de la luz», aseguran. No solo se incrementó la demanda de estufas, también la de hornillos y cocinas de gas. «Y sobre todo, las estufas para poner en el exterior, en las terrazas de hostelería. Todo está vendido».

XOAN A. SOLER

Celso Paz Cenor Seoane

«Este año vendí diez veces más»

Celso Paz, de Cenor Seoane, en Conxo, no tiene expuestas al público las estufas de gas, aunque no deja de venderlas. «En noviembre del año pasado vendí una y en este noviembre van 10», explica. Los clientes que preguntan por ellas «se centran en la seguridad, pero ahora no tienen los problemas de las antiguas. El dispositivo las apaga y no permite el encendido hasta que se ventile la sala. Además, ya no huele a gas como en la antiguas». Ofrece modelos a la venta «de 100 y de 250 euros, que tienen un consumo menor». Celso cree que será «el regalo de las Navidades». Ya hay sitios que agotaron existencias. «Aquí algunas se agotaron, pero hay dos modelos que se repondrán».