Cocinemos...

Cristóbal Ramírez

SANTIAGO CIUDAD

08 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi dan ganas de coger el artículo publicado en este mismo espacio hace doce meses y reproducirlo. Solo habría que cambiar los nombres y escribir Francesca, Michael, Ainhoa, Andrea, Pablo y Miguel. Porque esos son los seis valientes que este año se han atrevido a participar en la especialidad de cocina de Xuventude Crea, una ya veterana iniciativa que si la llevan a cabo en Alemania o Suecia aplaudiríamos hasta con las orejas, pero esto es Galicia.

Así que esos seis se dieron cita el pasado sábado por la mañana con el fin de cocinar durante dos horas, divididos en cuatro equipos desiguales, y someterse a la opinión del jurado. Y premio de 3.000 euros para el primero, pero lo cierto es que esta es una sociedad no participativa. Al igual que da vergüenza hablar en inglés, parece ser que también le tiemblan a uno/una las piernas a la hora de cocinar ante una veintena de personas.

Y así no arrancamos ni arrancaremos. Mientras en otros países habría hasta sopapos para apuntarse -además de los premios, porque todo cuenta en el currículo y en la valoración social- parte del personal estaba el sábado a esas horas desperezándose en la cama, hubiera habido fiesta y botellón o no.

Porque en verdad resulta desalentador. ¿Cómo es posible que con una población universitaria como tiene Santiago, y siendo la cocina hoy en día tan popular gracias a Arguiñanos educados y a MasterChef maleducados, no hay docenas de jóvenes entre 18 y 30 años preparando una caldeirada, un caldo, una zorza o una tarta de Santiago, todo ello versión siglo XXI?

Lo dicho: si lo sé no pierdo el tiempo escribiendo y copio el artículo del año pasado. Por cierto, ganó Francesca, una italiana afincada en Santiago.