Limpiar vómitos, orina y heces, la primera tarea diaria de los comerciantes de Alfredo Brañas, en Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Se encargan de recoger vasos y botellas y de limpiar los tramos de acera junto a sus establecimientos tras las noches de movida

15 oct 2021 . Actualizado a las 11:12 h.

Desde la mañana del jueves y todos los días que son víspera de festivo, los comerciantes de la rúa Alfredo Brañas saben que tendrán un «regalo» al llegar a sus negocios. Todos los días, desde hace meses, tienen que barrer y fregar el tramo de acera situado delante de sus establecimientos para eliminar el olor y, lo que es peor, retirar los restos de vómitos, orina y, algunas veces, también heces que aparecen junto a sus puertas. Vecinos y comerciantes de la calle se quejan de la suciedad que se acumula. A los restos de vómitos, orina y heces de personas y animales hay que sumar también vidrios rotos, vasos y botellas que retiran cada mañana al iniciar su actividad.

En el primer tramo de la calle -el más próximo a Montero Ríos- la suciedad corresponde a actos incívicos de personas, mientras que en la segunda parte -entre República do Salvador y República Arxentina- los «regalitos suelen ser de animales», porque, lamentan, «los dueños no recogen nada, así que también es consecuencia de actitudes incívicas», apunta Anahi, del comercio de Dandara. Jimena, de Bambina Chic, asegura que «mañana [por hoy] habrá de todo, pero aquí, sobre todo, de perros, porque sus amos no recogen nada». Anahi, que hasta hace unos meses tuvo su negocio en el primer tramo de Alfredo Brañas, recuerda que allí «era terrible en los días de movida; la suciedad era peor, vómitos todos los días». Graciela, del comercio Patricia Mendiluce, lo corrobora mientras friega la entrada de su local.

En un lado y otro de la calle, casi todos los comerciantes siguen un ritual idéntico. Primero abren la puerta e inmediatamente echan agua con jabón y lejía para después fregar la calle. «Los peores días son los jueves y los viernes, pero este miércoles estaba terrible, por el festivo del martes», apunta Silvia, de Karelia Brows, mientras restriega la acera. El olor a orina es insoportable y «solo sale con lejía. Además nos rompieron varias veces el timbre», explica. Silvia y su compañera Carelia, lamentan la falta de limpieza, de la que también se quejan en la zapatería Loher, donde limpian su parte de la calle todos los días. Javier, de Bonino, se suma a las quejas de los demás comerciantes de la calle. Asegura que «todo está más sucio que hace un tiempo». Hace unos días se encargó de eliminar los restos de vómitos con los que «nos recibieron por la mañana; no era junto a mi puerta, sino en el banco, pero era asqueroso». Javier apunta que «hace falta agua a presión para quitar los restos y también la suciedad acumulada durante años».

La encargada de la peluquería Mabaka, Mónica, no recuerda la última vez que pasó el coche de limpieza por la calle y, como el resto de comerciantes, señala que «los peores días son los de movida, porque aparecen vasos, botellas y todo tipo de residuos. Mañana [por hoy] toca limpieza».

Un vehículo de la limpieza retira los restos del botellón 

Los comerciantes de la calle se sorprendieron al ver que la calle estaba mojada y que no había desechos

Marga Mosteiro

La máquina de limpieza a presión pasó esta mañana de viernes por la rúa Alfredo Brañas para limpiar los restos de una noche de fiesta. Alrededor de las nueve de la mañana y hasta pasadas las diez, un operario limpió con agua a presión ambas aceras de la calle, y posteriormente empleó otra máquina para limpiar los contenedores. Cuando los comerciantes empezaron a llegar a sus comercio, entre las diez y diez y media de la mañana, algunos no salían de su asombro. «LLovió esta noche», preguntaba una de las comerciantes del entorno de la discoteca. En el tramo posterior a República do Salvador agradecían el «detalle» y esperaban que no fuera «solo un día». Los había que recordaban que esta próxima noche también será problemática. 

Pese al movimiento nocturno, la noche fue más tranquila que en jornadas anteriores, pero ello no significa que no hubiera ruido ni suciedad. Fuentes municipales apuntaron que fueron desalojadas unas 250 personas en la rúa República do Salvador, coincidiendo con el cierre de la discoteca; y que unas 300 se concentraron en Curros Enríquez. Además, tuvieron que acudir a trece fiestas en pisos. Pese a ambos datos, el concejal de Seguridade Cidadá, Gonzalo Muiños, dijo que la noche fue tranquila en comparación con otras jornadas. Los vecinos, en cambio, discrepan y consideran que los jóvenes siguen concentrándose en las calles de siempre.