La moda de apilar piedras, papeles y muñecos llega a la Catedral de Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

En la escalinata de la fachada del Obradoiro, los peregrinos dejan desde hace días diversos objetos

05 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los peregrinos están empezando a crear una nueva costumbre al llegar a la praza do Obradoiro. Ya no se conforman con gritar de alegría y dar saltos de emoción, y tampoco les parece suficiente entrar haciendo vídeos en directo para sus redes sociales o fotografiarse en todos los puntos imaginables de la praza. Ni tan siquiera les parece suficiente recuerdo tirarse al suelo y hacer el ángel sobre la piedra.

Ahora se les ha ocurrido dejar su huella en la escalinata del Catedral, y comienzan a amontonar piedras de pequeño tamaño con sus nombres o ciudades de origen, bastones de madera, cartas y papeles con mensajes, conchas de vieiras, cintas y hasta peluches sobre la piedra de las escaleras. Hace una semana, en el lugar solo había un pequeño peluche y unas pocas piedras, pero día tras día aumenta el número de objetos abandonados en la Catedral. En tiempos, antes de que fuera retirada y rehabilitada la rejería, se colocaban cintas y candados en los hierros. Por ahora, estos elementos no se ven en la reja, aunque es cuestión de tiempo. Donde si están ya es en la barandilla de hierro que baja hacia la rúa Raxoi, y que suele ser el lugar elegido para fotografiarse con la Catedral al fondo.

La concejala de Urbanismo, Mercedes Rosón, enmarcó la acumulación de recuerdos dentro de la moda que parece estar imponiéndose en diversos sitios, entre ellos la playa das Catedrais. Rosón dijo que la costumbre «non nos parece adecuada» para un entorno protegido como el de la Catedral. «Non ten sentido» este tipo de «modas», y apuntó que debería ser retirado por los responsables de la Catedral.

Otras zonas afectadas

El amontonamiento de recuerdos acaba de llegar al Obradoiro, pero en la ciudad hay otros sitios donde se acumulan objetos vinculados al Camino desde hace años. En la alambrada que rodea las pistas del aeropuerto de Lavacolla, los peregrinos suelen dejar cruces elaboradas artesanalmente con pequeñas ramas o telas; así como camisetas, pañuelos, piedras y papeles. Cada cierto tiempo se limpia, pero vuelven a aparecer. Lo mismo ocurre en el cartel de Santiago, ubicado en la zona verde de la praza da Concordia en San Lázaro. Este elemento está totalmente cubierto con trozos de todo tipo de ropas, pegatinas y hasta botas. Además, sobre muchos de los mojones que marcan los kilómetros que quedan para llegar al Obradoiro se dejan pequeñas piedras a modo de ofrenda. Esta costumbre habitual en la parte rural del Camino, es cada vez más frecuente en los mojones de la ciudad.