Un joven, herido grave al ser atropellado en la salida de una discoteca de Santiago por un coche que se dio a la fuga

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Cedido

Testigos presenciales aseguran que el coche entró en la calle República do Salvador a toda velocidad, cuando escapaba de la policía

04 oct 2021 . Actualizado a las 22:43 h.

El anuncio de temporal hizo pensar que la noche del sábado sería tranquila en Santiago en lo que a movida se refiere, pero nada más lejos de la realidad. Solo un par de minutos después de las cuatro de la madrugada, cuando los jóvenes salían de la discoteca La Facultad, en el centro del ensanche compostelano, y llenaban tanto la acera como la calzada de la calle República do Salvador, ocurrió algo que los vecinos temen desde hace tiempo. Un vehículo de color gris entró a toda velocidad en la calle y se llevó por delante a un compostelano de 19 años, P. V., que estaba en la calzada junto a otros amigos.

Según testigos presenciales, en ese momento había allí unos 400 jóvenes, que intentaron que el conductor redujera la marcha, pero pese a los gritos de los chavales no solo no frenó, sino que aceleró. En su recorrido arrolló a P. V., que «voló por el aire para caer sobre el suelo, y quedó inmóvil», apuntó uno de los testigos. Uno de sus zapatos salió disparado y cayó delante de una chica que estaba a unos 15 metros de distancia, en la acera.

El herido fue trasladado en una ambulancia al Hospital Clínico de Santiago, y quedó ingresado en la uci. Varias fuentes confirmaron ayer que está grave, aunque su vida no corre peligro.

El conductor se entregó voluntariamente en el cuartel de la Policía Local de Santiago. Lo hizo pasada media mañana, y cuando diversas fuentes habían confirmado que ya estaba identificado y que su detención era cuestión de horas. Según fuentes municipales, la acompañante del conductor se bajó del vehículo cuando este detuvo la marcha, y acudió a la policía para ofrecer su colaboración. El detenido, vecino de Milladoiro, según fuentes de la Policía Local, prestó ayer declaración y ha quedado en libertad, a la espera de juicio.

El conductor estaba siendo perseguido por un coche de la Policía Nacional. Al parecer los agentes lo habían visto realizando maniobras extrañas en una de las calles del entorno del casco histórico, Virxe da Cerca, e intentaron pararlo.

Al llegar a la calle República do Salvador, la patrulla abandonó la persecución al producirse el atropello, que dejó al joven tendido sobre la calzada. Los testigos declararon que cuando el coche entró en la calle a toda velocidad había jóvenes charlando en la calle. Estos reaccionaron rápido y lograron apartarse a tiempo, lo que evitó que hubiera más atropellos. Una chica apuntó que alguien tiró del brazo de su amiga, que estaba junto al joven que fue atropellado y que eso la salvó de ser arrollada. El herido cursa el grado de Educación Primaria en la Universidade da Coruña y había salido con sus amigos de Santiago. 

No fue el único incidente

El atropello no fue el único incidente de la noche. Unas horas antes, en la cercana calle Alfredo Brañas un grupo de jóvenes protagonizaron una pelea. Cuando un policía local intentó mediar, uno de ellos le dio un puñetazo en la cara y le causó lesiones en la nariz. El agente tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios y el agresor fue detenido por atentado contra la autoridad. Los implicados en la pelea son conocidos por altercados similares.

Los vecinos de la calle Alfredo Brañas mostraron, una vez más, su malestar por el exceso de ruido y los altercados que se producen todas las noches, entre el miércoles y el sábado, lo que les impide dormir. Además, denuncian que los accesos a sus portales y garajes son utilizados por los jóvenes para orinar.

Madrugadas de juerga que impiden a los vecinos dormir

  La reactivación del ocio nocturno recupera situaciones previas a las restricciones de la pandemia, donde la convivencia entre la diversión y el descanso de los vecinos que residen en zonas próximas a locales de copas y música resulta imposible. Santiago ha vuelto a poner de manifiesto esta dicotomía, especialmente en la zona del Ensanche, donde el último fin de semana de septiembre se registraron tales concentraciones de jóvenes en el exterior de una conocida discoteca que obligó a intervenir a la policía para dispersar los botellones que se formaron nada más cerrar la sala de fiestas, entonces estipulada a las tres de la madrugada.

El posible lanzamiento de objetos a los agentes desplazados a la zona fue el desencadenante de los incidentes que ocurrirían después. Las versiones de los hechos difieren, pero al parecer la policía desplazada a la zona realizó disparos de fogueo al aire en su intento de que los jóvenes se dispersaran. Según la versión de algunos testigos, llegaron a emplear pelotas de goma en una acción más contundente para poner fin a la concentración, circunstancia que negó el concejal de Seguridade Cidadá, Gonzalo Muíños.

Episodios como el ocurrido en la capital gallega también se han repetido en otras ciudades de Galicia -como Ferrol o Lugo-, sobre todo en el entorno de discotecas y cuando aún tanto el acceso a las salas de baile como el obligado cierre a las tres de la madrugada estaban en vigor a causa de las limitaciones sanitarias impuestas por la pandemia.

Pero las concentraciones en Santiago, que, al parecer, llegaron a reunir a miles de personas en las calles durante las madrugadas de los últimos fines de semana, han alcanzado mayor trascendencia por la tensión alcanzada entre los jóvenes y los agentes policiales en su intento por dispersar botellones en el exterior.

Los más perjudicados

Entre los perjudicados, los vecinos de las zonas próximas a estas reuniones de ocio en la calle. Residentes del entorno de las calles santiaguesas de Curros Enríquez y Gómez Ulla lamentan los enfrentamientos entre jóvenes y agentes policiales, y en el asombro por lo ocurrido se preguntan cómo se puede llegar de cero a cien en solo unas semanas.

En tan solo unos días, en las calles de los cascos históricos de las ciudades vuelven a ser habituales las reuniones de gente que, de madrugada, charla y consume animosamente en los entornos de locales de copas. Comportamientos que resultan inconciliables con el descanso vecinal. Los testimonios de vecinos de Santiago que lo padecen confirman los problemas de ruido en la vía pública que soportan de madrugada. Son situaciones que comienzan a repetirse noche tras noche y que apenas parecen tener respuesta por la escasa o nula presencia, afirman los afectados, de agentes policiales en las zonas de mayor bullicio.