Almáciga, a un paso del casco histórico de Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

En el barrio conviven edificios del bum urbanístico de los 70-80 con las promociones ligadas a Vite y ahora la rehabilitación de casas antiguas

02 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Almáciga se localiza a unos 10 minutos del centro histórico, e incluso parte de las calles Arzúa y Touro, entre otras, están dentro del ámbito de protección del Plan Especial. En Almáciga conviven edificios desarrollados durante el bum urbanístico, más o menos descontrolado, de los años 70-80 con las promociones sociales de finales de los 80, y que sobre el papel forman parte del mismo expediente con el que se construyó en Vite. En los últimos años, el barrio está mudando su aspecto con la rehabilitación de casas unifamiliares de las rúas Teo y Arzúa, y la construcción de promociones de lujo como la de Caramoniña del arquitecto Víctor López Cotelo, que fue finalista en la décima edición del premios Saloni 2010 y que obtuvo una mención en la Bienal de Arquitectura y Urbanismo.

En los 90 se acondicionó un amplio espacio verde, que hasta el momento estaba invadido por la maleza, y que actualmente alberga uno de los parques más desconocidos de la ciudad. En su entorno hay una pista deportiva al aire libre, y un estanque que pasó de ser un lugar improvisado para refrescarse en verano en los años 90 a un vaso sucio y deteriorado. Junto al parque se habilitaron las huertas urbanas, en el mismo espacio en el que un grupo de vecinos venían cultivando mucho antes de que el Concello preparara las parcelas y las repartiera oficialmente. En esta zona hay huertas sin cultivar.

En el parque de Almáciga se retiró, en los años 90, el único espacio infantil del barrio, que nunca más volvió a ser instalado. En su lugar hay una amplia explanada vacía. Lo que sí se instaló, hace unos seis años, fueron varios elementos para el ejercicio de personas mayores, y se hizo en la zona del mirador, junto al centro sociocultural del barrio. Tanto el parque como las zonas verdes entre edificios están bien cuidadas. No ocurre lo mismo con las aceras de la rúa Teo, que están destrozadas por las raíces de los árboles ni con el pavimento de la rúa O Pino y Betanzos, plagadas de baches. En las aceras de los edificios de la rúa O Pino también tendría que acudir la brigada de Vías e Obras. Precisamente en esta calle, los vecinos llaman la atención sobre un viejo problema, el de las farolas que quedan entre las copas de los árboles, por lo que gran parte del año se transita en total oscuridad.

Uno de los principales problemas del barrio son las empinadas cuestas de calles como Pastoriza, Escultor Asorey y Enfesta. En la primera se colocaron hace unos cinco años unas barandillas que suponen un alivio para los mayores y no tan mayores. Entre las promesas pendientes de cumplir en el barrio está la de llevar el transporte público a la parte alta, concretamente a la rúa Touro, y hasta el colegio Apóstol Santiago. En Almáciga hay espacio de aparcamiento para residentes, aunque cada día se ven coches sin tarjeta aparcados. En las últimas semanas, desde el anuncio de la llegada de los multamóviles, empieza a notarse una mejoría, especialmente los días laborables.

Al igual que la mayoría de los barrios de la ciudad, en Almáciga también proliferan las pintadas en los portalones de los garajes y algunas fachadas de edificios, fundamentalmente de aquellos que están algo más escondidos. También en Almáciga hay murales artísticos, como los del centro social y en el Centro Xove.

Una de las quejas más reiteradas por los vecinos es la aparición constante de objetos voluminosos junto a determinados contenedores instalados en las calles Touro y Arzúa, que suelen ser depositados en horario nocturno o en fin de semana, y que permanecen abandonados durante días.