La familia de la desaparecida de Enfesta, en Santiago, regresa desgarrada a Alemania sin saber qué le pasó a la mujer

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Manuel Leis, esposo de María Chico, tuvo que regresar a su casa de Alemania sin saber qué pudo pasarle a su mujer, que desapareció el 7 de agosto en la parroquia de Enfesta, en Santiago
Manuel Leis, esposo de María Chico, tuvo que regresar a su casa de Alemania sin saber qué pudo pasarle a su mujer, que desapareció el 7 de agosto en la parroquia de Enfesta, en Santiago Sandra Alonso

El marido y las hijas de María Chico estaban de vacaciones cuando se perdió

26 sep 2021 . Actualizado a las 01:11 h.

Sufrir la desaparición de un familiar es siempre una experiencia desgarradora, pero aún más si la persona se pierde durante las vacaciones y llega el momento de regresar a casa sin que haya aparecido y sin que exista ni la más mínima pista de qué pudo sucederle. Por ese durísimo trance han tenido que pasar el esposo y las hijas de María Chico Prieto, la mujer que estaba a punto de cumplir 77 años cuando el 7 de agosto se perdió en Enfesta en el escaso trayecto que hay entre la casa de una sobrina y en la que estaba pasando el verano en la parroquia compostelana de Enfesta. Fue a buscar a sus nietos, pero no volvió con ellos. Los suyos tan solo le perdieron de vista unos cinco minutos, pero fue tiempo suficiente para que se evaporara misteriosamente. La mujer sufría alzhéimer, por lo que debió de echar a andar y extraviarse.

El marido de María Chico, Manuel Leis, vive en Alemania, como sus hijas y sus nietos, por lo que no les ha quedado más remedio que volver. «Ellos tienen allí su vida y aunque mi tío está ya jubilado sus hijas dependen mucho de él porque es el que les echa una mano para todo, por lo que no podía quedarse más», explica Begoña Leis, la sobrina de la desaparecida que ha actuado como portavoz de la familia.

La despedida fue «horrible», recuerda Begoña Leis, «porque cuando fallece una persona ya sabes que murió y que la tienes ahí pero en su caso es una incertidumbre terrible. Nosotros contamos que esté muerta, pero no recuperarla te hace sentir impotente y no descansas. No paras de preguntarte qué pudo pasar o dónde estará. Lo único que queremos es encontrarla. De vez en cuando seguimos buscando, pero la verdad es que ya no sabemos dónde mirar y en la aldea no queda ya lugar en el que mirar. Ahora, por desgracia, hay que esperar a que alguien la encuentre por casualidad y nada más», añade.

Tampoco dio ningún resultado el exhaustivo operativo de búsqueda que se mantuvo durante días coordinado por la Policía Nacional y con efectivos de la Guardia Civil, la Policía Local de Santiago, la Autonómica y Protección Civil. Se utilizaron perros de rescate y drones del 112 Galicia y la búsqueda se extendió por los polígonos industriales cercanos y hasta llegar a la zona del aeropuerto de Lavacolla e incluso a Arca. Todo apunta a que echó a andar en dirección a Santiago. «Esta no era su casa y la verdad es que este año se le notaba más el efecto de la enfermedad, por lo que debió de perderse pese a que entre mi casa y en la que ella estaba solo hay unos metros», señala Begoña.

La Policía Nacional revisa las cámaras de los recorridos que pudo seguir la septuagenaria

Ya se ha cumplido un mes y 18 días de la desaparición de María Chico en Enfesta y la investigación policial se ha encontrado con que casi no hay pistas sobre qué pudo sucederle. La septuagenaria, de 1,50 metros de altura y 50 kilos de peso, tenía el pelo canoso y lo llevaba corto y liso. De ojos castaños, usaba gafas graduadas y el día en el que se le perdió el rastro vestía un pantalón azul y un jersey de cuello vuelto de color café.

La Policía Nacional se ha centrado en revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad existentes en los recorridos que pudo seguir María Chico desde Enfesta. Es una tarea ardua, porque no se sabe realmente qué dirección pudo tomar, pero en la zona hay empresas que cuentan con estos dispositivos y eso al menos es un hilo del que tirar.

También se han recibido algunas llamadas telefónicas de personas que dicen haber visto a la septuagenaria, pero tras llevar a cabo las comprobaciones necesarias, hasta el momento todas estas informaciones han resultado o falsas o erróneas, para desesperación de una familia que espera el fin de la pesadilla.

Alfonso Mozos y José Beis, los otros dos casos sin resolver a los que se sigue buscando más de tres años después

El de María Chico no es un caso único de desaparición misteriosa en la zona de Santiago. En la comarca actualmente están activas otras dos alertas que, además, en ambos casos han superado los tres años sin que se pueda dar carpetazo a unas ausencias que han dejado familias rotas por la congoja.

El doctor Alfonso Mozos, psiquiatra de profesión, desapareció el 5 de diciembre del 2017 en el viaducto ferroviario de Ponte Ulla
El doctor Alfonso Mozos, psiquiatra de profesión, desapareció el 5 de diciembre del 2017 en el viaducto ferroviario de Ponte Ulla SANDRA ALONSO

El doctor Alfonso Mozos Ansorena, psiquiatra de profesión, desapareció el 5 de diciembre del 2017 cuando tenía 36 años de edad. Su ausencia va camino de cumplir cuatro años. La pista se le perdió en la tarde de aquel día en el puente ferroviario de Ponte Ulla. Su vehículo apareció en un vial de acceso al viaducto. Unas colillas apagadas y un refresco fueron el único rastro que quedó. La principal tesis de la Policía Nacional es la del suicidio, pero la familia siempre ha pensado que pudo tratarse de un asesinato y quieren que el caso no caiga en el olvido. El cuerpo nunca apareció, pese a que fue buscado en el cauce del río Ulla tanto por buzos como por una cámara subacuática.

José Beis lleva más de tres años desaparecido desde que salió de su casa en O Pino
José Beis lleva más de tres años desaparecido desde que salió de su casa en O Pino

Tampoco se sabe nada de José Beis Gómez, que el 6 de julio del 2018 salió de su casa en la aldea de Astrar, en Arca (O Pino). Tenía 86 años, el pelo canoso y era parcialmente calvo. También presentaba un característico bulto en el lateral de la cabeza. En su caso, es especialmente raro que el amplio operativo de búsqueda que se llevó a cabo por parte de la Guardia Civil, Protección Civil y muchos vecinos no tuviese éxito, ya que el octogenario tenía problemas de movilidad y caminaba con dos bastones, por lo que no debió de llegar muy lejos.