La procesión nocturna de Gundián, de la que hay noticias desde 1880,
llena de luces Ponte Ulla

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

cedida

Ocho personas toman el relevo para que la tradición siga viva en esa localidad de Vedra

09 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Aún quedan meses para que la normalidad anterior al coronavirus regrese a la vida cotidiana, aunque poco a poco se ven detalles en los que asoma el final de esta larga pandemia. Uno de ellos es el retorno de la procesión nocturna de Gundián, en la parroquia de Ponte Ulla (Vedra), cuyo origen se remonta, según algunas referencias, al año 1880. La cita tuvo lugar después de la misa de las nueve de la noche del pasado martes, y los vecinos procesionaron iluminados solo con sus velas. El año pasado no pudieron salir por las restricciones frente al covid-19. «No hubo procesión, y la virgen de Gundián se trasladó en coche», apunta Marcos Caldelas, presidente de la comisión de fiestas. La recuperación de esta centenaria tradición permitió volver a llevar sobre los hombros a la virgen de Gundián desde la iglesia parroquial a la ermita, donde permanecerá hasta la primavera próxima. Al pasar por el puente sobre el río Ulla, destaca Marcos, «se vive uno de los mejores momentos, cuando se tiran los fuegos de artificio acuáticos a cargo de la pirotecnia Penide del municipio de Vedra». La fiesta y la procesión conforman una tradición «que no queríamos que se perdiera. Había una comisión de personas que no querían reunirse para organizar, tenían algo de miedo por el covid. Así que nos juntamos ocho para salvar la tradición»», explica. Lo habitual es que la comisión esté formada por 20 personas. «Con mucho trabajo y la colaboración de los vecinos sacamos las fiestas del 7, 8 y 12 adaptadas al covid», señala. La comisión está formada por María del Rosario Canicoba Castro, Emily Rodríguez Santos, Verónica Iglesias Fernández, Alba Marque Ruibal, Ana Fernández Paz, María Cristina González Barrio y Marcos Caldelas Carrillo. «Nos echaron una mano las parejas de algunos y otros amigos», agradece. Para proteger a los vecinos, Marcos y sus compañeros dispusieron dos zonas en el campo de la fiesta. «En la del baile, hubo música los dos días. No se podía comer ni beber, y había que llevar la mascarilla puesta en todo momento». En la zona para comer, donde se instaló un puesto del pulpo, se colocaron mesas para que los grupos no fueran de más de diez personas. La pasada noche, la nota musical corrió a cargo de un grupo de la zona, A Gaita de Sarandón. Este domingo habrá sesión vermú con Ghazafellos y la Charanga BB+. Lo dicho, la normalidad se recupera poco a poco y, al menos, en Ponte Ulla con «todas las normas contra el covid».

XOAN A. SOLER

Peregrinación en familia

Cuando, el domingo pasado, la ciudad estaba pendiente de La Vuelta, una familia de Granada llegaba a Santiago tras recorrer el Camino desde Samos. El grupo formado por Emilio Martínez, su mujer Irene Estepa y sus hijos Emilio, de 4 años, y Maia, de 6 meses. «Ya hicimos el Camino portugués cuando Emilio tenía un año», apunta el padre. El niño, pese a su corta edad, caminó cuatro kilómetros diarios, y el resto lo hizo en un carrito para facilitarle la ruta. Con la familia iban sus amigos, Rafa y Noe, y sus perras Milka y Mei. Otro detalle de normalidad.

Cróquet en el Aeroclub

Otro síntoma de que avanza el camino para vencer al covid se vivió el fin de semana en el Aeroclub. El campeón del primer torneo de Cróquet Camino de Santiago fue Beltrán Hormaechea, que venció a Mariano Riestra. Las semifinales las disputaron Luis Beltrán Hormaechea, que perdió contra su hijo Beltrán; y Salvador de Sas, derrotado por Mariano Riestra. Este primer torneo del Aeroclub contó con el patrocinio de Sogacsa, Linde y Aitecc, del empresario César Álvarez Fernández, y reunió a 24 jugadores. Entregaron los premios Celso Barrios, presidente del Aeroclub; José Luis Álvarez-Sala, presidente de la Federación Española; y el alcalde de Ames, Blas García.