Un ambiente prepandemia abarrota Santiago en el tramo final del verano

Iván caride / S. L. SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Miles de visitantes desbordan el casco histórico y los accesos a la Catedral

29 ago 2021 . Actualizado a las 22:59 h.

El último fin de semana de agosto se antoja muy favorable para el sector turístico. La praza do Obradoiro volvió a reunir ayer a miles de turistas y peregrinos. Sobre todo nacionales, aunque poco a poco se dejan ver visitantes franceses, portugueses e italianos, algo que se evidencia en la multiplicidad de acentos e idiomas que se escuchan en las calles.

A pesar de las aglomeraciones en la zona monumental, no es complicado circular por las calles o encontrar un lugar donde sentarse a tomar algo. Así lo indican Victoria Rueda y Rafael Bernabéu, un matrimonio procedente de Almería que pasará unos días en Santiago. «No hemos tenido ningún problema para aparcar y el alojamiento ya lo teníamos reservado. Ahora iremos a tomar algo a un bar y a hacer unas compras de recuerdo», indican.

Y es que para las tiendas de souvenirs y los negocios hosteleros del casco histórico mantienen una gran afluencia de clientela. En momentos puntuales, las colas se sucedieron ayer para entrar en las tiendas, ya que todos los visitantes desean llevarse a casa un pedacito de Compostela.

A las 10.30 de la mañana, las entradas para asistir en la Catedral a la misa de las 12.00 ya estaban agotadas. Y a las 11.00 las filas para acceder al templo por Praterías copaban A Quintana y se extendían casi hasta la rúa da Conga, de forma similar a las colas que se formaban hace poco más de un mes para cruzar la Puerta Santa este verano Xacobeo.

Sonia Arnáiz y Adolfo Ruiz llegaron de Jerez de la Frontera a pasar unos días. «El ambiente es muy agradable, da gusto ver que todo se va recuperando, Por lo general solemos viajar al extranjero, pero con la situación actual requiere mucha planificación, así que Santiago era nuestra mejor opción», aseguran. La pareja estará unos días en Compostela y luego viajará hasta Fisterra para conocer el fin del mundo.

Un ambiente casi festivo inundaba ayer las calles. Niños y jóvenes se detenían junto al Pazo de Fonseca a averiguar qué carrera les tocaría estudiar, y hasta los perros posaban delante de la basílica mientras sus dueños les hacían fotografías. Los turistas rodeaban todo el conjunto catedralicio. Mar Sanz y Gonzalo Sánchez, de Madrid, llegaban de hacer el Camino deseosos de acercarse al Apóstol y conocer los rincones de la ciudad: «Hemos llegado hoy [por ayer] y estamos encantados. Ahora visitaremos la Catedral y buscaremos un lugar donde descansar y refrescarnos». De la misma forma, Quique López y José Luis Bueno disfrutaban de su último día antes de regresar a Ponferrada. «Me alegra ver a tanta gente pasándoselo bien. Después del covid esto genera una satisfacción enorme», indicaron.

El año Xacobeo supone un gran reclamo para Santiago. Por eso, a pesar de las inclemencias y de los baches, la ciudad comienza a brillar de nuevo. Así lo subrayó Bugallo. Destacó sobre las cifras de visitantes que «ninguén o esperaba» y que «o turismo nacional está a salvar a tempada». Precisó que las cifras de julio eran «francamente satisfactorias», pero que los datos de agosto están siendo «espectaculares».

Atención al peregrino no da abasto y las colas requieren de supervisión policial

Los contratiempos propios de las aglomeraciones afloraron ayer ante a la Oficina de Atención al Peregrino. Juan Dueñas y Montse Claret completaron el Camino, pero no podrán llevarse la compostela. «Mina un poco la moral que, después de tanto esfuerzo, lleguemos y nos obliguen a esperar tres horas de cola para recogerla, después que nos digan que debemos volver mañana y esperar de nuevo, tenemos un vuelo reservado con antelación y no podremos llevárnosla. Todo lo ganado en el Camino, lo hemos perdido al llegar», lamentaban.

El problema se intensifica ante la incapacidad de dar soluciones. Un guardia de seguridad se sitúa frente a la puerta recibiendo las quejas de los peregrinos, sin embargo, pocas respuestas puede dar un solo hombre. Las masas de gente que se agolpaban frente a la Oficina del Peregrino procedían de lugares variopintos, aunque persiste esa mayor afluencia de turistas de origen nacional. A pesar de todo, los más animados bailaban y reían a modo de celebración por haber terminado el reto. Esto no exime a la Policía Local de actuar, supervisando la zona con intención de evitar grandes agrupaciones y cortar los contagios de raíz.

La gran afluencia de personas genera esperas en muchos puntos de Santiago, algo que no es de extrañar dada la alta ocupación hotelera, muy superior a las previsiones del sector para este verano. El optimismo protagoniza este tramo final y se extiende por la ciudad, plasmándose en las caras sonrientes de los visitantes.