El matrimonio santiagués de las 10.000 piezas de Playmobil

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Paco Reigón posa en Área Central junto a la muestra «El Camino, a vista de Playmobil», organizada en colaboración con Aesclick, al lado de un grupo de scouts que hace el Camino conducido por una figura que lo representa a él y que tiene un significado especial. El matrimonio santiagués participó en este diorama recopilando las piezas y coordinando el montaje, un trabajo que duró 5 meses. Junto a su mujer, Ana, diseñó además la parte de la «traslatio» y de la de Arzúa dentro de esta exposición de 48 metros cuadrados ubicada en la Esquina roja del espacio comercial de Fontiñas.
Paco Reigón posa en Área Central junto a la muestra «El Camino, a vista de Playmobil», organizada en colaboración con Aesclick, al lado de un grupo de scouts que hace el Camino conducido por una figura que lo representa a él y que tiene un significado especial. El matrimonio santiagués participó en este diorama recopilando las piezas y coordinando el montaje, un trabajo que duró 5 meses. Junto a su mujer, Ana, diseñó además la parte de la «traslatio» y de la de Arzúa dentro de esta exposición de 48 metros cuadrados ubicada en la Esquina roja del espacio comercial de Fontiñas. Sandra Alonso

Paco y Ana, vecinos de Santiago, iniciaron su colección hace unos 10 años cuando ella le regaló a él un par de clicks para el belén y dicen que si les apasiona este mundo es «porque no nos hemos olvidado de jugar»

20 ago 2021 . Actualizado a las 08:42 h.

Paco Reigón nunca se olvidará de una caja de Playmobil que le regalaron a él y a su hermano gemelo, Jesús, unas Navidades. Eran los años 80 y a aquel barco patrullero de policía «le sacamos muchísimo partido», dice el valenciano de 46 años, casado y afincado en Santiago. «Tengo siete hermanos y, cuando dejamos de tener edad para jugar, todos los muñecos fueron donados a una mejor causa, la de mis sobrinos pequeños, como en tantas otras familias», relata. Sin embargo, hará unos 10 años, un par de clicks de Playmobil llegaron a sus manos. Se trataba de dos soldados romanos para el belén que le regaló su mujer, Ana Ferreiro, una compostelana que «empezó a enamorarse de este mundo conmigo, ya de adulta», destaca él. Luego, los ingenieros adquirieron una caja de un pesebre (con su virgen María, san José, el niño Jesús, el buey, la mula y un pastorcillo). «Ese fue el primer nacimiento de clicks que montamos en casa. Poquito a poco fuimos ampliando la colección, hasta que el belén ya no cabía en nuestro hogar. El último que montamos a nivel casero tenía unos 4,5 metros cuadrados y se instaló en casa de mi cuñada, porque tiene más espacio y participaron sus hijos y el resto de sobrinos». Hoy, el matrimonio posee media docena de vírgenes y más de cien pastores. Más allá del belenismo, han reunido más de 10.000 piezas, entre las que hay unos 400 muñecos.

«Nos atrae el Playmobil porque no nos hemos olvidado de jugar, quizás por ese contacto que tenemos con los campamentos y el mundo scout. No somos de esos coleccionistas que conserva el original precintado en su caja. Lo que hacemos nosotros es juntar distintas partes de los clicks oficiales para crear muñecos customizados. Es una de las partes más divertidas», asegura Paco, quien trabaja actualmente en Manos Unidas y se pasó ocho años (desde los 22 a los 30) en América Latina cooperando con distintas organizaciones humanitarias. Ana, de 44 años, es también una persona inquieta y volcada en el voluntariado. Se dedica al diseño en el sector de la carpintería y tiene una máquina 3D en casa que es una «ventajaza» porque «cada vez que nos falta alguna piececita la podemos imprimir», apunta su pareja. Ellos son los únicos miembros en Compostela de la Asociación Española de Coleccionistas de Playmobil (Aesclick) y forman parte de la delegación autonómica, que cuenta con unas 20 personas.

«Dentro de este grupo, hay desde autónomos hasta trabajadores de la Citroën. Hay mucho profesor, y alguno hace unos dioramas históricos con un rigor brutal. Cada uno aporta para las exposiciones que organizamos aquí tanto piezas como sus conocimientos y habilidades. La media de edad es de unos cuarenta y pocos y coincide con la época en la que empezó Playmobil en España. Pero, no solo nos une esta afición, sino las ganas de unir a la familia en torno al juego, de compartir este mundo con los demás, de despertar una sonrisa en el niño y en el padre... De ahí que las exposiciones, que llevamos haciendo unos 6 años, tengan un fin social. Queríamos hacer algo más y realizamos mini montajes en los hospitales, regalamos piezas a los niños ingresados... es algo muy gratificante. Llevamos tres años colaborando con el hospital de Lugo y vamos a empezar en A Coruña y en el Cunqueiro de Vigo», indica Paco. En cuanto a las exposiciones de Aesclick, indica, no son tanto una cuestión de ego y de demostrar lo que son capaces de diseñar sino que «más bien buscamos arrancar una sonrisa y la complicidad entre padres e hijos». Explica que, al margen de las figuras, «para recrear necesitas una escenografía que sirva de telón de fondo y eso exige muchas manualidades. Requiere tiempo, pintura, cola, materiales... y destreza en las manualidades. Hay gente muy habilidosa. Yo no lo soy. Por ejemplo Jose, un compañero de Melide, hizo hace poco con poliestireno y paja unas casas de O Cebreiro súper logradas para la muestra que tenemos ahora en Santiago sobre el fenómeno jacobeo».

«Hubo un punto de inflexión cuando nos juntamos con otros apasionados del Playmobil y formamos este grupo dentro de Aesclick. Nos regalamos muchas piezas entre nosotros, no practicamos ese tipo de coleccionismo avaro que busca acaparar, sino todo lo contrario», continúa el vecino de Compostela, aunque reconoce que tienen un par de figuras «irregalables» en casa. Son los avatares de él y su mujer, representados por dos pastorcillos, explica: «Cada miembro del grupo tiene su propio avatar y van participando en las distintas exposiciones que hacemos. Siempre se incluyen dentro de los dioramas». Otro click con un significado especial para él, que actualmente se encuentra también en la exposición de Área Central inspirada en el Camino de Santiago, es un monitor scout que guía a un grupo de niños. Cuenta Paco que es un obsequio de un grupo de jóvenes del que él era monitor: «Les propuse presentarnos a un concurso de sensibilización que organizaba Manos Unidas sobre el desperdicio de alimentos. Había que hacer un vídeo de un minuto y ellas lo hicieron utilizando figuras de Playmobil, tanto suyas como mías y de otros compañeros de la asociación. Ganaron el festival de Galicia y recibieron el segundo premio nacional. Como recuerdo, les regalé un click de ellas como scouts a cada una. Y, cuando terminaron la etapa conmigo y pasaron con otro monitor, ellas me devolvieron el regalo con una figura mía de scout, que siempre incluyo en los montajes... ya estuvo en tres belenes en Vigo y en uno que hicimos en Santiago».

A la izquierda, el avatar que representa a Ana y a Paco, representados por dos clicks de pastorcillos. Y, a la derecha, casi todos los avatares de los miembros del grupo gallego de Aesclick agrupados para tener un recuerdo de uno de sus montajes.
A la izquierda, el avatar que representa a Ana y a Paco, representados por dos clicks de pastorcillos. Y, a la derecha, casi todos los avatares de los miembros del grupo gallego de Aesclick agrupados para tener un recuerdo de uno de sus montajes.

¿Y dónde almacena el matrimonio tanto Playmobil? «Cuando no están en una exposición, nos aprovechamos de la enorme paciencia de mis queridos suegros, que tienen mucho más espacio para guardar y almacenar en la aldea», responde. La pieza que ansía incorporar a su colección es un barco llamado La Susanne, un «pesquero precioso que hizo Playmobil entre finales de los 80 y principios de los 90, porque no es de temática bélica y se diseñó con muchísimo detalle. Está súper cotizado y se puede llegar a vender hasta por 600 euros. Mi cuñado tuvo ese barco de niño. Rebuscando en su trastero lo encontró y nos lo regaló, aunque está un poco deteriorado con el paso de los años y le faltan piezas. Nos gustaría reconstruirlo y tenerlo completo», señala.