Tiendas donde la talla deja de ser un contratiempo que fastidia el baño

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

La dueña de Lencería María García defiende que la corsetería «debería formar parte del pedestal del bienestar corporal. Igual que los pies necesitan buenos zapatos y no vale cualquiera, en el mundo de la lencería y baño sucede lo mismo. Un mal sujetador trae a la larga secuelas», dice, y una talla incorrecta puede ocasionar dolores de cuello, espalda y hombros, malas posturas, rojeces y rozaduras.
La dueña de Lencería María García defiende que la corsetería «debería formar parte del pedestal del bienestar corporal. Igual que los pies necesitan buenos zapatos y no vale cualquiera, en el mundo de la lencería y baño sucede lo mismo. Un mal sujetador trae a la larga secuelas», dice, y una talla incorrecta puede ocasionar dolores de cuello, espalda y hombros, malas posturas, rojeces y rozaduras. CATUXA PRIETO

El pequeño comercio sigue dando lecciones de inclusión y negocios como el de María García, en Compostela, cubren las necesidades de los cuerpos que se salen de los estándares de la moda

12 ago 2021 . Actualizado a las 07:40 h.

Hace no tantos años, tener un pecho más grande de lo habitual era un contratiempo a la hora de encontrar un bikini o un bañador moderno, como también lo era un contorno de espalda demasiado ancho o estrecho. Conseguir un modelo con una copa mayor a la C, y bonito, era toda una odisea, hasta el punto en que muchas compraban dos o tres unidades porque era como cruzarse con un trébol de cuatro hojas. Frente a las grandes casas, centradas en el consumo de masas, el pequeño comercio se convirtió en trinchera de la inclusión, cubriendo las necesidades de los cuerpos que se salían de los estándares de la moda. Entre esas tiendas donde la talla deja de ser un contratiempo que fastidia el baño está la de María García.

Ella abrió el establecimiento de lencería que lleva su nombre en Santiago hace más de dos décadas, cuando no existía el comercio online ni se tenía al alcance de un clic catálogos de todo el mundo. Se instaló en Área Central, en 1998. «Venía de trabajar en administración y me metí en corsetería de casualidad, porque era algo que me gustaba. Pronto me di cuenta que ninguna mujer llevábamos el sujetador adecuado. Parece que todas teníamos una 90... Introducir la idea de que el contorno de pecho era una cosa y la copa otra costó mucho, incluso hay quien me llamó mentirosa», recuerda esta pequeña empresaria, quien desde el comienzo apostó por las llamadas tallas especiales. «Antes las mujeres venían diciendo que tenían un problema si tenían mucha espalda y poco pecho, o al revés. Algunas estaban acostumbradas a cogerse una 100 o 105 y le cortaban el contorno, por ejemplo. Esto ha cambiado, afortunadamente. Nos hemos ido dejando aconsejar y, al ver que había una demanda, las firmas corseteras también se fueron abriendo a otros tallajes», explica. Hoy en su establecimiento de corsetería y baño se puede encontrar desde una 80 para las más delgadas hasta una 125, por ejemplo, y copas que van de la A a la K.

«Es verdad que no hay la misma variedad ni cantidad para una copa J y K, porque tampoco habría suficiente salida para todo ese género. Y siempre es más difícil en la moda de baño... no hay tantos modelos y están hechos pensando en que un bañador para copa especial tiene que ser especial. Es decir, un pecho grande exige una licra determinada para sujetarlo, más si esa persona es poco robusta», indica María, defensora de la atención personalizada y de las marcas de calidad: «En baño tenemos desde Madonna a Anita, Chantelle, Bestform para la que busca lo bueno, bonito y barato, Cherry Beach...». La comerciante destaca que para la playa o la piscina no se piensa en piezas atemporales que duren varios años, sino que «somos de temporada». ¿Lo más difícil de encontrar? «En general, los tirantes y contornos estrechos, porque en un 90 % de los casos se busca la comodidad y sujeción, salvo en ocasiones especiales y en el verano», responde. La experta en lencería destaca que un mal sujetador, o una talla incorrecta, trae a la larga secuelas y puede ocasionar dolores de cuello, espalda y hombros, malas posturas, rojeces y rozaduras. De ahí la necesidad de abrazar la diversidad de cuerpos y seguir avanzando en la filosofía del body positive, que implica aceptar la fisionomía -la propia y la ajena- tal y como es, en contra del body shaming (término millennial que implica avergonzar o atacar a otro por cómo es su cuerpo).