Pérez Tornero: «Tenemos que crear una nueva cultura democrática en torno a la televisión pública»

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

El  presidente de RTVE anuncia una profunda renovación de formatos y contenidos

20 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

José Manuel Pérez Tornero (Almería, 1954) ríe cuando se recuerda en 1965 como estudiante de COU recibiendo una reprimenda por publicar con sus compañeros de instituto un periódico con una viñeta en la que un guardia civil con tricornio ejercía de pastor de un rebaño de ovejas. Hoy es el presidente de la Corporación de Radio Televisión Española y la presión política es casi su pan de cada día. Pocos años antes, el centro territorial de RTVE daba sus primeros pasos en Galicia, por lo que ayer se acercó hasta Santiago para celebrarlo.

-¿Por qué eligió la televisión como medio periodístico?

-En los noventa me surgió la posibilidad de trabajar en TVE con La aventura del saber. Yo veo la tele como un germen de transformación de las conciencias, aunque siempre tendemos a verla como un formato para el espectáculo, pero puede ser una buena ayuda al pensamiento. La gente habla hoy en audiovisual, el entendimiento no viene solo de la palabra, sino de gestos e imágenes. La nueva gramática del universo es audiovisual y esto es un reto.

-Presidir RTVE con un acuerdo histórico del parlamento, ¿ayuda para asumir este reto?.

-El nombramiento fue con el apoyo de dos tercios del parlamento, que son más que cuatro partidos. Esto nos obliga a convertirnos en la plaza pública del entendimiento y a una nueva gobernanza a la que tenemos que acostumbrarnos los que gestionamos RTVE y las personas que quieren intervenir en ella, porque no podemos fragmentarla ni crear lotes de propiedad de ningún partido ni ideología, aunque sea la mayoritaria. Tenemos que ser capaces de entendernos. A veces, los acuerdos serán muy amplios, y en otras ocasiones, por mayoría. Tenemos que crear una nueva cultura democrática en torno a la televisión pública. RTVE no es un medio del gobierno, no es de ningún partido, es una televisión que asume la misión que le da el parlamento, que es la soberanía popular y tiene que defender la independencia y deontología de los profesionales. Eso no es fácil de conciliar. Yo lo comparo con la gestión de un hospital, que la puede dirigir el poder administrativo de turno, que no puede hacer una operación de cirugía. Esta es una nueva visión que tenemos que aplicar entre todos. En Europa este paso lo lidera ahora España, porque no hay ninguna televisión pública con el apoyo parlamentario que tiene la actual RTVE, pero tenemos que aprender a realizar este trabajo. Es arduo y no será sencillo. Tienen aprenderlo la ciudadanía, los representantes políticos y los periodistas que gestionamos la radiotelevisión.

-Para conseguirlo aún faltan nombramientos. ¿Qué plazo se marca?

-Este cambio debe traducirse en un pluralismo interno en el que prevalezca la profesionalidad. Y en el ámbito de los contenidos, tenemos que hacer planteamientos transversales. No puedes hacer una información para la radio, otra para la televisión, los soportes interactivos y los centros autonómicos. Es una estrategia que requiere un cambio organizativo en el plazo de un año. Hemos dado los primeros pasos y a finales de este año podremos reevaluar lo conseguido y dar el salto a una estructura más estable.

-¿Qué papel desempeñarán los centros territoriales en este cambio de modelo?

-Los centros territoriales, como su nombre indica, se entendían como periféricos. Había un centro y ellos colaboraban. Hay que invertir la situación y dar el protagonismo a las autonomías. No se puede hacer un Estado autonómico con un discurso audiovisual que sea central o que esté excesivamente centralizado. Temas como los problemas de la vivienda, la ecología, el desempleo juvenil o la transformación digital se pueden contar desde Almería o Madrid. Este salto hay que darlo, es una transformación mental.

-¿Tiene RTVE personal y tecnología suficiente para lograrlo?

-La clave está en descentralizar. Vamos a crear una dirección de descentralización porque hay que trasladar potencia a los centros autonómicos. Hay que darles más autonomía, más libertad y capacidad de producción. Será un camino lento, pero tiene que hacerse.

-¿En el caso de Galicia, eso implica por incrementar la competencia con la CRTVG?

-Yo creo que el enfoque autonómico y el del Estado a la hora de hacer televisión son complementarios. Tenemos la oportunidad y la necesidad de colaborar porque así se enriquece la ciudadanía. No vamos a competir por tener una audiencia máxima, sino porque entre los dos medios debemos dar un servicio de calidad y de diversidad. Somos televisiones que se financian con dinero público. Nuestro criterio debe ser el servicio que damos y, a continuación, que llegue al mayor número de personas posible.

-Pero la audiencia es importante. Y los últimos datos de TVE confirman una caída...

-Afrontamos una revolución que tiene que ver sobre cómo transmitimos el mensaje, pero hay otra, que también es importante, y es pensar que las mediciones de las audiencias tienen muchos puntos negros, muchas zonas oscuras que no se ven, como por ejemplo las personas que acceden a los contenidos desde el teléfono móvil o desde una plataforma de pago. En nuestro caso, el Canal 24 horas es referencia en toda las radios y en todas las redacciones periodísticas. Siempre hay un grupo de periodistas líderes de opinión que siguen todo lo que vamos diciendo en el 24 horas porque no hay otro canal semejante. Yo creo que hay que cambiar el sistema de mediciones de las audiencias. Tiene que aplicarse un modelo complementario. Nosotros barajamos datos que dicen que nuestra relevancia y audiencia son mucho mayores que lo que reflejan estos sistemas de audímetros, que están un poco anticuados.

-Cuando se habla de televisión pública siempre surge el modelo de la BBC y su independencia. ¿Es factible conseguirlo en RTVE?

-La BBC es un motor de producción audiovisual impresionante que tras la Segunda Guerra Mundial supo ser la voz del pueblo británico, pero en esta historia también hay algo de mito. Y lo vemos con algunas informaciones que afectan a los intereses del Estado. RTVE pertenece a un grupo G-7 de las televisiones europeas que propicia un diálogo muy enriquecedor del que surgen estrategias conjuntas con el objetivo común de defender a los medios públicos.

-Aparte del modelo de televisión, también existe el debate sobre cómo informar sobre determinados partidos o difundir declaraciones con tintes xenófobos...

-Una televisión pública sirve al parlamento. Cuando oigo que por entrevistar a alguien de uno u otro partido hacemos, entre comillas, un blanqueo, yo planteo que quien les abre las puertas es la soberanía popular que surge de ese parlamento y no podemos negarle la voz a nadie. Dicho esto, añado que el periodismo, en particular los medios públicos, tienen dos misiones esenciales. Una es proteger a la ciudadanía frente a los poderes, no solo el político, para lo que tenemos que ser vigilantes. Ser activos, preguntar y repreguntar. Nuestra segunda misión es potenciar el diálogo democrático, no violento ni excluyente. Y en esto tenemos que ser mucho más firmes en las líneas editoriales que los medios privados, que tienen una línea ideológica concreta. Nosotros debemos ir un poco más allá y comprometernos con los valores de la democracia y la Constitución. Pero tenemos que hacerlo siendo inclusivos, no podemos sesgar. Hacerlo con equilibrio dando voz a todos los actores sociales y legislativos. Esto es muy propio de la radio y la televisión pública.

-¿Incluso en situaciones como las que protagonizó Trump? Varios canales de televisión cortaron su discurso tras las elecciones...

-Eso fue una situación excepcional en un momento excepcional porque sus palabras estaban alentando la toma violenta de la sede de la soberanía popular. Nosotros vivimos aquí un momento clave para nuestro país con el 23-F, cuando la televisión pública pudo mantener una línea abierta y eso fue crucial para saber qué pasaba dentro. Primero, los medios tienen que proteger la democracia y dar un paso para defenderla, porque sin democracia no hay voz ni pluralidad. Pero estas son situaciones muy excepcionales.

-¿Y cómo actuar ante comparecencias sin preguntas, mensajes grabados y seguimiento casi diario de la agenda política?

-Un político tiene derecho a marcar su agenda, no lo discuto, pero los medios tienen el derecho y también el deber de seguir su propia agenda, una agenda que clarifique a la opinión pública, que dé a conocer lo que está sucediendo en el país. Un periodismo postergado a la agenda política es un periodismo subordinado y no lo podemos consentir. El periodismo plural y de calidad debe armonizar la agenda del propio periodismo con la agenda política.

-Otro problema son las informaciones falsas. ¿Debe exigirse más rigor a un medio público?

-Antes, quien filtraba la información eran los periodistas. Ahora hay más contenidos producidos por la ciudadanía, por lo que importa mucho la verificación. Nosotros vamos a crear secciones que orienten sobre rumores y si hay noticias interesadas sobre muchos aspectos como la política o la salud.

-Seguimos en pandemia. ¿Qué papel cree que está jugando RTVE a la hora de informar sobe el covid y sus consecuencias?

-La gente demanda más información y más creíble. Seguimos siendo referencia, tenemos mucha potencia tecnológica, una buena distribución territorial, periodistas con mucho oficio y vocación. Y como pasa con la salud, cuando surge alguna situación extraordinaria se recurre más a un servicio público.

-¿Y qué ocurre con los programas de TVE que son ajenos a la producción pública?. «Las cosas claras», por ejemplo...

-Sin hablar ni de una persona ni de un programa concreto... Cuando me presenté al concurso para presidir RTVE planteé que mantener la pluralidad interna tiene que darse en todas y cada una de las franjas horarias de TVE. No se puede privatizar ni patrimonializar un espacio público. También dije que es importante el principio de subsidiariedad y lo que se pueda producir con recursos propios tiene que hacerse con ellos. Y cuando estos recursos no den, debemos complementarlos con recursos externos. Y al mismo tiempo, una televisión pública tiene que ser porosa al talento y a la contribución artística y cultural. Queremos ser el motor de la industria audiovisual española para que tenga fuera una proyección cultural de país y que al mismo tiempo sea con talento joven.

-Recordando los 50 años del centro territorial de Galicia. ¿Qué parte de esta apuesta audiovisual tienen sus archivos históricos?

-Tenemos unos archivos maravillosos que se pueden rentabilizar mucho mejor. Tenemos un plan, primero digitalizarlos, porque son un reflejo de la historia y la cultura de nuestro país. Después, abrirlos progresivamente. Queremos relanzar el Museo de la Televisión de Barcelona y provocar la apertura de estos archivos. Muchas veces se olvida que en RTVE somos los responsables de estos archivos, como lo es la Biblioteca Nacional de los libros. Me gustaría encontrar algunos lugares, como la biblioteca en la que aquí estamos (la Cidade da Cultura), que pudieran tener acceso a estos archivos.

-Hablando de patrimonio audiovisual y el papel de una televisión pública. ¿Del traslado de los restos de Franco hay algún documento audiovisual?

-Fue un acontecimiento histórico y no, no hay archivo. Y yo creo que debería haberse hecho. Cuando llegué al cargo, uno de los primeros acuerdos firmados fue con la Secretaría de Estado y Memoria Democrática para que acontecimientos de este tipo, que todavía tienen que hacerse, queden grabados porque forman parte de nuestro patrimonio histórico.