Los acusados de un violento atraco en Santiago no lo recuerdan: «Cuando bebo y me drogo no me acuerdo de nada»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

CENAMOR

Agredieron a un joven al que uno de ellos amenazó con una navaja y se enfrentan a penas de seis y 4,5 años de cárcel, respectivamente

26 jun 2021 . Actualizado a las 01:15 h.

«Cuando bebo y me drogo no me acuerdo de nada». Santiago V. A., al que la Fiscalía pide seis años de cárcel por el violento atraco en el Ensanche a un joven el 15 de octubre del 2019, esgrimió una letanía de «no lo sé», «no me acuerdo» y «si lo supiera se lo decía» como única defensa en el juicio celebrado en la sección compostelana de la Audiencia Provincial. Tan solo fue concreto para explicar que en aquel momento trabajaba en un hotel y que ganaba 900 euros al mes, pero por no recordar no pudo ni precisar si se encontró o no en la calle con el denunciante y le pidió fuego antes de pegarle, mostrarle una navaja de 28 centímetros y robarle la cartera y el móvil. «Ese día empecé a beber y no me acuerdo de nada», insistió.

Algo más pudo contar el otro acusado. Marcos V. V., que se enfrenta a una posible pena de cuatro años y medio de cárcel, dio algunos detalles, aunque la amnesia también le afectó cuando lo que le preguntaron le implicaba en un atraco y agresión que, según aseguró una y otra vez, él no protagonizó. «Me acerqué para separarles, para evitar problemas. Tengo el recuerdo de que [Santiago] tenía la navaja en la mano, pero porque estaba consumiendo con la plata, pero no le pinchó», explicó. Su intervención en el asalto, que se inició poco antes de las 22 horas en el entorno de la calle Xeneral Pardiñas, fue, según su versión, conciliadora y para decirle hasta en tres ocasiones al otro acusado «que parara y se fuera para casa».

Lo que sí recordó fue que aquella tarde se encontró en un bar de Pelamios con Santiago, al que conocía «de andar por ahí». Bebieron y se drogaron hasta que decidieron volver a casa. De camino, se toparon con la víctima y, según afirmó, fue Santiago el que le pidió fuego al joven al que presuntamente atracaron. En un momento dado la víctima quiso recuperar su mechero y su compañero se revolvió. Hubo un forcejeo, apareció la navaja y todo lo que recuerda es que él no dio ni un solo puñetazo, que solo agarró a su compañero para separarle y poco más. El olvido impregnó el resto de detalles, como por qué tenía él el móvil de la víctima cuando la Policía Nacional les detuvo una media hora después del violento incidente.

El que no ha podido olvidar lo sucedido fue el joven al que aquella noche atracaron. Con un relato sólido, fluido y exento de contradicciones, narró unos hechos que «no podía creer que me hubieran pasado», afirmó. Explicó como aquella noche llovía mucho y las calles de Santiago estaban vacías y que acababa de salir de trabajar. Regresaba a casa cuando decidió hacer un alto para liarse un cigarrillo. Fue entonces cuando le pidieron fuego y se desencadenó la terrible secuencia de hechos que tuvo que vivir aquel día.

Su relato en modo alguno coincide con esa versión del Santiago agresor y el Marcos conciliador que este último dio ante el tribunal. Es más, la víctima dejó claro que fue «el alto» [Marcos] el que le pidió fuego y el que le agarró, le empujó y le pegó en primera instancia hasta que «el pequeño» [Santiago] sacó la navaja y se la puso frente a los ojos antes de que le vaciaran los bolsillos. Se llevaron la cartera con 15 euros y el teléfono.

En lo que sí coincidió con ellos es en que ambos iban drogados. «Creo que iban colocados», señaló. También en que Marcos puso algo de freno al rechazar la idea que tuvo Santiago de llevarlo a un cajero para vaciarle la cuenta con la tarjeta. Poco después, se volvió a encontrar con ellos en la Rúa do Vilar y al verle, según declaró, se dieron la vuelta y le gritaron «no tuviste suficiente» y «te vamos a matar» y le volvieron a golpear hasta que el follón hizo que saliera gente de un bar y sus atacantes huyeran. Fue entonces cuando se decidió a acudir a la comisaría para denunciar.

Los identificó subido a un coche patrulla

Cuando relató en comisaría lo que le había sucedido, le subieron a un coche patrulla de la Policía Nacional y comenzaron a dar vueltas por la zona vieja de Santiago para ver si los veían. Poco tardaron en encontrarlos y el joven los identificó enseguida y sin ningún género de dudas. Además, cuando los detuvieron, Marcos V. V. tenía su móvil y Santiago V. A. tenía su dinero, su mechero y la navaja de 28 centímetros de largo que en el juicio tampoco recordó. «No me acuerdo de ella, pero sí la llevaba yo», dijo.

Para la Fiscalía, los hechos son de gran gravedad, de ahí que solicite penas altas. En el caso de Santiago, la máxima porque le aplica la agravante de multirreincidencia por haber protagonizado otros tres robos con violencia.

Las defensas mostraron una visión bien distinta. Ambas calificaron los hechos de menor entidad porque no fue una agresión que provocase daños o secuelas y lo robado fue de poco valor y lo recuperó de inmediato. La de Marcos, además, recordó que es un drogadicto de larga duración y que tiene también una «patología mental» que sostiene que le condiciona y está detrás de todos sus actos.