Vuelca el coche, se va a pie y la Guardia Civil le va a buscar a su casa de Negreira para hacerle el test de alcoholemia

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

En una imagen de archivo, la Guardia Civil de Tráfico en un accidente que tuvo lugar en la AC-544, la misma carretera en la que volcó el conductor ebrio al que localizaron en su casa para hacerle la prueba de alcoholemia
En una imagen de archivo, la Guardia Civil de Tráfico en un accidente que tuvo lugar en la AC-544, la misma carretera en la que volcó el conductor ebrio al que localizaron en su casa para hacerle la prueba de alcoholemia PACO RODRÍGUEZ

Pese al paseo y al tiempo transcurrido, cuadruplicó la tasa y le han condenado a 1.440 euros de multa y dos años sin carné

09 jun 2021 . Actualizado a las 00:02 h.

Conducir borracho y tener un accidente no es, desgraciadamente, algo infrecuente. Lo que desde luego no es nada habitual es que el conductor se marche del lugar a pie y la Guardia Civil lo localice después en su casa para hacerle la prueba de alcoholemia ante su evidente estado de embriaguez. El protagonista de la rocambolesca historia fue un vecino de Negreira al que le han condenado a una multa de 1.440 euros y a dos años de retirada de carné por un delito contra la seguridad vial de conducción alcohólica. Además, deberá pagar las costas que ha originado el proceso judicial.

El incidente se produjo el 18 de noviembre del 2017 sobre la una y media de la madrugada. El conductor circulaba por la carretera AC-544, la que une Bertamiráns ( Ames) con Negreira cuando al llegar al kilómetro 6,600, a la altura de Ponte Maceira, todavía en el término municipal amiense, se salió de la vía por el margen derecho en un tramo ligeramente curvo y volcó.

Iba en dirección a Negreira, donde tiene su domicilio, y optó por no dar parte del accidente, continuar camino a pie y dejar allí abandonado su Peugeot 206 GTI. La jugada no le salió bien, porque alguien avisó rápidamente a la Guardia Civil y una patrulla acudió muy rápido al lugar del accidente. Encontraron los papeles del coche y así pudieron determinar la identidad del propietario, por lo que fueron a su casa para entrevistarse con él.

Cuando llegaron al domicilio del condenado se encontraron con un hombre que, como reflejan los hechos probados de la sentencia que le condenó, presentaba «notoria halitosis alcohólica a distancia y fuerte de cerca, ojos brillantes, pupilas dilatadas, nistagmos [movimiento incontrolado de los ojos], habla pastosa y titubeante, falta de conexión lógica en las expresiones, repetición de frases o ideas y deambulación incorrecta sin completa estabilidad y titubeante».

Ante semejante panorama, decidieron someterle a la prueba de alcoholemia, que confirmó las sospechas de la Guardia Civil. El conductor cuadruplicó la tasa máxima permitida, porque arrojó 1,03 y 1,08 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, cuando el tope es 0,25. Los dos test se efectuaron a las 2,17 y 2.32 horas, por lo que ni el tiempo transcurrido, ni el paseo que tuvo que dar el hombre hasta su casa hicieron que se le bajara la borrachera.

El Juzgado de lo Penal número 1 de Santiago le condenó en sentencia dictada el 21 de septiembre del 2020, que el conductor recurrió ante la sección compostelana de la Audiencia Provincial, que ha rechazado ahora sus alegaciones confirmando el fallo de primera instancia en su totalidad.

El infractor alegó que bebió después del accidente, pero la Audiencia no le dio credibilidad

En su recurso ante la Audiencia de Santiago, el conductor alegó que bebió alcohol solo después de haber sufrido el accidente, una tesis a la que el tribunal provincial no dio ninguna credibilidad. Entre otras cuestiones, porque era un reincidente con otra condena por conducir ebrio y otra más por hacerlo sin carné. Una experiencia que, estiman los magistrados, sin duda le habría valido para conocer que beber tras un siniestro no declarado le podía acarrear serios problemas con la Justicia.