Santiago tiene una docena de viviendas okupadas

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

«As vivendas sociais resolverían a okupación nalgúns casos, noutros non: é un estilo de vida», apunta el alcalde

13 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras la última okupación, ocurrida este fin de semana en el barrio de Pelamios, el alcalde volvió a insistir en que el Concello no puede actuar y recordó que son los propietarios quienes tienen que presentar la denuncia en el juzgado con rapidez, «nas 24 horas primeiras» para que el juez pueda dictar la orden de desalojo también en las primeras horas. Aseguró que la Policía Local y el concejal de Seguridade Cidadá estuvieron «pendentes de este asunto todo o fin de semana», pero reiteró que la situación se complica cuando la denuncia llega tras 72 horas de okupación. Xosé Sánchez Bugallo explicó que la legislación española «prioriza o dereito a vivenda fronte ao da propiedade», y así cuando los okupas llevan más de 24 horas, el juez tramita la okupación por la vía ordinaria, y la resolución se retrasa entre «12 e 18 meses, porque pasa a ser o domicilio habitual dos okupas».

El alcalde considera que el número de viviendas okupadas no es elevado en Santiago, y calcula que son entre diez y doce inmuebles. Rechazó que se pueden vincular todos los casos de okupación con la falta de viviendas de promoción pública destinadas a las familias con las rentas más bajas. Bugallo dijo que «entregar vivendas gratis» no resolvería el problema en su totalidad. Apuntó que «nalgúns casos se resolvería, pero non en todos. A okupación é un estilo de vida». Aseguró que la okupación en Santiago no afecta a un número elevado de inmuebles, aunque reconoció que genera «alarma». En cuanto al caso concreto de Pelamios, el alcalde señalo que fue un barrio tradicionalmente destinado al alquiler para estudiantes, con propietarios procedentes de la emigración que adquirieron varios pisos, y que ahora se sienten indefensos.

El problema de la okupación afecta, según el alcalde, a diversas zonas de la ciudad. Los okupas, apuntó, escogen pisos que están cerrados y en zonas con poco movimiento, con el fin de pasar desapercibidos durante varios días, y así poder convertir el inmueble en su domicilio habitual, lo que implica una demora considerable en el desalojo. Indicó que se producen okupaciones de forma rotativa en la periferia de la ciudad, en el Ensanche y entorno del Casco Histórico.

De toda la ciudad, Pelamios y Sar son los barrios que registran un mayor número de viviendas okupadas. En el caso de Pelamios, varios miembros de una misma familia entraron en varios pisos de dos edificios, y tras ser desalojados planifican nuevas okupaciones. Sar y el entorno de Belvís también fueron objetivo de los okupas durante años. En el casco histórico, y más concretamente, la antigua sede de Cantigas es otro de los inmuebles que actualmente está okupado por un colectivo que justifica su acción para destinar el inmueble a actividades culturales.