La puerta santa actúa como reclamo para las escapadas de unas horas a Santiago

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Pocos turistas durante la primera jornada festiva de la Semana Santa

02 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La primera jornada festiva de la Semana Santa dejó ayer en Santiago un ambiente similar al de cualquier sábado, pero con el cierre de muchos de los establecimientos de textil y regalos. En el entorno de la Praza de Abastos se notó el ir y venir de los compostelanos que se apuntaron a las compras de productos frescos y de temporada. En una Semana Santa normal, la praza do Obradoiro y todas las calles de su entorno estarían llenas de grupos de turistas, pero la jornada de ayer distó mucho de esa normalidad. En el acceso a la puerta santa no hubo colas, ni tampoco las hubo para entrar en la Catedral, ni mucho menos para acceder a los locales de hostelería.

Los pocos turistas que podían verse por la zona vieja tenían acento gallego, y, tal y como aseguraron responsables de hoteles, proceden de localidades situadas, como mucho, a una hora de viaje de la capital. Es el caso de Manuel y Luisa, de Ourense, y sus dos hijos. Su visita de ayer a Santiago es el desplazamiento más largo que han hecho desde que comenzó la pandemia. «¿Quedarnos a dormir? Si estamos a una hora de casa», respondió Manuel a la pregunta de si tenían previsto pernoctar en la ciudad. Aprovecharon la visita para cruzar la puerta santa, «en la que no había nada de cola».

Otro de grupo de visitantes llegó de mucho más cerca, concretamente, de Vilagarcía. Lo integraban Cristina, Javier y su hijo Antón. La razón de su viaje fue «dar una vuelta, por hacer algo diferente». Aunque no tenían planes concretos, aseguraron que «posiblemente pasemos la puerta santa y comeremos por aquí». La improvisación fue la tónica de los que eligieron Santiago para pasar el jueves santo. También fueron escasos los peregrinos que llegaron a la ciudad. Y, al menos los localizados a simple vista, todos eran gallegos. Concretamente, dos parejas de Tui y otro de Villalba.

La sorpresa de la mañana llegó desde China. Un grupo de jóvenes procedentes de la provincia de Cantón —una de las más pobladas del país con más de 113 millones de personas— dedicaron el día conocer Compostela y recoger instantáneas de todos los rincones de la ciudad.

Las terrazas volvieron a llenarse a mediodía, cuando dejó de llover

Los hosteleros respiraron más tranquilos a partir de mediodía cuando se abrieron claros en el cielo y cesó la lluvia que cayó en las primeras horas del día sobre Santiago. Las mesas y las sillas volvieron a quedarse escasas para acoger a los compostelanos y visitantes, que aprovecharon los pocos rayos de sol de la jornada.

En A Quintana las terrazas volvieron a registrar un nivel alto de ocupación, y también en el Franco se ocuparon las mesas de los pocos locales que permanecen abiertos. El entorno de la Praza de Abastos y Mazarelos fueron otros de los puntos favoritos para la hora del vermú, así como la praza Roxa y la calle Santiago del Estero, en el Ensanche.

En cuanto a la actividad comercial, las tiendas de alimentación estuvieron abiertas, si bien la mayoría despacharon solo en jornada matinal. En el resto del comercio, la apertura fue desigual. Algunos del sector textil probaron suerte, al igual que los de recuerdos, joyerías y regalos.