Peregrinos del Camino de Santiago que vencen al coronavirus

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Son muy pocos, pero el poder del espíritu jacobeo sigue atrayendo a pequeños grupos que disfrutan de la ruta casi en absoluta soledad

28 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En febrero solo llegaron a Santiago 14 peregrinos. Muchos menos que en cualquier día del mismo mes del año pasado —fueron un total de 3.076 en el 2020—, cuando la palabra coronavirus aún no había entrado de lleno en nuestras vidas. La frecuencia de caminantes ha aumentado en marzo al calor del buen tiempo y por la relajación de las restricciones tras superarse la tercera ola del covid-19, que obligó a cerrar perimetralmente muchos concellos tras la Navidad, entre ellos Compostela. Aún así, son muy pocos los que llegan a la Catedral pese a la apertura de la Puerta Santa y al Xacobeo. El jueves fueron seis y el viernes ocho. ¿Qué mueve a estos peregrinos que emprenden el viaje pese a todo? Vienen buscando reconectar con la naturaleza y con ellos mismos en unos momentos de agobio y estrés pandémico, pero todos admiten que, paso a paso, también recuperan una espiritualidad que quizás habían perdido en medio de tanto desasosiego.

Un claro ejemplo son Marta Vázquez y Tatiana Pérez. Ambas son de Lugo, aunque esta última trabaja en Santiago. Tenían unos días libres y dijeron «nos vamos». Y como el coronavirus deja pocas opciones para el turismo decidieron hacer el Camino. «Ha sido una experiencia maravillosa y tenemos la sensación de haberlo vivido de una manera más auténtica, porque no hay gente y no está saturado, que es lo habitual», aseguran. Partieron de O Cebreiro y en siete días de ruta solo coincidieron con cinco peregrinos más. «Lo mejor fue la etapa de Samos a Portomarín, 36 kilómetros en los que no vimos absolutamente a nadie», recuerdan.

Esa sensación de libertad, unida al buen tiempo, ha permitido a estas jóvenes, que trabajan como veterinaria y como jefa de proyectos en una firma dedicada a los estudios clínicos, tener una vivencia inolvidable. «Incluso hemos conocido gente, porque una parte del trayecto la hemos hecho con Andrea y Víctor, de A Coruña, y creemos que hemos sido unas privilegiadas por disfrutar del Camino sin guiris. Animamos a todos los gallegos a que lo hagan ahora, es nuestro momento y es de lo más seguro que se puede hacer porque es al aire libre y hemos cogido siempre habitaciones individuales con baño privado, por lo que no tienes que mantener contacto con nadie», señalan. «Hacía muchas vacaciones que no desconectábamos tanto y que conectábamos tanto con la naturaleza como con nosotras mismas», añaden.

Cristina Díaz y sus hijos, Manuel y Almudena Sánchez, reservan cada año unos días para hacer algo juntos. Una costumbre que han querido mantener pese al coronavirus. La pandemia les ha dejado pocas opciones más allá de volver a hacer el Camino, pero la experiencia les ha merecido la pena. Son de Monforte e iniciaron su ruta en O Cebreiro. En los seis días que les ha llevado llegar a Santiago solo se han cruzado con otros siete peregrinos. «Da un poco de pena ver pueblos vacíos y muchos negocios cerrados. Te das cuenta de la gravedad de lo que estamos viviendo», señala Almudena.

Con la mayoría de los albergues cerrados, han tenido que planificar bien el viaje, reservando habitaciones en pensiones y pequeños hoteles que les han acogido fenomenal. «Es una pasada, como saben que muchos bares están cerrados y que es difícil desayunar nos dejaban cartones de leche y bollos, la gente se porta genial», añade Almudena. Son una familia unida y que ha decidido ponerle buena cara al mal tiempo. La madre, Cristina, no quería que el coronavirus le privase del plan con sus hijos que se regala cada año y les propuso hacer el Camino. «Yo estaba trabajando en Suiza, pero nos han enviado a todos a casa y hemos aprovechado», explica Manuel. Él no se pronuncia, pero su hermana y su madre han venido con unas peticiones para el Apóstol y con la determinación de ganar el jubileo, lo que exige oración y confesión.

«En quince días, desde Lisboa, solo hemos coincidido con otras tres personas»

Pese a los cierres de fronteras y a las enormes limitaciones para el movimiento de personas que existen en Europa, Agatha y Pavel, de Polonia, llegaron esta semana a Santiago tras recorrer durante quince días en bici el Camino Portugués desde Lisboa. «Mi madre está muy asustada, no se atreve ni a salir de casa, por lo que no entiende que estemos aquí», explica ella, que asegura que las razones por las que han querido venir a Compostela son «religiosas y de turismo». No es la primera vez que emprenden la ruta, ya la han completado en otras tres ocasiones, por lo que lo que más les ha impresionado ha sido la soledad con la que han viajado, en enorme contraste con la masificación que por momentos había antes de la pandemia. «En quince días, desde Lisboa, solo hemos coincidido con otras personas», señala. La experiencia les ha valido para librarse por unos días del agobio que genera el covid «y también nos hemos dado cuenta de que la pandemia nos ha robado algo esencial en el ser humano, que es su aspecto social», reflexiona.

Los gallegos están autorizados a hacer la ruta siempre que respeten los cierres perimetrales

Lo cambiante de las normas sobre el coronavirus hace que muchos no lo tengan claro pero Vicepresidencia de la Xunta confirma que es legal hacer el Camino de Santiago siempre y cuando los movimientos no impliquen traspasar fronteras autonómicas o estatales. Así, los gallegos pueden perfectamente recorrer la ruta siempre que no entren ni salgan de la comunidad y que respeten los cierres perimetrales municipales que puedan estar en vigor en cada momento. Por ello, conviene que los caminantes estén siempre atentos.

Lo que sí no se puede hacer es entrar en Galicia desde otra comunidad autónoma o desde Portugal, porque están cerradas las fronteras y no está previsto que esa restricción se levante hasta después de Semana Santa y siempre y cuando la situación epidemiológica no empeore, algo que parece inevitable.

Además, tampoco es legal actualmente hacer el Camino en la ruta portuguesa porque en el país luso está vigente la prohibición de movimientos entre concellos hasta después de Pascua.