El puente deja un tibio repunte de actividad en Santiago gracias al turismo de escapada

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

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PACO RODRÍGUEZ

La festividad de San José fue el día con más ambiente en la hostelería y el comercio, con escasas pernoctaciones que se dejaron sentir hasta el domingo

22 mar 2021 . Actualizado a las 23:32 h.

Los tres días de puente por la festividad de San José y el cierre perimetral de todas las comunidades se tradujeron en Santiago en una estadística cero en cuanto al número de peregrinos, pero, a falta de mochilas y botas de senderismo por todas partes, en el casco histórico sí se dejó sentir un tibio repunte de la actividad turística.

El ambiente lo generaron visitantes de distintos puntos de Galicia que aprovecharon las tres jornadas laborales para disfrutar de la tranquilidad que provoca la pandemia en un Santiago impensable hace poco más de un año.

En la misma terraza de Mazarelos convivían ayer, bien distanciadas, una pareja que canjeó A Coruña por Compostela para «cambiar de aires» con dos mujeres y sus respectivas maletas, procedentes de O Barco de Valdeorras. Ambas evidenciaban que la idea de acercarse a Santiago para desconectar sin incumplir ninguna norma rondó por no pocas personas. En su caso, permanecieron en Santiago desde el pasado miércoles.

Para la hostelería resulta difícil discernir si las personas que ocupan las terrazas o buscan mesa para comer están de paso o no, aunque en algún comercio de recuerdos de la Rúa do Vilar confirmaban que calaron a algún cliente portugués poco precavido.

PACO RODRÍGUEZ

Como un perro «sin correa»

En las escasas tiendas de ropa que decidieron abrir la valoración era desigual: entre la sorpresa del escaso movimiento y ventas respecto a semanas anteriores y la bienvenida a clientes habituales de toda Galicia que le dieron uso a la tarjeta de crédito.

Visitar la catedral es el mejor baremo para catar el ambiente turístico. Así, mientras una familia compostelana guardaba la escasa cola generada por las restricciones de acceso durante las mismas, Itziar Loureiro Barroso y Eliseo Fernández Romero, de Porriño, también esperaban su turno. «Aprovechamos que está la puerta santa abierta. Y como no hay casi turistas decidimos venir con la familia y hacer algo distinto después de tanto tiempo encerrados», explica la joven, que también organizó el ansiado viaje para que parte de la familia conociese a su hija pequeña, nacida en pleno confinamiento.

Eliseo Fernández reconoció que sentía «como los perros cuando les quitan la correa, los dejan salir y aprovechan la mínima oportunidad para echar a correr». Este grupo de turistas de escapada estuvo acompañado por un vecino de Ames que tampoco quiso perderse la oportunidad de ver la restaurada catedral sin largas esperas.