El Estado chapucea en la autovía Santiago-Lavacolla

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

La A-54, que conecta la ciudad con el aeropuerto, está llena de remiendos y parches sin que se haya acometido el necesario asfaltado completo de la calzada

20 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

 Santiago es una ciudad difícil para el asfalto. Los muchos días de lluvia y las inclemencias meteorológicas son todo un reto para el mantenimiento de las calzadas, que obliga a una continua y persistente labor de reparación para evitar la aparición de peligrosos e incómodos baches que son un riesgo para la seguridad vial. Ese parcheo no puede ser eterno y, cada ciertos años, las vías de mayor tránsito precisan de un asfaltado completo que no parece estar en los planes del Ministerio de Fomento en algunas de las carreteras que dependen de él. Un claro ejemplo es la autovía que conecta la ciudad con el aeropuerto de Lavacolla, la A-54, que está llena de remiendos y que en algunos puntos cuenta con un firme rugoso e imperfecto que en modo alguno es homologable al de una vía de alta capacidad.

En dirección a Lavacolla, la A-54 arranca con un asfalto que deja ver el paso del tiempo en su aspecto decolorado, pero también en el mosaico incesante que forman sus incontables parches y en que hay tramos en los que la calzada está deformada en el carril derecho por el paso constante de vehículos pesados. Es cierto que ahora mismo no hay los grandes socavones que presentaba hasta no hace mucho la vía, porque Fomento los reparó, pero la realidad es que perdió la oportunidad de acometer un asfaltado completo cuando se abrió el tramo que une Santiago con Arzúa y el resultado no es el idóneo.

En el tramo de la salida 91, la que va a San Marcos y el Monte do Gozo, el asfalto está aún más desmejorado y hay algunos baches y zonas agrietadas, aunque no grandes socavones. El estado de la capa de rodadura mejora considerablemente en la zona de la curva de la salida de A Sionlla, la 88, y después empeora especialmente en el carril izquierdo para continuar con la misma pauta de parches, remiendos recientes y deformidades que tan solo podrían solucionarse si el Estado acometiera el necesario asfaltado completo de la A-54 en el tramo Santiago-Lavacolla.

El que en peor situación de conservación está es curiosamente el tramo de la A-54 que conecta el trazado más antiguo, el que va al aeropuerto, con el nuevo abierto en el 2019 en dirección a Arzúa. Aquí los parches no han resistido bien y se han vuelto a levantar, formando grandes irregularidades que sí suponen un riesgo para la conducción que obliga a extremar las precauciones.

Esta situación se da en ambos sentidos de la circulación, aunque es en dirección a Santiago desde la rotonda del aeropuerto que conecta la A-54 con la SC-21 donde la A-54 está en un peor estado de conservación.

Entre los kilómetros 88 y 89 en sentido Santiago, aunque ya no hay ninguna obra en curso, permanece pintada una raya continua en amarillo que Fomento olvidó borrar cuando terminó de hacer el parcheo del asfalto en esta zona. Sin ser un riesgo extremo, nuevamente no es una situación de recibo en una autovía, y menos en una de gran tránsito —en condiciones normales, no desde la pandemia— por ser la conexión de la capital de Galicia con el aeropuerto más importante de la comunidad. El firme empeora otra vez a la altura de la salida de San Marcos y sigue así hasta llegar a su final en la rotonda de la avenida de Asturias.

La SC-20, que también depende de Fomento, sufre el mismo problema que el enlace con Lavacolla

El olvido de Fomento con Santiago no solo está presente en el trato que le da a la autovía A-54 en el tramo que conecta la ciudad con el aeropuerto de Lavacolla. Otra carretera vital para Compostela como es la SC-20, que también es de titularidad estatal, arrastra numerosas deficiencias desde hace años que no se han solucionado pese a que se han acometido algunas obras de reparación, nuevamente con parches y remiendos, pero sin llevar a cabo un asfaltado integral que ponga fin a algunas situaciones que suponen un riesgo para el conductor.

En la salida de San Caetano en dirección norte, por ejemplo, siguen formándose peligrosas bolsas de agua cada vez que llueve con cierta intensidad, mientas que en sentido sur, en la incorporación desde la avenida de Lugo, el firme tiene baches que obligan a los coches a hacer maniobras para esquivarlos en un punto que ya es de por sí complicado por la incorporación de coches y autobuses urbanos desde el carril de servicio a la altura de la calle Batalla de Clavijo.

El estado de la capa de rodadura en la SC-20 es peor en la zona norte que en la sur, ya que los parches y baches son más frecuentes en los tramos que se aproximan a los polígonos industriales y empresariales del Tambre y Costa Vella, un efecto evidente del incesante tránsito de camiones y otros vehículos pesados por esta zona y que hace que también la avenida de Asturias, que depende del Concello, esté en un estado lamentable con firme rugoso y levantado en todo su recorrido.