Manuel Ferreiro, rector del Seminario Menor de Santiago: «Aceptar alumnas es histórico»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Las niñas podrán estudiar en el colegio diocesano compostelano a partir del próximo curso

25 mar 2021 . Actualizado a las 17:18 h.

Es «una decisión histórica». Así la califica el rector del Seminario Menor de Santiago, Manuel Ferreiro, y no le falta razón, porque el curso 2021-2022 será el primero desde 1958 en el que el colegio diocesano compostelano acepte alumnas en sus cursos de ESO y bachillerato. «Hemos dado este paso porque consideramos que las niñas también tienen derecho a optar a una enseñanza como la que aquí ofrecemos y porque si velamos por la igualdad también debemos hacerlo en este ámbito», explica el responsable de un centro cuyas imponentes instalaciones en Belvís fueron un empeño personal del cardenal Quiroga Palacios.

Ferreiro no oculta su emoción por el reto que asumen. «Aceptar alumnas es algo histórico e ilusionante que tanto yo como todo el profesorado afrontamos con muchas ganas de no defraudar. La Iglesia siempre se abre a las necesidades de la sociedad y este es un paso más que damos en ese sentido», señala. La respuesta que hasta ahora han recibido ha sido prometedora. «A la media hora de anunciar la noticia empezamos a recibir llamadas solicitando información y también es cierto que padres de alumnos, que también tienen hijas, nos habían puesto de manifiesto que les gustaría poder traer también a las niñas», explica el director del colegio diocesano.

Esas nuevas necesidades y demandas sociales son las que han llevado al Arzobispado de Santiago a dar este paso siguiendo una instrucción que emana del propio papa Francisco, que ha hecho un llamamiento «con valentía para dar vida, en nuestros países de origen, a un proyecto educativo, invirtiendo nuestras mejores energías e iniciando procesos creativos y transformadores en colaboración con la sociedad civil», recoge el escrito del pontífice.

Desde 1968, estudiar en el Seminario Menor es igual que hacerlo en cualquier otro colegio o instituto aunque, evidentemente, en el marco de los valores cristianos, pero hasta ahora solo admitían niños en sus aulas. Este es un centro privado, aunque cuenta con una subvención estatal que habrían perdido de no dar este paso, ya que la Ley Celaá impide optar a fondos públicos a aquellas instituciones de enseñanza que discriminen por sexos. No obstante, el debate sobre la admisión de alumnas viene de mucho antes. «Es fruto de nuestra intención de innovar constantemente para mejorar. Vamos sembrando ideas y se van dando pasos, este es uno, como también pretendemos ampliar la oferta educativa y, además de ESO y bachillerato, ofrecer formación profesional», explica Ferreiro.

Mucho espacio para 48 alumnos

El colegio ofrece hoy tres tipos de bachillerato con los que se puede tener acceso a todas las carreras universitarias y cuenta con 48 alumnos, muchos menos de los que sus enormes instalaciones podrían acoger. Algo que también resulta una fortaleza en estos tiempos de pandemia, porque no hay problemas para garantizar el distanciamiento social, pero que además hace que la enseñanza sea personalizada, ya que hay un profesor para grupos muy pequeños, lo que permite, añade el rector, «educar en los valores cristianos y fomentar un proceso de discernimiento para que cada alumno descubra su vocación, ya sea tanto en la Iglesia, como en la sociedad». Es decir, que la educación no está encaminada exclusivamente a la formación de sacerdotes, sino a la de padres —y ahora también madres— de familia que trabajen en todo tipo de profesiones.

Por ahora, las niñas no podrán acceder a las plazas del internado con el que cuenta el colegio, pero es algo que se estudiará en un futuro en función de las necesidades y la demanda.

El edificio del Seminario Menor es de una gran belleza. Es uno de los tesoros menos conocidos de Santiago que alberga en su interior una impresionante colección de historia natural, una gran biblioteca, objetos antiguos ligados a la educación e incluso un martillo de plata con el que se derribó un año jacobeo la Puerta Santa.