Diez personas duermen en la calle en Santiago con temperaturas por debajo de cero grados

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO

SANTIAGO CIUDAD

Sandra Alonso

Servizos Sociais y la Policía Local aseguran que rechazan los albergues que les ofrecen

12 ene 2021 . Actualizado a las 15:19 h.

Durante los últimos días de temperaturas gélidas los servicios sociales del Concello salieron todas las noches para intentar que las diez personas que duermen en la calle en Santiago accedieran a trasladarse al albergue o a pensiones, ya que no se les puede obligar. La concejala de Servizos Sociais, Mila Castro, apuntó que «pese a la insistencia, no acceden. Entonces, solo queda mantenerse atentos y seguir trabajando con ellos». De esas diez personas, cinco eran transeúntes que llegaron haciendo el Camino, procedentes de Italia, Francia y Portugal. De hecho, su intención era seguir con las rutas cuando el tiempo mejorara. Los otros cinco son viejos conocidos de los Servizos Sociais y del personal de Cruz Roja, que realizan un seguimiento de sus casos.

Los lugares escogidos para pasar la noche al raso son casi siempre los mismos: las dársenas de Xoán XXIII y de Valle-Inclán, junto al colegio La Salle. En Xoán XXIII es habitual ver varios colchones en el acceso a la dársena, y una tienda de campaña y cartones que están a la intemperie. Y en la zona cubierta exterior de la estación de autobuses, junto a los edificios administrativos de la Xunta, suelen dormir otros dos o tres personas, dependiendo de las noches. También bajo el café de la Alameda, los restos de cartones y mantas denotan que suele ser un lugar escogido para pasar la noche y sus inquilinos lo abandonan muy temprano. Otros refugios habituales de los sin techo son las zonas de cajeros automáticos en la entrada de entidades bancarias. La edila de Servizos Sociais mantiene la prioridad en la atención a esas personas que duermen en la calle, de las que hace un seguimiento diario en colaboración con Cruz Roja. En los próximos días ambas entidades ultimarán la renovación del convenio de colaboración.

Personal de la oenegé y del Concello acuden cada noche a llevarles bebidas calientes, mantas y ropa. «Estas noches de tanto frío se les llevó, pero algunos las rechazan porque tienen», indica Mila Castro. A todos se le invita a pasar al día siguiente por el departamento en Galeras para «intentar que salgan de la calle y avancen hacia una vida más normalizada». La mayor parte son hombres que tienen diversas adiciones. El tiempo que llevan en la calle es determinante para lograr su reinserción.

Sandra Alonso

Una docena de personas más se alojan en viviendas abandonadas o en casuchas insalubres

No hay coincidencia entre el número de personas que viven en casas abandonadas o viviendas que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad. Mientras el Concello considera que puede ser una docena, Chus Iglesias, del Paluso, eleva el número a una veintena de personas. Uno de los que más le preocupa es un señor que vive en Conxo y que «acumula lo que va recogiendo por la basura». En Belvís, San Pedro, rúa do Medio y el Rueiro de Figueiriñas se contabilizan otras 16 más. Iglesias comenta que, aunque las casas puedan estar algo mejor que las casuchas, en Conxo de Arriba hay dos casas okupadas. En una viven quince personas juntas, y en otra, dos. Tampoco comparte la aseveración de que solo diez duermen literalmente en la calle en Santiago. Iglesias cree que la cifra, lejos de bajar, aumenta. Ella, junto a otras personas próximas a su entorno, reparten alimentos calientes y ropa de abrigo varias veces a la semana. El personal de Cruz Roja, que por falta de voluntarios no ha salido a la calle durante los últimos 15 días, retoma las salidas esta semana.

La concejala de Servizos Sociais apunta que el trabajo de estos equipos ha dado buenos resultados, y a la vista están las doce personas que, después de pasar el confinamiento en el seminario menor, se encuentran ahora en pisos cedidos por el Concello a Cáritas y Feafes, y en un piso alquilado en el Ensanche, donde residen tres personas. Mila Castro apunta que ese piso se consiguió con la mediación del Concello, pero los tres inquilinos asumen el coste del alquiler y disponen de rentas sociales.