Jacobo Domínguez: «Si veo un BMW diseñado por mí no puedo evitar pararme a mirarlo»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO DE COMPOSTELA

SANTIAGO CIUDAD

Jacobo Domínguez, el santiagués que trabaja desde hace 15 años en la sede central de BMW, en Múnich, posa con el coche que tiene en Compostela, un Serie 5 clásico. En Alemania tiene otros tres, uno de ellos también BMW. «Al diseñar busco que el conductor sienta como yo, fascinación», subraya
Jacobo Domínguez, el santiagués que trabaja desde hace 15 años en la sede central de BMW, en Múnich, posa con el coche que tiene en Compostela, un Serie 5 clásico. En Alemania tiene otros tres, uno de ellos también BMW. «Al diseñar busco que el conductor sienta como yo, fascinación», subraya PACO RODRÍGUEZ

El santiagués, fichado por la compañía alemana para su sede central de Múnich en el 2006, está detrás de la lujosa berlina deportiva Serie 8 Gran Coupé

27 dic 2020 . Actualizado a las 06:44 h.

Recién llegado de Alemania, de donde vino en coche para evitar riesgos en los aeropuertos, charlamos con Jacobo Domínguez, un compostelano de 43 años que refrenda a cada frase su pasión por los automóviles, un entusiasmo que le nació de pequeño y que con los años convirtió en profesión de éxito. «Me fascinan. Mi familia cuenta que con tres años, antes de saber leer, ya iba reconociendo por la calle los modelos que veía», evoca sonriendo al recordar una infancia y una adolescencia en el instituto Rosalía de Castro durante la que no cesó de pintar coches. Con 17 años inicia Arquitectura en A Coruña, una carrera que reconoce no vocacional pero que le sirvió como un buen comienzo para dedicarse a lo que anhelaba. «Muchos diseñadores de coches son también arquitectos, algo que en España no está extendido. Recuerdo que un profesor me vio un bloc con dibujos de automóviles y me dijo que tenía que estudiar ingeniería. No se daba cuenta de que mi profesión tiene que ver mucho con el arte», acentúa.

Convencido de su vocación, enlaza dos máster en diseño de coches, primero en la Universidad Politécnica de Valencia y luego en el Royal College of Art de Londres, en donde su proyecto final -«diseñé un pequeño vehículo urbano cuya piel exterior la pensé como la fachada de un edificio»- llamó la atención en BMW, firma que ya lo fichó para su sede central de Múnich en el 2006. «Empecé en el departamento de diseño avanzado, donde se trabaja a diez años vista de que salga un coche. Ahí hice muchos modelos a escala real. El BMW i3, el primer eléctrico, nació en esa sección», rememora antes de explicar cómo en esa etapa aún pudo colaborar en varios proyectos con el estudio gallego Castroferro Arquitectos.

Jacobo Domínguez, junto al proyecto final que realizó para el máster de diseño de coches del Royal College of Art de Londres. Lo mostró en Santiago en una exposición del COAG en el 2008
Jacobo Domínguez, junto al proyecto final que realizó para el máster de diseño de coches del Royal College of Art de Londres. Lo mostró en Santiago en una exposición del COAG en el 2008 PACO RODRÍGUEZ

En el 2012, y ya centrado solo en BMW, avanza a diseño de producción, donde compite por fases, y frente a otros compañeros, por el diseño que va a aparecer en el mercado. «Tienes mucha presión. Yo quedé de segundo en la final en tres coches. Eso para mí fue duro. Creo que a lo mejor no arriesgué lo suficiente. Hay que intentar sorprender. No puedes ofrecer lo que ya se conoce», reflexiona sobre unos reveses de los que se resarció con el Serie 8 Gran Coupé, una lujosa berlina deportiva que salió en el 2019 y cuyo sofisticado diseño exterior sí lleva su firma. «Eligieron dos propuestas mías para la final, una más tradicional y otra más rompedora, de formas sugerentes y que se centra en la belleza pura del automóvil», encadena con orgullo. «Entre las dos se decantaron por esta última, mi favorita», añade exultante sobre un coche «de buena recepción» que ya contempló varias veces por la calle. «Si veo un BMW diseñado por mí no puedo evitar pararme a mirarlo. Me sigue impresionando, es como tu bebé», destaca con alegría mientras rescata otra vivencia que también le dejó huella. «El deportivo Concept M8 Gran Coupé, que diseñé, se presentó en el Salón de Ginebra, un certamen que yo seguía de niño por las revistas. Ver cómo estaba ahí fue la guinda para mí, de lo más especial. Tenía que enseñárselo a mi familia. Fui hasta allí a nivel personal con mi hermano», resalta con humildad.

«Al ver que la gente comentaba el modelo, él les dijo que yo era el diseñador. Se quedaron de piedra supongo que al verme como alguien muy normal», incide divertido y aún ilusionado con una profesión de la que sostiene que no se conoce lo suficiente. «Valoré mucho que en el 2008 el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia me ofreciese hacer en Santiago una muestra con mis primeras maquetas de automóviles. Ayudó a enseñar la disciplina», constata. Como consejo para los que se inician, insiste en ver coches. «Instagram es una plataforma increíble. Ahí está todo. Yo me paso una hora de cada jornada mirando diseños», aclara.

En la exposición Auto Deseño, del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, una aproximación al diseño de automóviles a través de los proyectos realizados por Jacobo Domínguez, se mostraron en el 2008 en Santiago nueve proyectos y tres maquetas del santiagués
En la exposición Auto Deseño, del Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, una aproximación al diseño de automóviles a través de los proyectos realizados por Jacobo Domínguez, se mostraron en el 2008 en Santiago nueve proyectos y tres maquetas del santiagués PACO RODRÍGUEZ

Ya sobre este duro año, del que reconoce que es ahora cuando Alemania lo está pasando mal -«no saben por qué crecieron tanto los casos de covid»-, apunta cómo su carácter independiente le ayudó a sobrellevar la situación. «Mi tiempo libre lo dedico únicamente al ciclismo, mi otra gran pasión, con la que compito de forma amateur y con la que me inicié ya desde niño. Cuando salía del instituto me iba al Pedroso a entrenar», insiste con nostalgia. «Y también me gusta disfrutar de los coches. Tengo cuatro, algo que puede parecer excesivo, pero que entre los diseñadores es casi inevitable», subraya riendo. «Quiero volver a Santiago pero cuando me jubile. Soy feliz en mi trabajo», concluye con emoción.