Calor humano en forma de postal para un centenar de mayores

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Cruz Roja Santiago reparte un emotivo cargamento, escrito por las personas voluntarias con las que mantuvieron el contacto telefónico en los últimos seis meses

19 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estimado Florentino: Con esta postal le deseo un feliz año, que traiga nuevas ilusiones y más y mejores momentos [...] Es admirable su esfuerzo, ánimo, superación y calidad humana. También son admirables todas las experiencias que ha vivido, espero de corazón que viva con felicidad muchísimas más. Se las merece». Ángeles Lago firma este mensaje, que esta semana recibió por sorpresa su destinatario, la persona con la que lleva hablando los últimos seis meses por teléfono. Como él, otros 99 mayores recibirán calor humano en forma de postal como parte de un emotivo cargamento que empezó a repartir este jueves, puerta por puerta, Cruz Roja Santiago. Florentino Sánchez no pudo contener las lágrimas al recibir la suya y aún ahora se emociona hablando de cuánto significó para él. Tiene 75 años, vive solo en el Ensanche y Ángeles se ha convertido para él en un apoyo vital. Esta voluntaria de Cruz Roja Santiago es la persona que tiene asignada en los talleres de memoria (antes eran presenciales y se reformularon a raíz del covid para evitar el contacto social). «Estoy perdiendo la memoria y ella me ayuda mucho, mucho. Es muy buena persona. Hace un gran esfuerzo y se lo agradezco, de corazón», dice con la voz entrecortada este ceense que vivió en Nueva York e Inglaterra antes de regresar a Galicia. Como explica la propia Ángeles, «el vínculo que se genera es muy especial. El objetivo principal de estas llamadas no solo es el taller de memoria, sino también poder hablar con ellos porque muchos viven solos. Lo veo como un feedback muy fuerte. Lo que recibes de ellos es muchísimo: toda su sabiduría, experiencia, la forma que tienen de afrontar la situación que estamos viviendo... Al final, les dedicas el tiempo que necesiten, unas veces es media hora y otras más», dice la voluntaria de 45 años, quien lleva 3 trabajando con mayores a través de Cruz Roja (primero en acompañamiento y luego en los talleres de memoria) y compagina esta labor con su profesión, la de climatóloga en MeteoGalicia. Ella fue quien tuvo la idea de mandar postales a los usuarios que tiene asignados y no pudo ver en todo este tiempo. «A alguno, ni siquiera lo conozco en persona», indica. Cuando lo comentó, no solo pareció bien, sino que se trasladó a todos los que mantienen la participación en los programas gerontológicos de la asamblea compostelana. Eso sí, cada escrito y ensobrado se hizo con guantes y mascarillas para prevenir la transmisión del covid. Los encargados de entregar estas postales son Carolina y Blas. Llevan dos mañanas de reparto y para la semana dedicarán otra más para terminar esta ruta maratoniana. Aunque por norma general dejan los sobres en el buzón para minimizar los riesgos, en algún caso sí pudieron ver en directo las lágrimas de alegría de los destinatarios. «Lo que más repiten es gracias, y yo me quedo con eso. Para mí es lo más bonito», afirma Carolina Sierra, quien empezó a colaborar con Cruz Roja este año «porque vi que había muchísima necesidad, pero no sabía que podía llegar a ser tan bonito», afirma esta colombiana de 28 años, criada en Cantabria y afincada en Santiago desde hace cinco años. Además de trabajar como dependienta, estudia Administración de Empresas y saca tiempo para colaborar. Se encarga habitualmente de repartir las fichas casa por casa que sirven luego de apoyo para el taller de memoria que otra persona realiza a través del teléfono. «Somos un equipo», destaca, al igual que lo hace Ángeles. Cruz Roja Santiago atiende a 700 mayores. De ellos, asistían habitualmente a las actividades un centenar y dos tercios continuaron tras el estado de alarma. 

El Cártel de Mawey

Este mes hizo su desembarco en Santiago un nuevo restaurante de comida a domicilio. Se trata de El Cártel de Mawey, un proyecto creado en mayo por los chefs Fernando Carrasco y Julián Barros para llevar su cocina de forma más informal a los hogares madrileños. Tal fue el éxito de sus burritos de autor que empezaron ya su expansión nacional, empezando por Vigo y ahora en la capital gallega, para la que se ha elegido el formato delivery, con su base de operaciones en la Avenida de Lugo. Desde allí se reparte con Just Eat, Glovo, Uber Eats y Obvious Eat. Su carta incluye aquí un burrito gallego con lacón, oreja, queso de Arzúa, pimientos de Padrón y salsa de pimentón ahumado.

Dos toneladas de ayuda

Dos toneladas de ayuda. Esa es la cifra obtenida en la campaña de recogida de alimentos puesta en marcha a mediados de noviembre por la Asociación Área Empresarial Tambre, a favor del Banco de Alimentos de Santiago. Su presidente, José Pita, agradeció esta importante contribución, que no habría sido posible sin la «colaboración activa» de esta asociación. José Fernández Alborés, titular de la AAET, quiso por su parte poner en valor la solidaridad de los empresarios a pesar de la crisis.