Antonio Costa: «En estos 70 años todo cambió. Hay sábados que vendemos hasta 1.500 hamburguesas»
SANTIAGO CIUDAD
El propietario de la popular carnicería Chelo & Muñico, que junto a su hija no deja de sorprender en la Praza de Abastos con distintos retos a los clientes, explica cómo la pandemia, y el comer más en casa, hizo que aumentaran las compras. «Nunca antes habíamos vendido tanto churrasco», subraya
07 dic 2020 . Actualizado a las 22:30 h.A punto de despedir este 2020 en el que cumplieron 70 años -una celebración que la pandemia obligó a postergar-, charlamos en la Praza de Abastos con la segunda y tercera generación de Chelo & Muñico, la popular carnicería que ha sabido fidelizar a compostelanos durante décadas. «Tenemos una clienta que cumple 100 años en Navidad y que nos compra casi desde el inicio, desde 1950. Son varios además los que llevan viniendo 50 años» subraya agradecido Antonio Costa, el actual propietario de una marca que no dejó de crecer. «Fue mi madre, Consuelo Martínez, la que impulsó todo en tiempos muy difíciles, de casi posguerra. Compró una caseta en la Praza sin saberlo mi padre. Siempre contaba que si se lo decía a lo mejor él no quería», recuerda con cariño el santiagués. «Empezó con carne de cerdo y siguió con la de cordero, que mi padre, al que apodaban Muñico, seleccionaba en las ferias. Ya en los setenta introdujo la venta de ternera», rememora sobre una época en la que él, de joven, ayudaba a criar ganado en una granja que tenían en San Lázaro. «Vine para la Praza en 1999, con 34 años, y desde el principio lo disfruté» acentúa con pasión sobre un negocio en el que apostó por la calidad y por la tradición. «Defendemos una crianza natural, con una óptima alimentación del animal», subraya convencido, mientras incide en cómo evolucionaron los gustos. «Bajó la venta de cordero y de cabra y hasta de callos. Mira que es una cosa sencilla pero la gente no los hace» comenta riendo. «En estos setenta años todo cambió. Creo que a nosotros nos ayudó el incorporar la carne roja, de la que fuimos pioneros en Santiago, y el añadir las hamburguesas. Hay días, como los sábados, que vendemos hasta 1.500. Yo empecé a prepararlas pero Gloria las mejoró. Tuve suerte en traerla» precisa mientras mira con sumo orgullo a la segunda de sus cuatro hijos.
«Tenemos una clienta que cumple 100 años en Navidad y que nos compra casi desde 1950
La joven, de 28 años, se incorporó al negocio en el 2012 en un intervalo en el que se hicieron con más casetas en el mercado hasta llegar a las nueve actuales. Al ver que las hamburguesas tenían salida, montaron un obrador donde ella prepara distintas elaboraciones de las mismas, como de grelos deshidratados y chorizo o de croca, la más demandada. La interactuación con el cliente y una activa presencia en las redes sociales le ayudaron a lograr eco. «Hace poco pedimos a la gente que enviase propuestas de hamburguesas que luego hacemos. Entre las finalistas está una con pimientos, doritos y queso cheddar» relata divertida la santiaguesa antes de aclarar cómo durante la pandemia se vendieron un 20 % más de unidades, una tendencia en la que ahonda el padre. «No podemos decir que tengamos el año perdido. Somos unos afortunados. Nunca antes habíamos vendido tanto churrasco, jamás. Tenemos también reservas para la Navidad. La gente compra mucho al comer más en casa. Pero esto es una cadena, tenemos que ganar todos», defiende Antonio Costa al aludir con pesar a la difícil situación de la hostelería, donde tiene grandes amigos. «Muchos cocineros gallegos vienen a comprar a diario aquí, algo que para mí es un orgullo», enfatiza, sin olvidar mencionar el apoyo que recibió estos años con la visita de importantes chefs como Karlos Arguiñano o Jose Andrés. En tono animado recupera, además, un episodio reciente. «Un restaurante me mandó un peregrino canario. Quería de todo. Al final pagó 900 euros y cargó los trozos enteros en la mochila», comenta aún con asombro.
Ya más serio reflexiona junto a su hija sobre una fama que trasciende a Santiago. «Enviamos productos a restaurantes de todo el país. Hace poco vinieron unos turistas de Cádiz que habían probado allí nuestras hamburguesas», resalta Gloria. «Nuestro cliente del día a día es de aquí, pero también de Vigo y de Noia. Hay que cuidarlo», desliza su padre al tocar el debate sobre la peatonalización del entorno de la Praza, un espacio que él no duda en poner en valor y en el que destaca la entrega de su gerente, Marta Rey.
La otra persona a la que elogia es a su hija, quien no cesa en sus retos. «Hace poco una señora aceptó adivinar cuánto pesaba la chuleta que corté. Acertó los 800 gramos y se la llevó gratis», apunta feliz el padre. «Él con la tradición y yo buscando innovar. Creo que hacemos un buen equipo», añade Gloria.