Primer día sin coches en Mazarelos: calma en la Praza y enfado en As Orfas

b. casal SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

La peatonalización cambió por completo el aspecto de la zona, sin apenas coches por la tarde
La peatonalización cambió por completo el aspecto de la zona, sin apenas coches por la tarde Sandra Alonso

Las familias creen que aparcar en Belvís o en Castrón Douro no es solución

04 ene 2021 . Actualizado a las 23:00 h.

La peatonalización del entorno de Mazarelos y San Fiz tardó en llegar, pero arrancó ayer para quedarse y cambiar por completo la imagen de la zona. En esta primera fase, los vehículos no podrán entrar ni aparcar a partir de las 15.00 horas, y se espera que dentro de un mes la peatonalización sea total durante toda la jornada. La primera tarde sin coches en Mazarelos, salvo excepciones, fue tranquila y bien distinta a la del resto de días: mientras que lo habitual a media tarde era encontrarse vehículos en circulación constante y la plaza a rebosar, ayer la calma fue total.

La vecindad acoge positivamente la medida, pero el descontento está entre las familias del Colexio das Orfas, que van a recoger a sus hijos en torno a las cinco de la tarde. Hasta ahora estacionaban en la plaza o en sus inmediaciones, pero ayer tuvieron que recurrir a otros espacios. «Hoxe aparcamos en Castrón Douro e cando non haxa tocará metelo na Praza de Galicia ou onde se poida», explica Ana Pazos, una de las madres. «Cando chova a ver como fago eu e outros nenos», dice el hijo de Sandra Mira, que se desplaza desde O Milladoiro y que añade que aparcar en Belvís no es solución porque ya da servicio a otros colegios.

En ese sentido, Gabriel y Cristina, que hasta ahora hacían uso de la plaza mientras esperaban por sus hijos, piensan lo mismo sobre aparcar en Belvís. «Se xa non collen os pais e nais doutros colexios que aparcan alí, cando vaiamos nós será peor», indica Gabriel, que tiene dos hijos en infantil y en primaria que salen de forma escalonada, a las 16.30 y a las 16.50. «Un problema vai repercutir sobre o outro. Vamos quitarlle servizo aos da Inmaculada», afirma Cristina, que tiene a su hija en primaria y que cree que «non ten sentido facer grupos burbulla para logo deixar o coche e traer os nenos no bus».

Las facultades, encantadas

Esta primera tarde peatonal se desarrolló sin ningún problema, según informó la Policía Local, y entre los que celebraron la restricción del tráfico destaca la comunidad universitaria. «Para nós é algo estupendo. Xa tiña que estar hai tempo, porque andabamos todos os días pelexando cos coches», apunta Marco García, decano de la facultad de Xeografía e Historia. Las más de 1.500 personas que mueve el centro, junto a todas las de Filosofía, se verán liberadas de un «corsé», tal y como lo describió García, que destaca que «agora que non hai coches e vemos os bolardos no chan somos conscientes do que estabamos permitindo».

El comercio asume la peatonalización, pero con dudas sobre si este es el mejor momento

Aunque buena parte de las críticas a las peatonalizaciones tienen que ver con los problemas de aparcamiento para aquellos que se desplazan en coche a comprar, a los comerciantes no se les escapa que estos modelos de ciudad acaban siendo buenos para sus negocios, sobre todo para la pequeña tienda. «Vamos a una peatonalización total, al igual que el resto de cascos históricos de España», señala José Manuel Bello, presidente de la asociación Compostela Monumental. En su opinión, el debate tendría que girar en torno a las alternativas cuando no se puede usar el coche. «Quizá pequeños buses eléctricos o algo así. Servicio hay que dar, pero siempre en base a estudios previos», apunta.

En cuanto al momento, hay quien considera que este no es el mejor mes para llevar a acabo la peatonalización, sobre todo con las Navidades a la vuelta de la esquina. «Se supone que es cuando más gente vamos a tener. Pudieron hacerlo en el confinamiento, porque ahora no es momento de experimentar», dice Esperanza, que tiene una tienda de ropa en San Fiz, a escasos metros de la Praza de Abastos, y que también reconoce que «cuando la gente se acostumbre, vendrá paseando y estará encantada».