Juzgan en Santiago un caso del nuevo timo de la estampita en la venta de pisos

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El edificio de los juzgados de Santiago, en una imagen de archivo
El edificio de los juzgados de Santiago, en una imagen de archivo SANDRA ALONSO

El «rip deal» se basa en colar billetes falsos en una transacción inmobiliaria para estafar al vendedor de la vivienda

14 nov 2020 . Actualizado a las 21:48 h.

Lo llaman rip deal —negocio muerto en inglés— y es una evolución del clásico timo de la estampita que se desarrolla siempre en ventas de pisos simuladas y que, por ello, trae de cabeza a las agencias inmobiliarias. Está extendido por toda Europa y la sección compostelana de la Audiencia Provincial juzgará el próximo miércoles un caso en el que están acusados tres individuos que intentaron estafar a una señora que tenía una vivienda anunciada en un portal de Internet. Ella desconfió y decidió acudir a la cita con un guardia civil de paisano al que le acompañaban otros agentes que vigilaron el encuentro y propiciaron la detención de los presuntos timadores, que ahora se enfrentan a una petición de penas por parte de la Fiscalía de once meses de cárcel y multa de 1.830 euros cada uno por estafa en grado de tentativa.

El caso se remonta al 5 de julio del 2017, cuando la señora que tenía a la venta el piso recibió un mensaje en el que los acusados le mostraban interés en adquirir su propiedad. Siguiendo las pautas de este nuevo timo, el negocio que le proponían no era solo adquirir el inmueble, sino además que la mujer aceptase cambiarles billetes de 500 euros por otros de 50 y cien euros a cambio de un sobreprecio del 15 %. Además, le ofrecían pagar una parte del piso en b y el resto formalizarlo ante notario.

El 12 de julio de ese mismo año, la mujer recibió otras tres llamadas y concertaron una cita para dos días más tarde en el hotel Eurostars de Santiago en la que se harían las entregas de dinero.

Aquel negocio tan redondo le olió a chamusquina a la señora, que como sospechaba que intentaban engañarla decidió avisar del asunto a la Guardia Civil. Un agente acudió con ella a la cita vestido de paisano y haciéndose pasar por un conocido que tenía la misión de contar el dinero que iban a entregarle los presuntos estafadores mientras la víctima esperaba en su vehículo con los 200.000 euros que habían pactado que les entregaría.

En la décima planta del hotel, dos de los acusados, J. N. y T. T., le exhibieron un taco de billetes de 500 euros envuelto en papel transparente. En teoría, había 16 de esos tacos de 25.000 euros cada uno que sumaban los 400.000 que habían acordado. En la estancia propusieron contar el dinero para simular que todo era correcto, pero en ese proceso, en el que se utilizaba una máquina que había llevado la vendedora y otra que aportaban los acusados, siempre facilitaban el mismo taco en el que sí había billetes de curso legal, mientras que el resto tenía un primer y un último billete de verdad y el resto eran fotocopias a las que se les había tapado la inscripción «facsímil» con una cinta de color blanco para inducir a error a la víctima sobre su autenticidad.

Finalizado el recuento, uno de los acusados metió el dinero falso en una maleta y salió con la intención de hacer el intercambio abajo, donde esperaba la perjudicada en su coche. No lo lograron, porque la Guardia Civil lo impidió y detuvo a los dos hombres y a un tercero, T. D., que les estaba esperando en un Opel Astra que habían alquilado y con el que pretendían huir.