La restauración se debate entre el cierre temporal y el servicio de comida para llevar

Margarita Mosteiro Miguel
Marga Mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRÍGUEZ

Las restricciones en la hostelería dejan calles como San Pedro y O Franco con un aspecto desolador, al tiempo que la normativa llena de dudas al sector

25 oct 2020 . Actualizado a las 00:05 h.

Si las cafeterías y bares están al borde del cierre ante las últimas restricciones, los restaurantes están atravesando un momento incluso más delicado por las innumerables dudas que acarrea la normativa. Los restaurantes, en los que de forma habitual, se sirven desayunos por la mañana y vinos en la hora del vermú suspendieron estos servicios ayer, y los pocos que mantienen sus puertas abiertas, solo atienden comensales, en el interior del local, en la hora de la comida y de la cena. Una de las dudas, para las que Hostelería Compostela pedirá aclaración, es si los restaurantes pueden o no servir vinos y cafés sin consumir comida. Algo que muchos hacen habitualmente, y que ahora desconocen si pueden seguir haciendo.

Ante la incertidumbre, los restauradores se suman al servicio de comida para llevar, con la esperanza de poder retener así a los comensales más habituales. En La Pajueleira, en Conxo, optaron por poner en marcha este servicio para atender a los trabajadores de empresas próximas que comían en el local todos los días.

En la zona de O Franco y A Raíña sigue el goteo de cierres de locales. En el María Castaña, Xan Galbán comentó que «probarei o fin de semana, e xa veremos que fago para a vindeira semana». En cualquier caso, solo se abre al mediodía para comidas, y por la noche para las cenas. Así funcionarán la mayoría de los restaurantes que mantienen sus puertas abiertas para servicios presenciales, pero los hosteleros reconocen que hay un vacío legal que precisa aclaración con aquellos establecimientos que funcionan indistintamente como bares y restaurantes al mismo tiempo.

En San Pedro, ayer el aspecto era desolador. La mayoría de los bares, cafés y restaurantes, cerrados a cal y canto. En Concheiros, en las terrazas de un par de locales tomaban café tres clientes protegidos bajo las sombrillas, mientras varias personas aguardaban a la puerta de los establecimientos para comprar café para llevar. En la Praza Roxa solo abrieron dos que disponen de terraza, pero la afluencia de clientes era escasa por la mañana.

Desde Hostelería Compostela se plantea la necesidad de aclarar si los trabajadores son o no convivientes. «Os traballadores pasan máis horas cos seus compañeiros de traballo que, nalgúns casos, coa familia; pero non poden comer xuntos. Os traballadores poden comer xuntos na cafetería da empresa, pero non poden comer xuntos nun restaurante», apunta Lois Lópes, portavoz de la entidad, que entregará el lunes al Concello una lista de dudas para que medie ante Sanidade. Por otro lado, Lópes apuntó que, en su reunión con el alcalde, se planteó extender las ayudas al sector de cara al próximo año. Estas ayudas permitirían que los hosteleros adquieran estufas para las terrazas.

Sandra Alonso

«Xuntos no traballo e comen en mesas separadas»

Avelino Martínez, del restaurante O Dezaseis, mantendrá el establecimiento abierto, pero a partir del lunes recortará más el personal, y recurrirá al ERTE. «Non queda outra. Imos a servizos mínimos. Na fin de semana, dous cociñeiros e dous camareiros; entre semana, un e un», explica. Por lo sucedido hasta ahora, Avelino cree que «este peche encuberto do sector non vai ser cousa de 14 días, eu penso que vai ata a primeira semana de decembro». El restaurador considera que las medidas deberían ir ligadas a ayudas, porque el sector está «abocado al cierre», y además cree que es necesario que «las normas sean claras». Avelino Martínez apunta que, entre semana, la mayoría de sus clientes son personas que trabajan juntas, y que comen juntas desde hace años. «Están xuntos no traballo todo o día, e cando veñen comer, teñen que estar en mesas separadas. Moi lóxico non é. Os clientes son de dez, porque eles mesmos ocupan mesas separadas para evitar problemas». Avelino considera que las medidas «non están meditadas nin valoradas na súa medida». 

Sandra Alonso

«No se puede tener peor suerte»

Álvaro Cuesta y Román Sarceda abrieron el restaurante SucuLenta, en la rúa Rosalía de Castro, hace solo una semana, y las medidas para frenar la extensión del covid «no podían llegar en peor momento». Álvaro Cuesta comentó que en la primera jornada de restricciones «tuvimos una mesa de tres personas, y dos mesas con otros dos. Supongo que convivientes, porque tenemos un cartel en la puerta que ya lo advierte. No vamos a preguntarle nosotros eso a la gente». 

Las medidas restrictivas «nos dejan al borde. Ahora no podemos servir los desayunos de la mañana, y solo abriremos al mediodía para comida, y por la noche, para cenas». Álvaro y Román están seleccionando algunos platos del menú para ofrecer el servicio a domicilio y el de comida para llevar, pero chocan con el elevado porcentaje que «se llevan las plataformas de reparto. Es un 33 %, que nos parece excesivo». Álvaro considera que «no se puede tener peor suerte. Acabamos de empezar, y a los problemas de arrancar, se suma el de no poder trabajar con cierta normalidad». En su caso, «seguiremos, porque el cocinero es socio, y estará sin cobrar, y solo hay un camarero a media jornada».