Francisco Rabuñal: «La habilitación de agosto en los juzgados ha sido totalmente desastrosa»

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO DE COMPOSTELA

SANTIAGO CIUDAD

Francisco Rabuñal, en la magnífica biblioteca del Colegio de Abogados de Santiago
Francisco Rabuñal, en la magnífica biblioteca del Colegio de Abogados de Santiago Sandra Alonso

El decano del Colegio de Abogados de Santiago insiste en reclamar más medios en la ciudad para las salas que llevan familia y violencia machista

06 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El verano del coronavirus ha sido muy movido para los abogados, que han visto como por primera vez se declaraba hábil el mes de agosto. El decano de Santiago, Francisco Rabuñal, es muy crítico con esa decisión e insiste en que lo que necesita la Justicia en la ciudad son más medios, especialmente en familia y violencia machista.

—¿Cómo han vivido los abogados este mes de agosto por primera vez hábil en los juzgados?

—Lo hemos llevado con resignación y lo que puedo decir es que estamos cabreados. Estamos cabreados primero por las declaraciones del Ministerio de Justicia, que ha dicho que la habilitación de agosto ha sido un consenso de todos los actores jurídicos, lo que es totalmente incierto. Desde el primer momento la abogacía se opuso frontalmente por varias razones. Para empezar, porque creemos que es más eficaz la concentración de las vacaciones en el mes de agosto de todos los funcionarios de Justicia, que es algo que tradicionalmente no se produce y al final en septiembre o el juez o el secretario están de vacaciones y eso produce pequeños retrasos. Nosotros preferimos que se concentren los descansos en agosto y que todos trabajemos los otros once meses al cien por cien. Y también hay que entender que hay peritos, que hay testigos y que ellos también están en agosto de vacaciones, lo que dificulta que se puedan celebrar juicios de una manera fácil y sin suspensiones. Y, por último, somos 277.000 abogados y, por tanto, hay 277.000 familias que han dejado de tener esa necesaria conciliación familiar durante el período de vacaciones.

—¿Ha sido un fracaso?

—Pues el cabreo se ha incrementado al escuchar al ministerio decir que los abogados hemos utilizado muy bien el mes de agosto y que se habían ingresado tres mil y pico nuevos procedimientos judiciales en el mes. No me parece un éxito, me parece un dato muy pobre porque creo que hay más órganos judiciales que esos tres mil y pico. Vamos, que si hemos abierto en el mes de agosto y hemos movilizado a todos los funcionarios para que en cada órgano judicial haya entrado de medio una sola demanda pues creo que la habilitación de agosto ha sido totalmente desastrosa para la Justicia y que además lo vamos a pagar en el futuro porque toda esa gente que ha estado en su puesto de trabajo en agosto pues, evidentemente, cogerá sus vacaciones en otro momento.

—¿Los abogados se han quedado sin vacaciones mayoritariamente?

—Mayoritariamente, sí. Hemos tenido que estar pendientes de Lexnet o del cliente alarmado porque le ha llegado una demanda y hay que trabajar porque al ser agosto hábil ya están corriendo los plazos.

—Esa anunciada avalancha de casos por el coronavirus todavía no ha llegado. ¿Aún la esperan?

—No tenemos datos. Los compañeros con los que vas hablando te cuentan que sí, que ha habido muchos casos de asuntos laborales, de expedientes de ERTE, por ejemplo, e incluso de alguna empresa que ha tenido que cerrar o aplicar alguna medida de regulación de empleo. Después también han crecido los asuntos de familia, pero es algo habitual, porque es sabido que en los períodos en los que hay más convivencia se producen más crisis familiares. Y después, también hemos visto que durante el confinamiento y ante esta situación ha habido gente mayor que se ha acordado y ha querido arreglar su sucesión. Pero todo bastante dentro de lo normal y no creo que haya habido un repunte extraordinario. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la Justicia ha estado paralizada tres meses y todos esos pleitos se han activado justo después del confinamiento. Me gustaría ver la estadística a final de año y probablemente el volumen de asuntos no habrá crecido de forma desproporcionada.

—¿Qué le pide al nuevo curso?

—Ante todo, normalidad, pero no la nueva, la antigua normalidad. Y después, pues más medios para la Justicia para que funcione. Y para que la Justicia sea justa tiene que ser medianamente ágil y con todas las garantías, y si a lo que se va es a los medios telemáticos lo que se están es perdiendo garantías.

—En cuanto a necesidades de medios, imagino que serán las mismas que antes del covid: social, familia y violencia machista.

—Bueno, se ha creado un nuevo juzgado de lo social y eso implica un mayor reparto de casos. Sigue habiendo retrasos, pero considero que se deben a esa carencia histórica que había y sigue habiendo algún juicio señalado desde hace dos años y que aún no se ha celebrado. El problema lo tenemos ahora concentrado en esos dos juzgados, en familia y en violencia machista. Y en familia no son solo los divorcios, son también, por ejemplo, todos los internamientos residenciales que hay de personas mayores incapacitadas, que satura muchísimo el juzgado. Hay muchas personas mayores que viven solas, que de repente tienen una crisis sanitaria, ingresan en un hospital y, entre el problema de salud y que se ha descontrolado un poco, ya no pueden volver solos para su casa y tienen que ir a un centro y eso necesita una autorización judicial. Lo que no puede ser es que estemos esperando dos años por un informe psicosocial para decidir sobre la custodia de un menor en un proceso de divorcio, y eso pasa.

«El fenómeno okupa ha cambiado y están apareciendo mafias que cobran alquileres»

El verano que ya acaba, además de ser el del coronavirus, es también el de los okupas, un problema ante el que Francisco Rabuñal considera que «tenemos que tomar conciencia social porque es un fenómeno que tiene un incremento muy importante». El decano de los abogados advierte que las usurpaciones «han cambiado» y ya no responde a «unos chavales con un trasfondo político-cultural y que normalmente okupaban un edificio abandonado». Sin embargo, alerta, «en este momento lo que están apareciendo son una especie de mafias que a lo que se están dedicando es a, incluso aprovechándose de la gente que okupa, cobrarles alquileres o por facilitarle la entrada en esas viviendas, que ya no son inmuebles abandonados, sino que muchas veces son segundas residencias», señala. Además, advierte el representante de los letrados compostelanos, hay destrozos y robos, así como graves conflictos de convivencia. Por ello, aboga por defender la propiedad privada ante todo y facilitar desalojos rápidos si no se puede acreditar la posesión de la vivienda. También cree que hay que defender las propiedades de empresas y bancos.