Aquí las filloas de siempre se sirven todo el año pero en su relleno esconden la innovación

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

PACO RODRíGUEZ

Amoado cumple su cuarto año sirviendo en la Nave 5 de Compostela nueva cocina envuelta en tradición

20 ago 2020 . Actualizado a las 09:52 h.

¿Filloas en agosto? Pues sí. Igual que el helado ha dejado de ser algo exclusivo del verano, este majar típico del entroido y los meses más fríos se puede disfrutar todo el año. En la Nave 5, dentro del mercado de abastos de Santiago, está Amoado, un puesto que sirve las filloas de siempre pero en su relleno esconden la innovación. Detrás de la idea está el tándem formado por Ramón Barreiro (nacido en Touro) y Maica Couto (de Vila de Cruces), quienes aspiran a introducir, «ademais do mar, a parte da terra, dentro da oferta da Praza, e non hai nada máis galego que a filloa, que por si mesma ten posibilidades infinitas», explica él. Cuatro años ha cumplido este mes Amoado, cuya carta va cambiando en función de lo que ofrece el propio mercado y el producto de temporada (de setas en otoño, carne en la temporada de caza...). «A nosa pizarra é moi dinámica», comenta entre risas Ramón, aunque hay algún clásico que nunca falta, como la filloa de rape con crema de ajos, la de calamar de la ría en tempura con mahonesa cítrica, dos de sus hits junto a la filloa de pulpo fundido con queso San Simón y la de chicharrones. A los mandos de la cocina está actualmente Hugo López, experto ya en el arte del amoado, porque en la masa está el secreto. Estando en una plaza visitada por turistas de tantos países distintos, no faltan las anécdotas. Ramón y su equipo tienen encima de la mesa casi a diario el debate entre la filloa y la crep. «Moita xente a confunde e é algo que temos que estar explicando constantemente, porque son distintas en todos os sentidos: na nosa filloa utilizamos os ovos, a fariña que pode ser de trigo, millo ou mesmo de castañas, e o líquido, xa sexa auga, caldo ou a sangue da matanza, como se facía antes. A crepe leva leite e mantequilla, por exemplo, e cando os franceses proban as filloas sorpréndense moitísimo pola textura», señala. «E os xaponeses pásanse todo o ano preguntando pola filloa de bonito de Burela con tomate e pementos, pero esta só a temos na tempada costeira», apunta. En Amoado la filloa siempre va acompañada, aunque si alguien la pide sin añadidos se le da a probar como cortesía. ¡Será por filloas! Parece que la montaña nunca baja... un milagro por el que muchos pagarían. Ramón recuerda a su abuela haciendo las filloas de piedra en la lareira «e tíñanos esperando, alí todos a raia, ata que xuntaba na fonte un par de centímetros, para empezar a comelas porque non daba feito». ¿Se atreven con la versión 2.0?.

«Fervenzas» y pazos con mucho tirón

En estos tiempos en los que las opciones de ocio son cada vez menos, muchos se están reencontrando con la naturaleza. «Igual que coa chegada do calor e a obriga de levar máscaras baixou, agora está aumentando a participación nas rutas organizadas», confirma Gumersindo Rodríguez, de Galicia Senderismo, que cuenta con José Daponte como guía. Así se pudo comprobar este domingo en la salida que tuvo lugar en Touro, para la que se agotaron las 25 plazas disponibles. El grupo disfrutó de bosque, senderos y fervenzas; incluso de una visita al pazo de Andeade de la mano de su propietaria, Elena Vázquez López, quien habló de la historia de esta construcción pacega del siglo XVIII. Entre los asistentes, había desde compostelanos a viveirenses hasta ourensanos o unos catalanes que pasan sus vacaciones en Galicia, entre otros muchos lugares de procedencia. La siguiente cita de Galicia Senderismo ya está abierta a inscripción para los interesados. Será el día 30, una ruta sen asfalto, río y frondosidad por San Xusto y Vilacoba, en Lousame. Y, el 13 de septiembre, habrá otra por el famoso olimpo celta, O Pindo (en Carnota).

IRENE MARTIN

Más de 500 visitas en un mes

El Museo Casa de la Troya ha sumado 513 visitas tras su primer mes abierto, cifra que supone una «gran satisfacción» para su director y presidente de la Asociación de Antiguos Tunos Compostelanos, Benigno Amor. En el roteiro del viernes pasado participaron los antiguos tunos Luis Cristos, de Oviedo, y Salvador Osorio, que depositó en el museo una beca de la Tuna de Aparejadores de Granada. La antigua pensión estudiantil que inmortalizó en su novela Pérez Lugín, también columnista histórico de esta cabecera, permanecerá abierta al público hasta el día 12.