Ailá y Tanxugueiras ponen el fin de fiesta del TradFest con A Quintana al completo

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

El «trad» reivindica su espacio en la música moderna desde el festival compostelano

27 jul 2020 . Actualizado a las 23:26 h.

El trad reivindicó, por segundo año consecutivo, su lugar en la música moderna desde la capital gallega. Allí se aparcó por un día la dictadura del trap y otras fórmulas industriales traídas de América, para poner en valor durante toda una jornada a los artistas gallegos que encuentran la inspiración en sus raíces y conectan con los nuevos tiempos, que lanzan mensajes cargados de verdad y tienen su propia legión de fans también entre los jóvenes. De la mano del festival Compostela TradFest, más de una veintena de representantes del género actuaron ayer en la ciudad, hubo conciertos, cantos, bailes, cursos, muestras de instrumentos y hasta una pequeña feria de libros y discos.

Tras diez horas cargadas de propuestas, en una A Quintana con el aforo prácticamente al completo se puso el broche final con un doble concierto. Lo abrió Ailá, un nuevo y animado grupo local formado por de veteranos del folk (Abel Gañete, Manuele Pardo, la rianxeira Ángela Carou y Xan Pampín) que recordó, con guiños a la ciudad, que «vivir en Santiago que bonito é!». Aún con el público sentado, hicieron que se movieran los pies y hasta los móviles con las luces encendidas al ritmo que ellos marcaban, implicando en todo momento a la plaza en su actuación, que incluyó una colaboración sobre el escenario de dos bailarines del grupo folclórico compostelano Cantigas e Agarimos, que el próximo año cumple el centenario de su formación.

Y Tanxugueiras, uno de los grupos que más y mejor representa hoy al trad gallego, cogió el relevo en un concierto que empezó fuerte. Casi sin luz sobre el escenario, sonaron Maltraer Autocracia, dos temas que hablan del maltrato a la mujer y de la cara más cruel del franquismo. «Queremos que a xente sinta angustia», avanzaba Sabela Maneiro antes de la actuación en Santiago, «que é a nosa casa», recordaban de nuevo sobre el escenario. «É difícil vervos dende aquí co tapabocas de marras, o gardabicos», confesaba el trío procedente de Luou (Teo) y Aguiño (Ribeira) mientras se esforzaba por animar al público a cantar y a participar de la fiesta, levantando las manos, gritando y animando, por ejemplo, cada vez que sonaba el triángulo. Tras repasar los temas de su segundo disco, Contrapunto, y un par del primero, acabaron con los temas más bailables y un reaggae no grabado (Tanxureggae lo bautizaron) que puso a la gente en pie a bailar justo antes de abandonar la plaza. 

Ailá y Tanxugueiras demostraron en el fin de fiesta del festival impulsado por La Voz de Galicia y el Concello de Santiago que hay muchas formas de conectar con el público, aún estando este sentado y guardando las distancias sociales. Coros, palmas, pies marcando el compás, manos en alto, aplausos, vítores y hasta la luz del móvil sirve cuando se ponen ganas.