Una mochila viajera en recuerdo de las víctimas del covid-19

Patricia Calveiro Iglesias
Patricia Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

XOAN A. SOLER

Partió de Francia, más 150 de peregrinos la portaron por relevos y ayer llegaba al Obradoiro

25 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre todos los peregrinos que llegaron ayer a Santiago, en la víspera del día grande, hacían su entrada en el Obradoiro unos portando una mochila muy especial. Tiene hasta nombre propio, La Niña. Pertenece a Susanna y se la regaló su abuela cuando iba a hacer por primera vez el Camino, convirtiéndose para ellas en un símbolo de superación. El mes pasado se la cedían al navarro Jesús Ciordia, un veterano de las rutas jacobeas, quien partió hace cinco semanas con ella a cuestas desde Roncesvalles dentro de un homenaje colectivo a las víctimas de la pandemia. Al proyecto, bautizado como La Luz del Camino y coorganizado por Mariló López (quien hace familia de la gente que sigue las flechas amarillas), se unían más de 150 peregrinos y hospitaleros para portar a través del trazado francés la mochila viajera por relevos, desinfectando a La Niña cada vez que cambiaba de lomo. A media mañana alcanzaban la meta (al mismo tiempo que lo hacía una segunda mochila que se unió a la iniciativa siguiendo el Camino Francés), tras completar 36 etapas. Para completar la tradición, obtenían la compostela en nombre de las personas que se llevó el virus y por la tarde asistían a la misa del peregrino. La mochila entró a la Catedral de la mano de sus últimos cuatro porteadores: Jesús, Mariló, Demetrio Sánchez, otro veterano del Camino, y Manuel Mariño, el primer hospitalero de Santiago y desde hace tres años una de las caras que los recién llegados se encuentran en la Oficina del Peregrino de Carretas. Colgando de la mochila, una vieira pintada para la ocasión por Ramón Villanova y las manitas de José Sanchís, Mocho, unas figuritas de plástico que no se compran ni se venden sino que se dan a aquellas personas que aparecen en el Camino y dejan huella en uno. Y, en el interior de La Niña, un saquito en el que los peregrinos podían meter sus deseos por escrito, los cuales se leyeron en voz alta a los pies del Apóstol.

PACO RODRÍGUEZ

Pescado regalado y de autor

No todos los días se puede decir que el pescado se regalaba en la Plaza de Abastos. Pues esto fue lo que pasó ayer, como parte de una campaña de la Organización de Productores de Pesa del Puerto y Ría de Marín (Opromar). En el mercado santiagués se repartieron hasta 400 bolsas de diseño, con las estrellas de su flota en el interior (merluza negra, bacaladilla y jurel), así como el resto de ingredientes necesarios para disfrutar del género y hasta cuatro recetas de autor para sacarles todo el partido, firmadas por los cocineros gallegos Yayo Daporta y Alfonso Díaz. Cada uno de ellos diseñó dos elaboraciones que recorren de norte a sur y de este a oeste la costa española. Daporta, chef ejecutivo de la neotaberna del Boanerges, se encargaba poco antes de la hora de la comida de hacer una demostración en directo en el mercado gastronómico compostelano. Allí preparó in situ sus dos propuestas, una bacaladilla crujiente con emulsión de algas —en representación de la cocina del norte— y sus croquetas instantáneas de merluza marinada —del este—. El arranque de la campaña en la capital gallega contó, por cierto, con la asistencia de directora xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez, y el director gerente de Opromar, Juan Carlos Martín.

Nuevo puesto en la Plaza de Abastos

La Plaza de Abastos de Santiago tiene un vecino nuevo. Se trata del primer puesto de Galo Celta, donde se venden productos certificados de producción ecológica. Con él, Patricia Lorenzo y David Sueiro hacían realidad un sueño realidad, en la nave 1. Ellos pondrán a partir de ahora al alcance de los clientes del mercado compostelano los productos de la granja de Vila de Cruces en los que confían los chefs más reputados de la alta cocina española, como la compostelana Lucía Freitas, Martín Berasategui, Iván Domínguez o Nacho Manzano.