Compostela votó temprano

P. Calveiro, M. García SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Colegios como el del CGAC, instituto Rosalía y en el polideportivo de Milladoiro se registraron colas a lo largo de la mañana

14 jul 2020 . Actualizado a las 00:02 h.

La jornada electoral arrancó en Compostela con una temperatura más que agradable -de 18 grados- y según lo previsto, con todas las medidas de seguridad para garantizar una cita con las urnas atípica, por las medidas implantadas para evitar el avance del covid-19. Poco después de las 9.00 horas ya estaban constituidas las 117 mesas electorales de Santiago y listas para votar al nuevo Parlamento gallego en los 51 colegios habilitados en la capital gallega en esta convocatoria. Tampoco hubo incidencias a nivel comarcal, con 207 mesas y un censo de 136.378 votantes, al igual que en los otros 24 concellos del área compostelana.

Se espanta así uno de los primeros temores en estas elecciones gallegas marcadas por la pandemia, el de la abstención, tanto por parte de los votantes -incógnita aún por despejar- como de las personas llamadas a formar las mesas. Tanto es así que el coronavirus elevó un 30 % las excusas para no participar en ellas y en la junta de zona de Santiago se presentaron más de medio millar de reparos.

Ana Pontón fue la primera de los candidatos a la presidencia de la Xunta en ejercer su derecho al voto. La líder del BNG lo hizo a las 9.15 horas en el Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC), donde había ya colas desde el primera hora. Una decena de personas estaba a las puertas esperando a que abrieran para cumplir en la jornada electoral. Entre los madrugadores también estuvo el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, quien llegaba sobre las 9.30 y tenía que ponerse a la fila como el resto para depositar su papeleta. En cambio, a esa misma hora y a pocos metros de allí, en el colegio de La Salle la afluencia era escasa y no hacía falta esperar. 

Hacia las once de la mañana votó el alcalde santiagués, Xosé Sánchez Bugallo (PSOE), en el IES Xelmírez I. Y a esas alturas de la mañana se empezaban a registrar colas de considerable longitud en el polideportivo de Milladoiro (Ames), así como en el IES Rosalía, donde este año a los dos mil votantes habituales se sumó casi otro millar por el cierre de otro colegio (ni el Aeroclub ni la antigua sede de la Cámara de Comercio albergaron urnas, y en el segundo caso fueron absorbidos por el colegio de la Facultade de Políticas). En el instituto compostelano llegaron a juntarse medio centenar de personas aguardando su turno cuando se registró el mayor pico y a la hora de la comida decidían cambiar el sentido de circulación para que la cola del claustro transcurriera por la sombra. 

Xoán A. Soler

Participación a las 12 horas

Una hora más tarde, salían los resultados del primer avance de participación en las elecciones a la Xunta de Galicia. En Compostela, revelaban un aumento en comparación a los comicios del 2016 de más de 5 puntos, uno más que la subida media registrada a nivel autonómico en este 12J. De hecho, en las tres primeras horas, un 20,13 % de los votantes (más de 26.000 personas) ya habían cumplido en la cita con las urnas mientras que en el 2016 este porcentaje no llegaba al 15 %.

Según este primer avance de participación, los más aplicados de la zona estaban siendo los vecinos de Boqueixón y Tordoia, donde al menos uno de cada cuatro votantes ya se habían acercado a sus colegios. En este segundo caso es, además, donde se reflejaba una mayor subida respecto a la participación en el 2016, un 8,5 % más. Habrá que ver al final de la jornada si este aumento se queda en un espejismo de primera hora, incentivado por este buen tiempo que invita a pasar por las urnas temprano y disfrutar el resto del día en playas y piscinas, o si el ritmo de votación continúa al alza. A las 17 horas, el balance de participación por concellos era el siguiente.

PARTICIPACIÓN A LAS 17.00 (%) ELECTORES QUE YA HAN VOTADO
 A Baña: 44,47% 1.392 
 Ames: 39,86%  9.693
 Arzúa: 40,64%  2.081
 Boimorto: 42,73%  758
 Boqueixón: 50,89%  1.824
 Brión: 41,72%  2.647
 Dodro: 50,56%  1.215
 Frades: 44,28% 921
 Melide: 42,64%  2.626
 Negreira: 40,78%  2.281
 O Pino: 46,68%  1.867
 Ordes: 46,96% 4.801
 Oroso: 43,93%  2.582
 Padrón: 47,91%  3.408
 Rois: 49,10%  1.906
 Santa Comba: 42,74%  3.443
 Santiago: 44,03%  34.780
 Santiso: 42,79%  608
 Teo: 46,05%  7.118
 Toques: 44,87%  455
 Tordoia: 50,68% 1.525
 Touro: 44,75%  1.416
 Trazo: 49,54%  1.355
 Val do Dubra: 44,75% 1.513
 Vedra: 46,31%  1.991

Xoán A. Soler

En el capítulo de anécdotas, más allá de las que tuvieron que ver con los geles hidroalcohólicos y la parcelación de los colegios para respetar la separación interpersonal, hubo algunas relacionadas con el calor. Con una previsión de temperaturas máximas de 32 grados en la capital gallega, en el colegio de Pontepedriña lo pasaron especialmente mal la presidenta y vocales de una de las mesas electorales. Con mascarillas, y situadas justo debajo de una cúpula traslúcida que creaba una especie de efecto invernadero, tuvieron que utilizar pedazos de cartón para abanicarse y combatir la sensación asfixiante. 

Fueron muchos los que acudieron temprano para aprovechar la jornada para otros planes. Entre los primeros en probar el dispositivo especial de esta edición en el CGAC, que incluía la salida por la planta baja, María Sánchez y Fabián Negreira, que ocupaban los primeros puestos de la cola, llegando a llevar incluso una pequeña maleta que custodió su hija en el exterior antes de irse a Arzúa. Aunque ellos apostaron por el interior, había muchos planes de playa, como en el caso de Josefa Charlín, que ejerció su derecho a voto en el IES Rosalía -antes votaba en el Aeroclub- en torno a las once de la mañana y pasó un cuarto de hora en la cola. Con la vista puesta en los arenales de Aguiño acudieron Vanesa y Carlos al pabellón de Milladoiro, a ellos poco tiempo les llevó votar en este colegio electoral que sumaba una docena de mesas. «Fueron tres minutos», explicaban. Peor suerte tuvo Pilar, que hoy tenía previsto festejar su cumpleaños, y se vio obligada a esperar media hora para el sufragio. «Jamás he tenido que hacer cola, que le pongan un auxiliar», lamentaba. Y es que en la mesa 8B había poco después del mediodía más de una treintena de personas aguardando, mientras que en las otras once solo había una o dos o, incluso, estaban vacías. «No sé que pasa, dicen que está mal distribuido el censo», respondía una de las encargadas de agilizar la distribución de votantes para evitar las aglomeraciones.

Los electores se mostraban todos muy tranquilos al ir a votar, destacando la buena organización. Gel nada más entrar -alguno pedía guantes- y mascarillas, fueron anecdóticos los que se acercaron a las puertas del colegio sin ella. «Aquí llegó uno, pero porque se le había olvidado en el coche», explicaba personal situado a las puertas de la Facultade de Medicina. Después, un recorrido diferente de salida para evitar cruzarse con los que entraban. En las mesas más concurridas, los mayores de 65 años no tenían que guardar cola al tener prioridad para depositar su papeleta. Además, a diferencia de otras ocasiones, eran muchos los que ya la llevaban desde su casa, tal y como se recomendaba desde la administración. Este año, en los colegios había muy pocas cabinas, estando las papeletas disponibles mayoritariamente en mesas a la vista.

Entre los miembros de las mesas, también reinaba la tranquilidad y destacaban que los electores cumplían las normas. Así, en las dos mesas situadas en el IES Fontiñas estaban los titulares tanto en la presidencia como en los dos casos de vocales. Amancio García era la tercera vez que formaba parte de una mesa, «e espero que a última», apuntaba. Destacaba la normalidad, sin filas largas, más allá de la concentración habitual en horas punta. Eso sí, los hubo madrugadores y a falta de quince minutos para la apertura, ya aguardaban más de una decena de personas en el exterior. Al igual que en el IES Fontiñas, tampoco se veían colas en puntos como el colegio electoral de San Xerome -con una única mesa-, la Facultade de Filosofía o Medicina, esta última con dos puntos para votar, al igual que en La Salle. 

En todos los colegios electorales, destacaba el amplio dispositivo existente, con personal desde la entrada echando gel en las manos de los electores, hasta después en el interior -en aquellas que tenían más de una mesa- ayudando a su distribución. Además, se intensificaron las medidas de limpieza. En lugares como el colegio de La Salle, si el votante tenía mucho contacto con la mesa, ya se procedía a limpiar de inmediato.

En la zona del IES Rosalía, con gran afluencia de votantes, agentes de Policía también estuvieron ayudando a personas de edad más avanzada a cruzar la calle. En este punto, se produjeron varios tropezones en el escalón exterior. Una persona necesitó atención médica al sufrir un pequeño corte en la cara. También en el exterior del pabellón polideportivo de Milladoiro, una persona que iba en silla de ruedas acabó volcando. Eso sí, pudo votar igualmente con posterioridad. El Concello de Ames habilitó un servicio de minibús adaptado para facilitar el voto de las personas con problemas de movilidad. Para facilitar el sufragio, según indicaron, les traían las urnas al exterior. Entre los electores consultados, tenían claro la importancia de ira votar. «Haino que facer, todos os anos que puiden votar, fíxeno», aseguraba Jesús Barreiro a la salida del CGAC.